¿Cuándo tiene conocimiento del primer caso y qué le contó?
Fue en agosto cuando una de las madres, Ane, se puso en contacto conmigo a través de una amiga común. Me relató lo que le dijo su hija nada más bajarse del autobús, en cuanto regresó del campamento, así como las respuestas que le dieron tanto desde el udaleku como del Ararteko. Poco después llegaron las cartas que había escrito la hija desde el campamento, que también me envió.
¿Y qué le dijo exactamente esa adolescente a su madre?
Que lo había pasado fatal, que se había querido marchar de allí desde el primer momento. Que había sido muy desagrable porque les obligaban a ducharse juntos a chicos y chicas, y que los monitores también se duchaban con ellos. Decía que no tenían otra opción, que protestó y que se quiso ir.
¿Qué respuesta le dio a esa madre la organización?
Le vinieron a decir que era lo que había, que ellos actuaban así. Lamentaban que, quizá, no habían ofrecido la suficiente información a las familias, que no habían sabido comunicar bien lo que hacían en los campamentos. Pero que en todo caso ésa era su ideología. Lamentaban que la adolescente hubiera tenido una mala experiencia, pero señalaban al mismo tiempo que otros muchos niños se lo habían pasado muy bien, así que aquí paz y después gloria.
¿Y el Ararteko?
Le contestó por email que se trataba de una entidad privada y que ellos no tenían nada que hacer ni qué decir.
Entonces esa mujer se pone en contacto con usted. ¿Deciden de inmediato publicar el caso?
Sí, el 5 de septiembre apareció el primer artículo, y a partir de ahí comenzaron a contactar conmigo otras personas, entre ellas un ertzaina que me confirma que todo esto no sólo ocurre este año, que el anterior ya se había interpuesto una denuncia por este motivo. También se puso en contacto una persona que trabaja para la Diputación de Gipuzkoa con menores tutelados, la que denunció lo ocurrido hace un año.
"Hay gente que se remonta diez años atrás"
Se trata de hechos que se remontarían, según figura en las denuncias, al menos a 2021. ¿Por qué no se ha hablado de todo ello hasta ahora?
Incluso hay gente que se remonta a diez años atrás. ¿Que por qué no se ha hablado de ello? Hay varios factores. Las familias se encuentran con este tema y, la verdad, no saben muy bien qué hacer, a quién acudir. Algunas han pedido explicaciones pero tras recibir diferentes portazos se quedan sin mayores opciones porque a nadie ha parecido importarle hasta ahora este tema.
El Gobierno vasco y las tres diputaciones van a activar una mesa de coordinación para analizar “posibles errores del sistema”. ¿Han fallado los sistemas de protección de los menores?
Todos y cada uno. La sociedad que gestiona los campamentos no tenía registrada la actividad y, que sepamos, no existía ningún tipo de control. Es un poco extraño todo, unos campamentos que llevan más de 50 años celebrándose pero parece que ahora nadie sabía que existían. La Diputación sabía lo que estaba ocurriendo porque se le informó de ello, y no hicieron absolutamente nada, al menos la de Gipuzkoa.
La Diputación ha insistido en que no ha enviado este verano a ningún menor, una medida que adoptó desde el momento en que tuvo constancia de una denuncia por estos hechos, el año pasado.
Pero tenía constancia de lo que estaba sucediendo un año antes de la denuncia, porque una persona que trabaja con menores tutelados ya el verano anterior había relatado lo que venía ocurriendo. De hecho, si presentó la denuncia fue porque esta persona contó inicialmente lo ocurrido con la esperanza de que no volviera a suceder. Al final, acabó acudiendo a comisaría cuando constató que ocurrió de nuevo el verano pasado.
“En muchos centros se han implantado los baños mixtos, y hay niñas que se niegan a usarlos por situaciones de acoso y violencia”
¿Cree, como han criticado algunas familias, que las instituciones se han estado “pasando la pelota”?
Hasta ahora ni siquiera se han estado pasando la pelota sino que ha sido más bien una pelota contra una pared. Realmente lo que han hecho ha sido oídos sordos. No han querido entrar en este tema, y no han hecho absolutamente nada. Una desidia que alcanza a la propia Justicia, con un atestado policial que ha estado guardado en un cajón.
¿Qué lectura hace de lo ocurrido en los campamentos de Bernedo?
Los menores del campamento de Bernedo han estado absolutamente desprotegidos. Estamos hablando de una serie de prácticas que la propia entidad organizadora de los campamentos reconoce, tanto en su comunicado como a través del envío de emails a las madres. Unas prácticas que se derivan de la ideología trans y de un mal entendido feminismo liberal, que es todo lo contrario del feminismo. Una ideología que comienza a introducirse en centros escolares.
Protocolos y sistemas de control
¿Qué deben hacer las instituciones, a su modo de ver, para que no vuelva a ocurrir algo así?
Son muchas cosas. Algunas parece que las van a hacer, como establecer requisitos, protocolos y sistemas de control. Pero no van a servir de mucho si se sigue alentando esta ideología que está en la base de todo lo que ha sucedido.
Se le ve molesta con esa ideología.
Sí, y además desde las instituciones se sigue alentando todo este tema del transgenerismo, de los 200 géneros, de lo de que el sexo es un constructo y el género es lo que importa. Si no se pone coto al antifeminismo actual, el transgenerismo y la hipersexualización de la sociedad, no sé que controles pretenden ejercer las instituciones.
Critica que hay “una deriva transgenerista” que está afectando a los menores en todos los ámbitos. ¿A qué se refiere?
Tenemos una ley estatal, la llamada Ley Trans, aprobada también a nivel autonómico, que establece que el sexo sea algo elegible y que, en cambio, el género es lo que define a las personas. Se están mezclando cosas y confundiendo muchos términos. El problema es que se están valiendo de estas leyes para reeducar a los menores en algo complemento acientífico y sexista.
Defiende la necesidad de poner el foco, más allá de los campamentos, en la propia escuela. ¿Por qué?
Porque en la escuela se está impartiendo la teoría de todo ello, sin olvidar que en muchos centros ya se están implantando los baños mixtos, no con duchas pero sí con aseos compartidos. En algunos casos ha sido necesario dar marcha atrás a estos planes porque las niñas se niegan a usarlos debido a situaciones de acoso y de violencia.
¿Qué referencias hay de todo ello?
Todavía no hemos llegado a la situación de Escocia, donde muchas niñas han desarrollado cistittis por no utilizar esos baños compartidos. Ha habido niñas que se quedaban en casa cuando les bajaba la regla por no tener que ir a esos baños compartidos. Es algo que está pasando. Se está impartiendo, además, una formación en educación sexual completamente pornificada en la que se ofrece información a menores sobre tríos y cubanas. Se inculcan elementos de la pornografía sin una necesaria coeducación en igualdad. Al contrario, se está reforzando la sexualización de los menores y los estereotipos sexistas.
¿Y cree realmente que todo ello se está llevando a cabo con la connivencia institucional?
Sí, es algo que está pasando en toda España. De hecho, todas las leyes, la estatal y las autonómicas, han sido aprobadas con el visto bueno de prácticamente todos los partidos políticos. Es algo que ha calado profundamente, y que además se pretende vender como feminista, con lo cual la confusión que se genera es máxima porque al final ya nadie sabe lo que es el feminismo. No sé si es por las leyes que las propias instituciones han aprobado, pero hay un miedo terrible a ser tachado de tránsfobo, retrógrado y facha por estar en contra de todo esto.
"Nuestros políticos no son capaces de decir qué es una mujer"
¿Cree que hay mucha confusión?
Hoy en día, nuestros políticos no son capaces ni de decir qué es una mujer. Si se lo preguntas abiertamente, no te responde ninguno.
¿Por qué?
Porque decir qué es una mujer es tachado de tránsfobo. Decir, por ejemplo, que una mujer es la hembra de la especie humana es transfobia, porque por lo visto hoy en día ser mujer ser mujer se ha convertido en lo que se le pase a cada uno por la cabeza.
Habrá quien piense que todo esto no es más que una guerra abierta, de intereses, entre el feminismo y la ideología queer transgenerista.
Es que lo es, porque esta gente ha venido a destrozar el feminismo y a atacar los derechos de las mujeres. Resulta que ahora cualquiera puede ser una mujer, y resulta que no sólo no desterramos los estereotipos sexistas sino que los sublibamos y además creamos otros 200 géneros en vez de abolirlos. Las mujeres luchamos contra ello, porque nos perjudica. Nos perjudica compartir vestuario y baños. Nos perjudica compartir habitaciones de hospital y cárceles.
¿Se está revictimizando a los menores cuando se pone en tela de juicio la veracidad de su relato?
Totalmente. Ahora están más callados, pero en sus primeros comunicados y en las respuestas que dieron desde la organización no negaron lo que había sucedido. Se da la circunstancia de que muchas personas que han salido a defenderles, han corroborado lo que allí ha pasado, como hemos podido ver estos días en un vídeo en redes sociales de una mujer que estuvo en los campamentos, que confirma todo el relato. La única diferencia es que ella dice que se lo pasó muy bien.
¿Los hechos denunciados son suficientemente contundentes para convencer al juez o al jurado?
Bueno, no soy abogada, no entiendo de jurisprudencia, pero ya son doce denuncias. Hay múltiples testimonios de menores, y todos diciendo lo mismo.
¿Un caso como el de los campamentos da alas a la ultraderecha?
Sin duda. Aquí todos aprovechan y rascan en su propio interés, y lo de menos es el bienestar de los menores. Estaba claro que todo esto lo iba a aprovechar la ultraderecha, y estaba claro que los autores de esas prácticas se iban a defender diciendo que el ataque viene de la ultraderecha. No se trata de ningún ataque a campamentos en euskera, ni va en contra de lo vasco. Es algo que ocurre en todo el Estado.
“Si nos parece terrible que un padre obligue a su hija a ducharse con él, ¿por qué no nos escandaliza que lo hagan unos desconocidos?"
Con respecto al tema de las duchas mixtas, ¿no existe una ley que delimite hasta dónde se puede ir?
Las leyes hablan de la indemnidad sexual de los menores y del derecho a la intimidad. Desde luego que si ponemos todo lo que ha sucedido en un contexto privado, todos nos escandalizaríamos. Nos parecería terrible que un padre obligara a ducharse a su hija con él y con los hijos de los vecinos y el padre de éstos. Nos parecería terrible. ¿Y por qué no nos escandaliza que lo hagan unos desconocidos? En cualquier otro contexto se habrían activado protocolos de protección del menor.
Si estas prácticas se hubiera producido en un internado religioso, las dudas, probablemente, se habrían disipado.
No habría habido ninguna duda. El escenario habría sido justo el inverso: la izquierda atacando los campamentos y la derecha defendiéndolos. Sería exactamente un escenario inverso con los mismos actores, y eso es lo terrible.
"Personalmente me parece horroroso lo que ha ocurrido"
En cualquier caso, ¿dónde queda la presunción de inocencia?
Yo no soy jueza y no voy a emitir un veredicto. Hablo como ciudadana. Y como tal, por todos los indicios que hay en torno a lo sucedido, me resulta condenable, aunque no lo sé si será así penalmente. Personalmente me parece horroroso lo que ha ocurrido y eso no hace falta que me lo confirme un juez.
¿Cree que se ha impuesto el ideario por encima de la intimidad, la integridad y la seguridad de los menores?
Por supuesto. Repito, en España tenemos una ley que está permitiendo hormonar y operar a menores de edad para, supuestamente, cambiarles de sexo. En mi opinión, se está vulnerando todo.
¿Es cierto que una chica relató haber sido obligada a ducharse con un chico que estaba teniendo erecciones y que le había acosado previamente?
Es el testimonio de una de las madres, que señala que esa chica estuvo siendo acosada por otro menor durante todo el campamento. Nadie hizo absolutamente nada. La obligaron a ducharse, ella insistió en hacerlo en bañador pero la presión fue tal que al final tuvo que volver a ducharse desnuda. Sufrió el acoso durante todo el campamento y nadie hizo nada. Cuando lo supo la madre, lo puso en conocimiento de los organizadores, que le dijeron que ya se reunirían, porque son muy asamblearies.
¿Y cómo entiende que, estando sobre la mesa una posible vulneración de los derechos de los menores, haya 137 familias que apoyan sin ambages a los monitores?
Porque la gente está muy confundida y muy engañada con todo esto. El transgenerismo, en todo el mundo, ha ido avanzando sin que se hable de ello, sin debate público. Así se han aprobado leyes como la nuestra. ¿Ha habido un gran debate en torno a ello? No. El segundo motivo, también muy importante, es que si hay que hablar de ello, hay que confundir. El objetivo es que la gente no lo entienda. Por eso se mezcla sexo con género, y por eso al primero que abre la boca lo tachan de tránsfobo. Encima se cuelgan la medalla de feministas, y la gente sigue con un cacao mental que es buscado.
En este caso, el resultado es que estamos hablando de posibles delitos de exhibicionismo, de agresión sexual o de corrupción de menores. El posible reproche penal no es ninguna broma.
No es ninguna broma, y creo que la gente se empieza a dar cuenta, por eso algunos han empezado a callar. El lunes me llamaron de ETB porque querían hacer un programa para hablar de este tema. Querían hablar con padres de un lado y de otro. Me dijeron que tenían el contacto de familias que habían denunciado pero que no encontraron padres de los firmantes que apoyan a la organización y que quisieran hablar. Creo que se están dando cuenta de que esto es mucho más serio de lo que se pensaban. La vergüenza está cambiando de bando.
Hay familias denunciantes que se sorprenden de que los monitores se hayan creído con "la autoridad para hacer algo así".
Esos monitores son chavales jóvenes de poco más de veinte años que probablemente han vivido una educación muy sexualizada y pornificada, y el resultado es ese. Viven educados en toda esa burbuja en la que todo esto es maravilloso y fantástico, y se lo han creído.
"Por debajo de los 16 años el consentimiento no existe"
Se acusa de rancios a padres y madres que critican esas prácticas, y parece culpabilizarse a los propios menores si se incomodan por no ser suficientemente abiertos. ¿Ve autocrítica en la organización?
Es el recurso de siempre. Para ellos las feministas somos poco menos que neomonjas puritanas por defender que los menores no se tocan. La ley lo dice, por debajo de los 16 años el consentimiento no existe. Los menores no pueden prestar consentimiento, está absolutamente viciado y condicionado. Es el mundo hipersexualizado y pornificado en el que vivimos.
Ha sido un medio feminista como el suyo el que ha hecho público el caso. Ustedes señalan que los medios tradicionales callamos a sabiendas. ¿En qué se basa?
¿A cuántas feministas se ven en los medios de comunicación generalistas? Ninguna. No salimos en los medios. No se tiene en cuenta. Se supone que el feminismo hoy en día es, además, todo lo que venimos precisamente denunciando, y que nosotras somos tránsfobas por todo ello. Hay un miedo terrible a ser señalado de transfobia en esta sociedad. El discurso feminista hace tiempo que está silenciado en los medios. Nadie nos pregunta.
Se ha podido explicar ampliamente en esta entrevista.
Afortundamente, sí, está bien que se rompa el tabú.