Las familias de la ikastola Langile escenificaban ayer una concentración en Hernani su malestar por la deficiente calidad del menú escolar que sirven a sus hijos e hijas. Tras un par de semanas con varios capítulos preocupantes, la gota que colmó el vaso llegó este pasado viernes, día en el que los encargados del comedor tuvieron que retirar las alubias porque estaban en mal estado y un niño encontró un gusano en el pescado.

“Las alubias no estaban buenas y un chaval encontró en el segundo plato un gusano marrón y que se movía. Ahí saltaron todas las alarmas”, recuerda Beñat Mendiburu Vallés, padre de dos hijos y delegado de un aula de 6º de Primaria, que lamenta que en la decisión del Gobierno vasco de otorgar la concesión a Serunion “la clave ha sido el precio”: “Hicieron una propuesta más barata que Ausolan, que es la que llevaba hasta ahora los comedores, y les dieron la concesión”.

Dice Mendiburu que, una vez conocido el cambio de empresa que iba a suministrar la comida a la ikastola, se pusieron “en alerta”, ya que leyeron noticias “sobre problemas en la calidad de los alimentos que servía Serunion: “Ha habido casos parecidos en León, Logroño, Castilla-La Mancha... también en Durana (Araba) retiraron las alubias el viernes”.

El cambio de Ausolan a Serunion se ha producido este mes de noviembre, pero apenas dos semanas han bastado para que se produjeran varios capítulos de mala calidad en la comida. “Un día les quitaron el filete porque no se podía ni cortar de lo seco que estaba, otro día el puré olía mal, también hubo un día en el que la carne guisada olía a pasada...”.

Es una situación que los padres y madres del alumnado de Langile quieren zanjar: “Nos reunimos el sábado por la mañana todos los delegados. Decidimos hacer esta concentración de protesta que hemos llevado a cabo hoy y, además, mañana lunes nuestros hijos van a ir de casa con el bocadillo y la fruta. Es un acto simbólico, pero sirve para decir que no queremos la comida de Serunion y que nuestros niños van a comer”.

Mendiburu pone una importante cuestión sobre la mesa: “Hay un tema que hay que tener en cuenta, y es que hay niños cuyo único plato del día es el que comen en el comedor y, si pueden, repiten. Hay familias vulnerables que viven muy justas y es lo que comen sus hijos. El viernes se fueron sin comer, así que no se trata solo de la calidad mayor o menor del menú”.

Cocina propia

La petición por parte de las familias es clara: “Pedimos que se rescinda el contrato con Serunion. El viernes ya se supo que Educación abrió un expediente con el objetivo de rescindir el contrato, pero por ahora no sabemos más”.

También quieren “un cambio de modelo”: “Estamos impulsando el poder implantar cocinas en los centros y gestionar que la comida venga lo más cerca posible, con agentes locales, y cocinar en los propios centros. Llevamos insistiendo en esto desde el curso pasado y no hemos tenido respuesta. Ahora dice el Gobierno Vasco que lo va a estudiar. Solo queremos que se nos permita tener cocina propia, no queremos que nos lo subvencionen ni nada, simplemente poder cambiar el modelo”.