Bilbao ya tenía el 87% de sus calles limitadas a 30 km/h, hasta que en septiembre de 2020 Gil extendió la medida a todas sus vías. Le llovieron "palos", pero hoy se reafirma

¿Por qué a 30 km/h?

-Lo primero es que no queremos víctimas. Queremos reducir la siniestralidad lo más posible. Y luego, todos los alcaldes, sean grandes o pequeños, tienen una vocación. Queremos una ciudad sin humos y sin ruido. O dicho de otra manera, queremos reducir a la mínima expresión los gases de efecto invernadero que produce el tráfico y el impacto acústico.

¿Tiene datos?

-Hay ya estudios que demuestran que el impacto acústico tiene muchos efectos adversos sobre la salud. El primeros es que genera cardiopatías. El segundo es que enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, se desarrollan de manera más cruel o más rápida y, por lo tanto, tenemos que estar todos comprometidos a mejorar, más que la sostenibilidad, que también, la salud. Y en ese sentido, es en el que nosotros buscamos el ciudadano activo que se mueve andando o en bicicleta, coge el transporte público y en última instancia, utiliza el vehículo privado. No puede ser que la gente muera en nuestras calles.

¿Son alarmantes los datos de siniestralidad?

-¿Pero sabes qué pasa?, que con una sola persona que muera en la calle ya tenemos que actuar. Hay un dato que es demoledor, mientras en las vías interurbanas la siniestralidad está cayendo un 6%, en las vías urbanas ha crecido un 6%. De tal manera que la ratio de muertos es que el 36% de los muertos de 2019 murieron en vías interurbanas y el 64% restante en vías urbanas, lo cual quiere decir que en las ciudades tenemos muchos deberes por hacer.

¿Tantos fallecidos en vías urbanas?

-Y además, el 70% de los fallecidos eran personas vulnerables, mayores de 65 años. Por lo tanto, en una ciudadanía que envejece en Euskadi, tenemos que poner la ciudad al ritmo que esa ciudadanía necesita para preservar su salud y su integridad. Y calmando a 30 km/h, garantizamos que esa gente que pierde capacidad cognitiva y motora, tenga capacidad para reaccionar ante cualquier contingencia de tráfico.

Hubo tiranteces cuando implantó usted esta medida en Bilbao.

-No le pongas tiritas. Me dieron más palos que a una pera. Hubo sectores muy reactivos (taxistas y repartidores sobre todo). La gente cuando le cambias el parámetro de su vida, de su día a día, reacciona. Al principio la gente no ve más que los efectos negativos. Pero el final de la película es que cuando ven los efectos positivos, nadie, absolutamente nadie, quiere volver atrás. Sabíamos que íbamos a tener uno o dos meses muy conflictivos, pero a día de hoy en Bilbao somos conscientes de que la apuesta ha sido colectiva, de que no se ha hecho con efecto punitivo de la multa, sino a través de la pedagogía. Y eso no quiere decir que no multemos, pero estamos satisfechos. Además, la Comisión Europea nos ha dado al premio a la Ciudad Segura de 2020.

Es usted presidente de la comisión de Movilidad de la Federación Española de Municipios y Provincias. ¿Qué le trasladan los alcaldes, cuáles son sus dudas?

-Lo primero que le da es miedo, qué me va a pasar públicamente. Y yo les digo, si lo estudias y lo analizas bien y todos los datos objetivos te llevan a que tienes que tomar la medida, tómala. Muchos nos escudamos en el burladero de la participación ciudadana, y siempre hay que tenerla en cuenta, pero en última instancia tenemos que tomar decisiones.

Hay muchos ojos sobre ustedes con esta medida. ¿Si Bilbao puede, puede cualquiera?

-Claro, no tengo ninguna duda. Si Bilbao puede, cualquiera en Euskadi puede limitar todo su tráfico a 30 km/h. No somos ni mejores ni peores. Lo que sí es cierto es que hemos tomado una decisión que nos gustaría que se extendiese. Bilbao pudo porque creyó o soñó y, sobre todo, hubo determinación. Mira, yo miro de cerca ejemplos como el de Durango, donde han desaparecido los semáforos, que para mí es un ejemplo. Creo que en Euskadi hay muy buenas prácticas en este sentido. Si nosotros lanzamos un mensaje de que queremos una movilidad más calmada, estamos lanzando un mensaje que va mucho más allá de la propia movilidad. Si tienes menos ruido y menos humos, vas a vivir más, por lo tanto hagamos la apuesta.