Ómicron sigue dejando un alud de contagios sin precedentes, que encadena cifras históricas de incidencia y un aumento en la presión asistencial, sobre todo en la Atención Primaria, lo que ha llevado a algunas comunidades como Euskadi a tomar medidas para descongestionar su sobrecarga. Así, por ejemplo, algunos médicos recién jubilados se incorporarán a distintos ambulatorios y centros de salud vascos para realizar labores como control de bajas ya que es una función que solo la pueden realizar los facultativos.

Esta reincorporación al servicio activo de algunos profesionales contribuirá a aliviar la saturación que padecen ambulatorios y centros de salud. Una tensión asistencial que supone un riesgo añadido al control de la pandemia ya que casos positivos pueden estar quedando fuera del control sanitario, pasando por debajo del radar ante la dificultad de acceso a la red de medicina comunitaria. Y es que los activos humanos y los recursos de Atención Primaria también se han visto reducidos por el alto número de contagios, lo que provoca gran necesidad de personal.

Aluvión

Se trata de algo totalmente voluntario, no obligatorio, y servirá para reforzar la puerta de entrada del sistema sanitario vasco que estas semanas atraviesa la sobrecarga de trabajo más importante de toda la pandemia. Además del aluvión de infecciones, “se les ha unido la gestión de casos, de contactos y seguimiento de positivos con la vacunación de niños y, encima, la ciudadanía se enfada por las esperas. El panorama es malo y el personal sanitario está ya muy cansado”, asegura Amaia Mayor, del sindicato de enfermería SATSE.

Y es que una de las consecuencias de la elevadísima transmisión del virus es su repercusión en varios colectivos profesionales, entre ellos los trabajadores sanitarios y sociosanitarios. En algunos lugares del Estado varios centros se han visto obligados a echar la persiana por las numerosas bajas entre su personal sanitario.

Y, por ejemplo, en Reino Unido, cuatro hospitales del condado inglés de Linconshire se han declarado en situación de emergencia y han limitado servicios por la escasez de personal.

En medio de un servicio sanitario muy tensionado y con la carga de trabajo por las nubes, Osakidetza sigue fiando la mejora de la evolución de la pandemia a la vacunación que avanza a buen ritmo tanto en las dosis de refuerzo como en los antídotos para menores. En el caso de la vacuna pediátrica, destinada a niños de 5 a 11 años, ha puesto el 84% de las 60.000 recibidas. De las 50.690 dosis inyectadas a menores de 5 a 11 años, 6.004 son dosis únicas.

Terceras dosis

Por lo que respecta a terceras dosis, por el momento se han administrado 30.538 terceras dosis a personas mayores de 90 años (el 95%), 112.379 a personas de 80 a 89 años (el 92%), 194.247 a mayores de 70 a 79 años (el 93%), 217.678 a personas de entre 60 y 69 años (el 80%) y 205.085 a vascos menores de 60 años (el 17%). En total, las dosis de refuerzo inoculadas en Euskadi ascienden a 759.927.

De hecho, esta misma semana han empezado a ser citados para recibir su tercera vacuna el colectivo de 45 a 49 años

La ‘cara’ En Euskadi, han recibido al menos una dosis de la vacuna 1.836.464 personas, mientras que 1.814.088 han recibido la inmunización completa.

La ‘cruz’. Las tasas más bajas entre los adultos corresponden a la franja de 20 a 29 años, que ha alcanzado en este último boletín el 82% de vacunados con pauta completa (hay un 84% con al menos una dosis), y en la de personas de 30 a 39 años, con un 84,8%.