"Barça o Barzakh” (“Barcelona o muerte”) es el grito que muchos migrantes senegaleses lanzan antes de embarcarse en una patera rumbo a un incierto futuro en Europa o, en el peor de los casos, al fondo del mar. El eslogan, que recuerda a las 6.618 personas que murieron el año pasado intentando llegar al Estado español, da nombre a la última colección de ropa de Top Manta, la marca social y solidaria de los manteros de Barcelona que ha permitido a más de 200 de ellos regularizar su situación administrativa y emprender “una vida digna”. Una experiencia en la que podría posar su mirada Bilbao ahora que el Ayuntamiento está analizando el fenómeno de la venta ambulante y contempla, entre otras iniciativas, la posibilidad de impulsar un plan para trabajar la integración social, económica y laboral de las personas que la ejercen.

Según explica Aziz Faye, portavoz del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona y coordinador del taller de costura de Top Manta, en este trabajan actualmente 15 personas, si bien “la cantidad va variando cada año porque, en cuanto regularizan su situación, tienen que salir para que entren otras”.

Eso no significa, sin embargo, que las abandonen a su suerte. “Después de salir de aquí les ayudamos a buscar trabajo en otras empresas y algunas personas deciden ir a otros países, pero siempre seguimos en contacto. A veces la vida no es fácil y les hacemos acompañamiento para que no pierdan los papeles que ya han conseguido porque si no continúan trabajando, se los vuelven a quitar”.

"Impulsamos el comercio local"

Además de aprender a confeccionar y serigrafiar camisetas, los manteros experimentan, una vez han sido formados, lo que supone a nivel personal disponer de un contrato. “No es lo mismo tener tu trabajo con todos los derechos y garantías que estar en la calle pendiente de la Policía”, compara Aziz, que niega que hagan competencia desleal a los comerciantes. “Esto eran discursos falsos que algunas personas racistas impulsaban, pero saben perfectamente que los trabajos que estamos llevando a cabo no solo no compiten contra el comercio local, sino todo lo contrario, lo impulsan”.

De hecho, explica, las zapatillas que lanzaron el año pasado “se han fabricado en talleres de aquí, en vez de fuera de este país. Esto está impulsando aquellos talleres que estaban a punto de cerrar por el capitalismo, la externalización de las empresas. Nosotros apostamos por hacer todo de manera local y sostenible”.