LA última vez que Iñaki Sarasua y Eva Magrach visitaron Castro fue en septiembre de 2019. Desde entonces apenas han podido salir de Sopela, municipio en el que viven. Lo tenían claro, el primer día que decayera el estado de alarma harían una excursión a Castro y el próximo fin de semana lo pasarán en Ezcaray, donde tienen una casa a la que tampoco van desde que la pandemia trajo como consecuencia los cierres perimetrales.

La medianoche del sábado al domingo escucharon cohetes y tuvieron sus dudas. Podían coger en ese momento el coche y pasar la muga a La Rioja o esperar a que amaneciera y pasar la mañana en Castro. Después de más de un año de movilidad limitada cualquiera de los planes se les antojaba apetecible. Por proximidad, se decantaron por estrenar la libertad en Cantabria, reservándose, eso sí, el próximo fin de semana para visitar Ezcaray.

En su caso, rodeados de monte y playa, no es que echen de menos tomar el aire, pero en cambio les gusta cambiar de aires y recorrer kilómetros en su descapotable, un placer al que Iñaki no quiere renunciar.

Respetar las normas

Ninguno de los dos está vacunado, pero creen que "si respetamos las medidas sanitarias recomendadas como el uso de mascarilla, o la distancia social, no tiene por qué pasarnos nada", señala Eva.

Ella es profesora en un instituto de Getxo y cada día imparte clase en un aula de 25 alumnos. "Así que no sé que es peor", explica. Lo dice porque al menos en la calle está al aire libre. Iñaki trabaja en DHL y tiene contacto directo con otros compañeros. En todo este tiempo han acudido a sus puestos de trabajo y, gracias a las precauciones que han tomado, han sorteado los embates del virus. Ahora esperan ser vacunados en breve.

Iñaki y Eva esperaban con ganas recuperar la libertad. "A veces nos hemos planteado la validez de las medidas porque veíamos que en otras comunidades como Madrid, donde había más apertura de horarios y menos restricciones, pasaban incluso por fases mejores que la nuestra". Ayer domingo, recuperaron sus costumbres, entre ellas, la de ir al menos una vez al mes a Castro o a Laredo, a El Puntal. Y combinarán esas salidas con los fines de semana en Ezcaray.

Los vascos vuelven a Cantabria tras el fin del estado de alarma

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Como Eva e Iñaki, miles de vascos cada fin de semana cruzan la muga para cambiar de comunidad y con ello de hábitos. Si Castro estaba a rebosar, no lo eran menos Haro y Ezcaray, donde la Plaza de la Verdura se convirtió en un lugar de encuentro y repaso de anécdotas de los otros vecinos de esta localidad riojana que vive los fines de semana la llegada de muchas familias vascas.

"Tomando las medidas sanitarias y estando en el exterior no tenemos miedo"

Vecinos de Sopela