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El ‘Aita Mari’ pone rumbo a su decimotercera misión

El atunero vasco ha zarpado esta mañana a las 9.15 horas desde el puerto de Pasaia hacia el Mediterráneo central, diez días de travesía y la previsión de cubrir unas 6.000 millas

El ‘Aita Mari’ pone rumbo a su decimotercera misión

Entre aplausos y gritos de ánimo, el buque Aita Mari ha zarpado este lunes a las 9.15 horas del puerto de Pasaia rumbo a su decimotercera misión humanitaria de rescate en aguas del Mediterráneo central. El escenario previsible no es nada halagüeño. Demasiados muertos en los últimos tiempos. “Este año está habiendo más incidentes que nunca con respecto a personas fallecidas, incluidos hundimientos. Estamos a la expectativa”, confesaba a este periódico desde el muelle pasaitarra, poco antes de que zarpara el barco, el presidente de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), Íñigo Mijangos.  

“¡Vamos con el largo de babor!”. El grito del capitán, acompañado del rugido del motor, ponía en guardia a toda la tripulación, que ha soltado amarras con puntualidad y se ha ido despidiendo de quienes quedaban en tierra, entre ellos, el alcalde de Pasaia, Terro Alberro

Una misión humanitaria de esta naturaleza siempre se desarrolla con un margen de incertidumbre. En esta ocasión, la principal novedad para el atunero vasco convertido en buque de rescate humanitario viene de la mano del papel que está desempeñando Túnez, que ha pasado a tomar una parte activa en el control de flujos migratorios, algo que preocupa a la ONG. 

“Es un país que ha comenzado una labor de intercepción de botes. Está respondiendo a la demanda de Italia, de que colabore en la devolución de embarcaciones. Es algo que responde al nuevo pacto migratorio y a las condiciones que se han establecido y donde se prioriza la colaboración con terceros países para reforzar el control fronterizo”, confiesa el presidente de SMH, convencido de que Túnez no participaba hasta ahora de esta manera “tan agresiva y tan activa”.

El freno a la migración irregular de Meloni

El Gobierno italiano, liderado por la ultraderechista Giorgia Meloni, tiene en el freno de la migración irregular uno de sus principales caballos de batalla, y la contención del flujo migratorio en el Mediterráneo central está entre una de sus prioridades. Italia ha instado a Túnez y Libia a hacer más para impedir que los migrantes se lancen al mar

En lo que va de 2024, más de 21.700 personas llegaron a Italia a través de esta ruta marítima, una cifra baja en comparación con los más de 53.000 migrantes llegados en este margen de tiempo en 2023. Entre ellos y ellas se constata la cada vez mayor presencia de menores. De hecho, es la primera misión del Aita Mari en la que el buque acude con chalecos para bebés, un dato que refleja el agravamiento del drama migratorio. “Cada vez es más habitual en los rescates la presencia de menores, lo que viene a demostrar que lejos de mejorar la situación en los países de origen, continúa degradándose”, asegura Mijangos.

Se advierte un cambio de perfil entre las personas que huyen de sus países. “Antes eran prácticamente todos hombres, y ahora están viniendo cada vez más mujeres con niños”, reconoce Isa Eguiguren, responsable de comunicación de la misión, que ha atendido a este periódico poco antes de zarpar.

Esta mujer figura entre los catorce tripulantes del buque de salvamento –ocho profesionales y seis voluntarios, tres socorristas, dos enfermeras y una periodista- que se han embarcado esta mañana en una expedición prevista de unas cinco semanas en las que cubrirán 6.000 millas. “No dan por ahora buenas condiciones de mar y esperemos que vayan mejorando porque el viaje es largo, de unos diez días”, indica Eguiguren. 

La tripulación lleva un mes de concienzuda preparación durante el que han tenido ocasión de entrarse a fondo para saber, por ejemplo, cómo actuar en caso de incendio en el barco. Los ejercicios prácticos se han llevado a cabo principalmente con Neska y Donostia, como llaman a las dos zódiac que en última instancia son las que aproximan a los náufragos. “Todos los días hemos ido entrenando casos urgentes”, detalla Egiguren, sin olvidar la ingente tramitación burocrática que ha sido necesaria por parte del capitán.