Desde el 1 de noviembre de 2019, cuando atracó el crucero alemán AidaSol con 2.216 turistas a bordo, los muelles del Puerto de Bilbao en Getxo han estado huérfanos de embarcaciones de recreo. La pandemia del coronavirus y sus consecuencias paralizaron un sector que ha estado en barbecho todo un año pero que prepara ya su vuelta a la mar. La Autoridad Portuaria de Bilbao (APB) "está trabajando para atender los primeros cruceros en el mes de septiembre, si todo va según lo previsto y la situación sanitaria lo permite", aseguró a este periódico el director de Operaciones, Comercial y Logística de la Autoridad Portuaria, Andima Ormaetxe.Según las previsiones que maneja la Unidad de Cruceros de la APB serán una treintena los barcos de ocio que arriben a la terminal marítima sita en los muelles de Getxo, incluido alguno durante el próximo diciembre, algo inédito ya que la temporada habitual de cruceros suele concluir a finales de octubre.

Gloria Frau, jefa de la Unidad de Cruceros, especifica que "ahora mismo la situación es de incertidumbre, pero tenemos todo preparado para cuando lleguen los barcos", unos cruceros que los mismos armadores tratan de asegurar que sean auténticas fortalezas flotantes contra el covid-19 provocado por el coronavirus.

Las navieras tienen establecidas sus propias normativas de seguridad a bordo, especificas para cada barco, en base a una normativa conjunta coordinada por la CLIA, acrónimo en inglés de la Asociación Internacional de Armadores de Cruceros.

Además de exigir un test con resultado negativo en covid antes de embarcar, los cruceros tienen en sus primeros viajes un aforo limitado en función de las restricciones sanitarias, crean grupos burbujas en cada travesía, los cuales se mantienen en tierra o se retiran servicios donde se agolpa el pasaje como las zonas de self-service a la hora de comer, entre otras iniciativas.

Ormaetxe indica, para remarcar las exigencias establecidas, que "se han dado ya casos de que un pasajero ha salido de su grupo burbuja por su cuenta y riesgo y no le han dejado embarcar después". Frau apostilla que "nunca antes se habían tomado tantas medidas de seguridad para viajar en crucero". La razón, según Ormaetxe, es que "un armador no se puede arriesgar a que un barco tenga un brote que afecte a todo el pasaje. No se puede generar un miedo hacia los cruceros, por eso los protocolos que se autoexigen, y exigen a los puertos, es muy alto".

Las instalaciones cruceristas del Puerto de Bilbao estarán a esa altura de rigor. La estación marítima, bautizada como Olatua, es una de las ventajas con que cuenta la APB a la hora de que las navieras opten por un puerto u otro cuando prevén sus escalas. Por ello se prepara para atender a los pasajeros con itinerarios marcados en el suelo, estancias sanitarias y toma de temperatura a toda persona que desembarque. "Como puerto, y entrada a Euskadi de cruceristas, vamos a colaborar en que toda la operativa funcione", especifica la jefa de la Unidad de Cruceros del entramado vizcaino.

Tarifas más baratas

Que se cumplan las reservas de escalas de cruceros ya adjudicadas para este año en Getxo dependerá del grado de vacunación que se haya conseguido para después de agosto "por que el resto de condiciones ya se dan", indica el responsable portuario. "Las navieras prefieren tener el barco navegando con poco pasaje que tenerlo amarrado, nosotros estamos deseando que vengan y hay ganas de viajar, las cuales se van a incentivar con precios más bajos", señala.

En ese anhelo de acogida, el puerto trabaja con las entidades de turismo de Getxo, Bilbao, Bizkaia y Euskadi para facilitar todo lo posible el desembarco y las visitas posteriores con toda la protección requerida frente a la pandemia.

"Dar confianza es muy importante para que la reactivación del sector sea un hecho y todos los actores estamos trabajando en ello", apunta Frau. El director de Operaciones es ambicioso y asegura que "la aspiración es que, tras la pandemia, crezcamos en escalas. La inercia que traíamos antes no se va a parar". Y lo dice con conocimiento de causa en un sector que trabaja con mucha antelación el diseño y venta a los clientes de sus rutas y atraques, "en algunas ocasiones hasta a dos años vista", cuantifica.

Por eso tras el bajón que supuso perder las casi ochenta escalas previstas para el pasado año -el que iba a ser ejercicio récord tras los 53 cruceros de 2019-, las previsiones para el próximo ejercicio avanzan optimismo. Frau indica que "no llegaremos a las reservas del pasado año, pero sí superaremos ampliamente la actividad que tuvimos en 2019". Todo eso siempre que la pandemia generada por la expansión del coronavirus no siga marcando la actividad mundial.

Preparativos

A pesar de no contar con barcos que atender, la Unidad de Cruceros trabaja intensamente en todos los preparativos necesarios para que puedan fondear sin riesgo sanitario los buques previstos este año.

Colaboración

El puerto colabora con las agencias de turismo vascas a todos los niveles para facilitar que se consigan en tierra las exigencias que los armadores mantienen en sus buques y evitar así que puedan subir a bordo viajeros infectados con coronavirus.

Escalas

La Autoridad Portuaria cuenta ya con alrededor de treinta escalas de cruceros solicitadas por las armadores para los últimos cuatro meses del año con la esperanza de que la vacunación masiva sea efectiva y permita la movilidad.

Confianza

Los armadores son conscientes de que tienen que poner todos los medios para ofrecer travesías seguras que generen confianza y e impidan que un brote masivo en un crucero estigmatice a todo el sector.

"La aspiración es que, tras la pandemia, crezcamos en escalas; la inercia que traíamos no se va a parar"

Director de Operaciones del Puerto