"Soy un tío de Artajona, esta es mi tarjeta de presentación", presumía David Beriain. Estaba orgulloso de su pueblo y quería volver a él y desde allí contar el mundo. No era amante de correr riesgos innecesarios y era muy precavido a la hora de organizar todos sus reportajes. Él y su equipo recorrieron el mundo contando historias que permitían al espectador vivir unas realidades, muy lejanas.

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Asesinan al periodista navarro David Beriáin en Burkina Faso

Su voz era vibrante en todas las entrevistas, citas obligadas cada vez que estrenaba programas y multiplicaba las temporadas de cada uno de ellos, la mayoría realizados para DMAX. A la pregunta de si sentía miedo, él asentía sin rubor: "Siempre y a todas horas se siente el miedo. Soy una persona que reivindica el miedo, me califico a mí mismo como cobarde. El miedo es un mecanismo muy sano que tiene el cuerpo para decirte que no debes estar en un lugar determinado. El día que deje de sentirlo es posible que tenga que dejar este trabajo porque querrá decir que algo dentro de mí se ha muerto y que no funciono lo suficientemente bien", comentaba hace un año.Programa a programa estuvo presente en las páginas de los diarios del Grupoy fue portada de la revista semanal ON en diciembre de 2018. A una pregunta hecha para esta última publicación: "¿Por qué le gusta tanto el riesgo? ¿No se cansa de caminar por la cuerda floja y frágil del peligro?", contestó con rotundidad: "Digamos que sigo enamorado de las historias y de las conversaciones que tengo con la gente que vive diferentes realidades a las tuyas o la mías. La cuerda floja de la que hablas y los peligros son reales, son elementos con los que hay que vivir para poder llegar a determinadas personas. No me gustan especialmente ni el riesgo ni el peligro".

Soñaba con volver a su tierra y lo confesaba en su última entrevista con este periódico: "Tengo un sueño en la vida, hacer estos documentales desde Navarra, desde mi pueblo y desde mi Cerco (el castillo de Artajona). Algún día lo conseguiré, eso espero". Era un hombre que no alardeaba de sus trabajos, los consideraba "periodismo de inmersión". Fue durante años un gran narrador, se curtió en muchas batallas, cercanas y lejanas. Decía con mucho orgullo que había descendido a muchos infiernos.