El pronóstico de los pacientes con cáncer de mama ha mejorado mucho en los últimos años gracias a diagnósticos más precoces, a la utilización de terapias dirigidas a tumores concretos, a la identificación de poblaciones de pacientes que no van a necesitar la quimioterapia y a una menor toxicidad en los tratamientos. Estos avances van a ser analizados en el 14º Simposio Internacional del grupo GEICAM de investigación del cáncer de mama que se está celebrando en el Kursaal y que reunirá de manera presencial a más de 400 especialistas en el Kursaal de Donostia.

Cada año son diagnosticadas entre 1.600 y 1.800 personas en Euskadi. Gracias a la investigación, la mortalidad asociada a este tumor disminuye aproximadamente un 1% cada año, con una supervivencia media superior al 80% a los cinco años del diagnóstico, según explica el doctor Ander Urruticoechea, vicepresidente de GEICAM y médico oncólogo de la Unidad de Gestión del Cáncer de Gipuzkoa.

Hay mucho por avanzar en el abordaje de lo que se considera “un problema social de gran magnitud”, entre otros motivos, porque esta enfermedad genera muchos años potenciales de vida perdidos al afectar a población más joven. “Necesitamos mejorar los resultados en el cáncer de mama e investigar cómo diagnosticar y tratar mejor a estos pacientes para disminuir la enorme carga social que supone”, indica Ander Urruticoechea.

El pronóstico de este enfermedad ha mejorado mucho debido al diagnóstico precoz y a la incorporación de tratamientos dirigidos. Y esto ha sido posible gracias a la personalización e individualización de las terapias, el desarrollo de moléculas dirigidas a características específicas de los tumores y la disminución del porcentaje de pacientes con quimioterapia. Estos dos últimos avances han comportado además una reducción de las toxicidades.

Isabel Álvarez, oncóloga de la Unidad de Gestión del Cáncer de Gipuzkoa, destaca los avances en el cáncer de mama cuando la enfermedad está localizada (precoz) y cuando está avanzada (metastásica). En el primero caso, el objetivo fundamental es conseguir los mejores resultados para cada paciente minimizando al máximo las toxicidades. En el caso metastásico, “el objetivo de la investigación es curar, algo que está lejos de nuestro alcance. Sin embargo, estamos consiguiendo en bastantes casos cronificar la enfermedad, con unos índices de calidad de vida bastante buenos, aunque nos falte mucho camino por recorrer”, apunta.

Para el cáncer de mama metastásico se abren nuevas posibilidades de tratamiento con los anticuerpos conjugados (que combinan el anticuerpo monoclonal y la quimioterapia) y que actúan como “caballo de Troya” al entrar en las células tumorales y destruirlas sin dañar tanto otras células sanas. Este es el caso del novedoso fármaco combinado trastuzumab deruxtecan que se posiciona como terapia estándar de segunda línea en cáncer de mama metastásico del subtipo HER2-positivo. Para los cánceres de mama del subtipo triple negativo, el menos frecuente pero el más agresivo al contar con menos opciones terapéuticas, la inmunoterapia se sitúa como tratamiento en casos metastásicos y localizados. “Es un campo muy activo y probablemente veremos nuevos avances en el futuro”, explica Isabel Álvarez.

La importancia de la investigación

En la presentación de este simposio, que se clausura mañana sábado, el presidente de GEICAM, el oncólogo Miguel Martín, ha destacado la importancia de la investigación académica independiente de la industria farmacéutica, aunque también exista colaboración, para impulsar el abordaje del tumor más frecuente en la mujer. “Los grupos de cooperación académicos no tienen reconocimiento legal, no tenemos acceso a las convocatorias públicas de financiación y eso nos dificulta poner en marcha estudios. No se puede hacer investigación clínica con voluntarismo”, ha lamentado en conferencia de prensa.