Con apenas 4 años Olaia Tejeda se calzaba las zapatillas de ballet o los patines mirándose en el espejo de su madre y de sus tías. Por aquel entonces era un juego, pura diversión. La dulce inocencia de descubrir el mundo que veía a su alrededor. Fueron pasando los años y aquellos primeros sueños de la infancia que parecían inalcanzables se convirtieron en realidad al cumplir la mayoría de edad. Fue el año pasado cuando se proclamó campeona del mundo de baile deportivo en Alemania por primera vez. Una hazaña a la altura de pocos deportistas que, sin embargo, Olaia ha vuelto a repetir este año conquistando de nuevo la medalla de oro en el campeonato del mundo celebrado este pasado fin de semana en Lommel (Bélgica).

Ahora esta joven vecina de Berango, integrante del club CP Show Getxo, a sus 19 años puede decir con orgullo que es doble campeona mundial. “Vivir esta experiencia por segunda vez es un sueño. Ya lo fue ser campeona del mundo por primera vez y ahora es ver cumplido un doble sueño. Algo insuperable e indescriptible. No me salen las palabras. Este año tenía el listón muy alto, pero creo que lo he superado”, reflexiona aún emocionada.

En este sentido, se refiere a que además del oro logrado por unanimidad del jurado en la modalidad de danza moderna, que supone a su vez el pase directo a una categoría superior, también logró la medalla de bronce en categoría Novice, en la que se estrenaba tras la clasificación del año pasado en el mundial.

A este respecto, el salto de categoría en danza moderna supone escalar hasta el último peldaño existente y quemar a etapas a una velocidad de vértigo. “Lo afronto con ilusión y al mismo tiempo con una sensación de adrenalina en el cuerpo porque al final todos los que están en esa categoría son campeones del mundo”, destaca.

Sin duda, se trata de un nuevo paso en su brillante carrera deportiva que encara, además de con mucha madurez, con “ ganas, fuerza y energía”. Por eso si el 2022 fue redondo y el 2023 ha continuado siéndolo, el 2024 puede seguir deparándole muchas alegrías. Por el momento, ahora le toca disfrutar de un merecido descanso. “Paro una semana para descansar muscularmente porque el esfuerzo físico es enorme tras la competición. Además, he tenido que afrontar el fin de curso en la universidad y todo unido genera un estrés importante”, señala esta futura fisioterapeuta que acaba de completar el primer curso de la carrera. Le quedan tres por delante pero los afronta con la misma mentalidad arrolladora que en la pista.

Sobre esta línea, durante este periodo de descanso estará rodeada de su familia y de los compañeros y compañeras del club, es decir, los incondicionales que siempre le arropan en cada competición. Un cariño que agradece enormemente y que quiere devolverles, tanto a su equipo formado por Giulia Testaferrata, Vittorio Anelli y su madre Eva Sainz, como “a las familias del club, a Getxo Kirolak, amigos y compañeros por el apoyo, los mensajes, llamadas, dibujos, etc., que habéis ido enviando. Estábamos lejos, pero nos sentimos cerca”, apunta.

Una vez que recargue pilas volverá a poner sus miras en los próximos retos que tiene por delante. El más inmediato será un campeonato internacional en octubre. “Lo afronto con muchísimas ganas”, sentencia.