“La pandemia ha parado todo, pero no ha parado el cáncer”. Así de contundente se expresa Maite Elorriaga, la presidenta de Acambi, y lo dice con conocimiento de causa, ya que a la asociación “se están acercando este año muchas más mujeres que las que atendimos por teléfono el año pasado y el anterior. Puede que durante dos años haya habido un miedo a ir al médico e igual hay también un diagnóstico un poquito más tardío”. Por ellas y por todas las afectadas, la entidad recuperará el próximo 9 de octubre en Bilbao su carrera solidaria, en la que ya se han inscrito, desde que se abriera el plazo hace poco más de una semana, 2.500 personas.

Tras dos años de parón -en 2020 no se celebró y el año pasado lo hizo con recorrido libre para evitar aglomeraciones-, la carrera retomará su trayecto habitual, con la explanada del Museo Guggenheim como punto de partida y la meta de reunir a 10.000 participantes. “Tenemos una ilusión tremenda. Vivir esa emoción, esa entrega y cariño que recibimos por parte de todo el mundo te pone los pelos de punta”, confiesa Elorriaga, deseosa de “poder potenciar la investigación porque, sin ella, no tenemos futuro”.

Con ese fin se empezó a organizar en 2014 este evento solidario. Desde entonces han recaudado y donado más de 372.000 euros al estudio de los tumores de mama resistentes a los tratamientos hormonales, que desarrolla la investigadora María del Mar Vivanco en CIC bioGune. En esta convocatoria esperan reunir 70.000 euros, a razón de 7 euros por cada persona inscrita, que recibirá, a cambio, una camiseta y el dorsal. “De esa cantidad daremos todo lo que podamos una vez cubiertos los gastos. Este año la inscripción cuesta un euro más porque no contamos con la colaboración del patrocinador principal y esa cantidad la hemos tenido que asumir nosotras”, aclara Elorriaga. Quien quiera arrimar el hombro, pero sin desgastar suela, también podrá hacerlo realizando su aportación a través de la web de Acambi.

GOTEO DE PEQUEÑAS DONACIONES

Cuenta la presidenta de Acambi que la mayoría de los fondos que recaudan proceden de “un goteo de pequeñas donaciones”, quitando las de “Javier Abaurrea, que el año pasado, tras estar 16 horas seguidas subiendo y bajando los montes de Gordexola por las 16 sesiones de quimio que recibió su mujer, nos entregó más de 11.700 euros y una persona anónima, que donó 5.000 a nivel privado. Puede haber alguna empresa que te da 500 o 1.000 euros porque igual han hecho una colecta entre compañeros, pero lo demás son pequeñas aportaciones”, detalla Elorriaga.

De entre todas las donaciones, las cuantiosas, aunque muy necesarias, no tienen por qué ser las más valoradas. “Alguna persona mayor a la que ves que no le sobra nos ha entregado 100 euros. Esos 100 euros tienen más valor que 2.000 de una empresa porque ves el esfuerzo que ha hecho y el amor y el cariño que está poniendo cuando te está donando eso”.