François Lurton es propietario de varias bodegas en todo el mundo; una de ellas es Campo Elíseo, con viñas en Rueda y Toro. Recientemente ha estado en Bilbao, donde ha desplegado los aromas y sabores de sus vinos blanco y tinto ante un grupo de sumilleres en una sesión de trabajo con la que desea conquistar los paladares vascos. Le sobra experiencia y dedicación además de inquietud por conocer nuevos vinos, una pasión que transmite con elegancia. Verle catar sus propios caldos es un ritual.

¿Cuál fue su primer contacto con el vino?

- He nacido como Obélix. Como decimos he caído en la marmita. Soy la cuarta generación de bodegueros de la familia. Mi bisabuelo empezó y los Lurton somos bodegueros desde siempre. He pasado mi vida en los viñedos. En los años 60 tener castillos no te permitía una vida muy rentable así que he trabajado de noche en las cubas, en los viñedos, desde la poda a la plantación y la vendimia. He pasado mi vida viviendo en la casa en torno a los viñedos.

¿Nunca se planteó otra vida?

- Estudié en París y quería ser piloto de avión. Había muchos pilotos militares entonces y se cerró la escuela así que empecé en una escuela comercial y después trabajé para Moët Chandon. Mi padre me llamó porque necesitaba ayuda para desarrollar los vinos de la familia y volví para trabajar durante diez años en la familia antes de crear mi propia empresa.

Los Lurton no son una empresa.

- Somos quince Lurton trabajando en diferentes viñedos, no es una empresa, es una familia. Cada uno hace las cosas por su cuenta.

¿Se imagina que no le hubiera gustado el vino?

- No sé. Nunca he pensado hacer otra cosa. Me gusta compartir vino, probar... es algo que hago con mis amigos porque en Burdeos todos somos hijos de bodegueros así que el vino es parte de nuestra vida. No está bien decirlo pero con vino han sido nuestras primeras fiestas.

¿Usted cree que aquí la gente entiende de vino o se toma de una manera demasiado popular?

- Es lo que he dicho a los sumilleres con los que he estado para presentar mis caldos. Creo que falta curiosidad en los consumidores. Se quedan con el que ya les gusta. Hay que educar a que la gente pruebe otros caldos diferentes. Si no comemos siempre lo mismo por qué no probar otros vinos. Por eso hay que educar al consumidor.

¿Y a usted cuál es el vino que más le gusta?

- Todos. No tengo una preferencia por un estilo en particular. El momento es muy importante. Con quién estemos, el clima, la comida. El mejor vino depende del momento.

¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por una botella?

- Es algo que he dicho a mi equipo. Cuando hemos ido tomar un vino caro tengo claro que es porque nosotros lo hemos vendido caro. No podemos decir al restaurante que un vino es demasiado caro. Puedo tomar un vino de 300 o 400 dólares en un restaurante.

Euskadi es un lugar donde el vino es más barato que en otras capitales del Estado.

- Yo veo que aquí hay una costumbre entre la población de tomarse una copita en la calle. Eso no pasa de la misma manera en Madrid, por ejemplo. El consumo es diferente por eso la demanda aquí es mucho mayor y eso hace que los precios sean diferentes también.

¿Es la primera vez que presenta sus vinos en Bilbao?

- Vine aquí hace muchos años y también al Guggenheim dos veces pero no para presentar mis caldos. Este vino Campo Elíseo que he creado junto a Michel Rolland es la primera vez que lo presento aquí.

¿Ha establecido contacto con bodegas y restaurantes de la capital para dar a conocer sus vinos?

- Me he reunido con sumilleres de diferentes restaurantes con los que he realizado una cata.

¿Le gustan los vinos de Rioja?

- No conozco bien. Tengo una pequeña sociedad que distribuye vinos de la Rioja en Francia y en general me gustan los de tempranillo pero no conozco bien la manera de trabajar. No tengo una idea preconcebida sobre los vinos.

Supongo que en su visita está el deseo de que un día la gente salga a la calle con una copita de Campo Elíseo.

- Es lo que he dicho. Hay un panel de vinos de Toro muy buenos con una relación calidad precio impresionante y me gustaría que se conocieran.