Shein es esa marca que tantos influencers promocionan en redes sociales, vendiéndola como la forma más sencilla de comprar ropa, a saber: la eliges en Internet, seleccionas un punto de recogida en tu ciudad y en unos pocos días (a pesar de producirse en China), la podrás recoger. 

Su cuenta de Instagram en el Estado española alcanza los casi 600.000 seguidores y otras cuentas como las de Facebook y Tik Tok superan los 200.000. Se venden como el ejemplo a seguir en términos de moda rápida, llegando a producir una prenda de ropa en apenas una semana, desde el diseño hasta el embalaje. Todo mediante una tienda virtual con ropa excesivamente barata y con una publicidad online muy agresiva

Ahora bien, los trabajadores que producen esta marca no tienen unas condiciones laborales tan idílicas como las que disfrutan estos influencers: trabajan más de 75 horas semanales, sin contrato y con carencias graves en la seguridad (pudiendo derivar en situaciones parecidas al derrumbe del Rana Plaza). Así, alguien que produce ropa para Shein puede llegar a trabajar más de 320 horas en un mes. 

Un informe redactado por Public eye, cuyos investigadores han permanecido anónimos por razones de seguridad, muestra el incumplimiento de los derechos humanos en los dominios de Shein. Un ejemplo muy claro de la explotación que realizan se encuentra en el pueblo de Nacun, donde se pueden encontrar decenas de talleres en pocas calles. 

Según el testimonio de algún habitante, casi todo el pueblo trabaja para Shein, dejando caer que incluso los niños producen ropa. En los edificios y calles de esta ciudad, cuentan los investigadores, era normal ver bolsas llenas de ropa o rollos de tela bloqueando el paso. 

Además, hay que remarcar las pésimas condiciones de seguridad, pudiendo suceder un desastre en caso de incendio, pues al extenderse la fábrica de Shein por todo el pueblo, mediante bolsas de ropa por ejemplo, una simple mecha pondría en peligro miles de vidas. 

Condiciones similares aparecen en la fábrica principal de la empresa, situada a poco más de una hora de la ciudad Guangzhou. Empleando a más de 10.000 personas, esta fábrica funciona las 24 horas del día mediante jornadas laborales de doce horas

Gracias a estas prácticas tan precarias y a no firmar un contrato con sus miles de trabajadores (a pesar de ser una gran fábrica y de la obligación de la legislación china a hacerlo), Shein ha podido alcanzar a grupos como H&M o Inditex en términos de ingresos.

Este método empresarial va más allá de la producción y si no son capaces ni de firmar un contrato con sus trabajadores, ni siquiera se van a molestar en tener tiendas propias en, por ejemplo Navarra. Si un usuario compra una prenda, la forma de obtenerla es recibiéndola en uno de los diez puntos de recogida con los que colabora Shein, siendo uno de ellos una farmacia en Pamplona.

La empresa china busca de manera tan desesperada ahorrar dinero que, aparte de contratar de forma precaria a miles de trabajadores y de contar con cuentas bancarias en paraísos fiscales, en base a varias denuncias de diseñadores textiles, también roban diseños. 

Abrir los ojos a los 'infuencers'

El informe busca mostrar en su integridad los malos hábitos de Shein en cualquier punto de la cadena de producción. Ahora bien, la Campaña Ropa Limpia, no solo ha traducido el informe y lo ha traído a España con la sencilla intención de mostrárselo al público, sino que también quieren llegar al concreto de los influencers, pues son estos los que difunden masivamente este negocio. 

Un ejemplo de su poder son las tiendas pop up que ha llegado a hacer Shein en Madrid y Barcelona. La asistencia fue tan concurrida que las críticas que hubo al evento fueron dirigidas a la gran influencia en forma de largas colas y gente sin poder entrar al establecimiento.

Aún sin ser los grandes influencers que dominan el Internet hispanohablante, varios vídeos de publicidad de esta marca han conseguido millones de visualizaciones, desarrollando una relación de retroalimentación entre la empresa y el divulgador. En conclusión, detrás de esa empresa que se vende cómo la líder en cuanto moda rápida y que cuenta con el apoyo de celebridades, se esconde un entramado de explotación, supresión de derechos humanos y falta de transparencia fiscal.