La presidenta de Nafarroa, María Chivite, anunció el lunes las nuevas medidas pero no fue hasta el miércoles a mediodía cuando se publicó en una edición extraordinaria del Boletín Oficial de Navarra (BON) tras una larga revisión en la que los servicios jurídicos del Gobierno foral introdujeron algunos matices para dejar la norma a punto y que sea ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), cuyo objetivo principal es frenar la circulación del virus y evitar que se agrave aún más la atención hospitalaria.

El Ejecutivo navarro se esmeró en justificar la necesidad de todas y cada una de las medidas adoptadas y que ayer explicaron el vicepresidente, Javier Remírez, y la consejera de Salud, Santos Induráin, que estuvieron acompañados de la titular de Derechos Sociales, Carmen Maeztu. Cada medida tiene su argumentación, explicada convenientemente en la orden, pero todas se enmarcan en un motivo común que explicó Induráin: los altos casos de covid-19 que hay ahora se notarán en dos semanas en los hospitales, que se encuentran en la antesala a una situación "muy delicada". "Las medidas tienen justificación: reducir la movilidad para frenar la circulación del virus. Viene fundamentada por cómo se comporta la pandemia. Sabemos que requiere un esfuerzo colectivo muy grande y que la sociedad está haciendo esfuerzos, pero esta situación requiere de todos un compromiso de interés general, por lo que el objetivo es que las relaciones se limiten a los convivientes y a lo esencial", destacó la consejera.

Ahora, habrá que ver si el TSJN ratifica o anula la norma, o parte de ella, aunque Remírez se mostró convencido de que tendrá validez. "Hemos trabajado en este escenario con el máximo rigor jurídico. No va a haber problemas con los tribunales", subrayó. De hecho, una de las modificaciones introducidas en la orden foral con respecto a lo que anunció el lunes Chivite son los límites en el ámbito privado. Mientras que la presidenta habló de la obligatoriedad de crear "burbujas de convivencia" entre los convivientes de cada domicilio, es decir, que en las casas solo se podía estar con convivientes, salvo algunas excepciones. Sin embargo, la orden foral tan solo hace recomendable y no obligatoria dicha medida: "En el ámbito privado, se recomienda que las personas que puedan juntarse se limiten a la unidad convivencial, entendiendo por tal las personas que conviven bajo el mismo techo, incluyendo las personas cuidadoras y/o de ayuda".

brotes familiares y sociales

Detener la circulación del virus está en el trasfondo de todas las medidas aprobadas por el Gobierno foral desde que acabó el estado de alarma, pero según apuntó Induráin, no han conseguido frenar la extensión de la pandemia. Por ello, se requiere ahora un nuevo paquete de restricciones para mantener el pulso al virus. Según el último informe epidemiológico, la pasada semana se confirmaron 3.354 casos de covid-19, un 15% más que la semana anterior, y la incidencia de los últimos catorce días en Nafarroa supera los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes. Hay 399 brotes activos, de los que el 87% corresponden a brotes familiares y sociales. Se trata de cifras difícilmente asumibles, sobre todo, porque, tal y como advirtió Induráin, "los casos actuales se notarán en los hospitales en dos semanas". Por ello la orden foral argumenta que el aumento de la ocupación hospitalaria por covid conlleva el "riesgo de superar las capacidades previstas en el plan de contingencia". El texto señala que el siguiente paso implicaría "una paralización de la actividad" ordinaria, con todas las consecuencias que conllevaría sobre todo tipo de pacientes. Induráin explicó que "si la tensión en el sistema hospitalario subiera, nos plantearíamos otros recursos como hoteles u hospitales de campaña".

Remírez detalló que la decisión del cierre perimetral de Nafarroa se acordó por responsabilidad hacia otras autonomías con menor incidencia, por lo que es necesario establecer "un cordón sanitario" que reduzca al máximo la movilidad entre territorios. Además, según recoge la orden foral, "en otras comunidades (en alusión a Catalunya) ya se evidencia una afluencia significativa de clientes hacia las zonas limítrofes de las comunidades donde no está suspendida la actividad hostelera", un argumento más para el cierre perimetral.

En cuanto a la limitación del horario del comercio minorista, mayorista y de otras actividades a las 21.00 horas, la orden foral lo fundamenta en "disminuir la movilidad de las personas y evitar el contacto social que favorece la transmisión". El objetivo de la limitación horaria es reducir a mínimos la movilidad de la población con el fin de que se quede en casa, "que se ha demostrado que es la estrategia más efectiva", para atajar el virus.