La pandemia del coronavirus vació las carreteras de coches. Se disolvieron las caravanas para entrar en las ciudades, pero a la vez se cimentó otro monumental atasco. Las autoescuelas tuvieron que suspender su actividad, al igual que los examinadores de tráfico, por lo que miles de aspirantes a conductores esperan turno para conseguir su licencia.

En las primeras fases del estado de alarma, entre el 15 de marzo y el 1 de mayo, en el Estado se dejaron de hacer 180.000 exámenes teóricos y 268.000 prácticos, cuando anualmente se hacen unas 600.000 pruebas. Este tapón agudiza males arrastrados desde antes de la llegada del covid-19, por lo que a principios de este mes la diputada Josune Gorospe, del PNV, apeló al director general de Tráfico, Pere Navarro, para que pusiese fin a la escasez de examinadores: "O mandan examinadores o muchas autoescuelas tendrán que cerrar".

Iñigo Montenegro es el presidente de la Federación de Euskadi de Autoescuelas y puede dar fe del difícil escenario en el que se está moviendo su sector. "Este parón nos ha tenido noventa días sin facturar y, como otras muchas microempresas, estamos sufriendo", explica a DEIA. "La mayoría de las autoescuelas son empresa de un trabajador, de dos o de tres y afecta porque te deja inhábil de pronto y te quedas sin comer. No somos empresas con recursos suficientes como para poder durar sin ninguna facturación".

En la Comunidad Autónoma Vasca hay algo más de 280 autoescuelas, de las que 145 están radicadas en Bizkaia. Ninguna de ellas ha llegado aún al límite que señaló Gorospe en el Congreso, pero, según Montenegro, habrá que esperar unos meses para observar las consecuencias de la pandemia: "No ha llegado a cerrar ninguna hasta la fecha, pero esto se va a notar de aquí a Navidad. Ahora arrancamos con el trabajo que dejamos pendiente y estamos esperando que pase la selectividad, que es nuestra época fuerte del año. Una vez que pase, veremos cuáles son las consecuencias".

Con la desescalada ha vuelto la actividad con clases y exámenes. El 25 de mayo empezaron las clases teóricas, con un tercio del aforo en las aulas, guardando las distancias y utilizando mascarillas. "Las clases prácticas las hemos hecho con guantes, mascarillas y gel desinfectante para limpiar en cada cambio de alumno los asientos, el volante, la palanca de cambios, el freno de mano, los mandos y la manilla de la puerta", detalla el presidente de la Federación de Euskadi de Autoescuelas. Los exámenes teóricos empezaron el pasado día 1 y el 8 se iniciaron los prácticos.

Si bien es el Gobierno vasco el que regula y controla todo lo relativo a la apertura de autoescuelas, el régimen de enseñanza, las altas y bajas de los profesores en el registro, vehículos y demás, todo lo relacionado con los exámenes y expedición de licencias compete a la Dirección General de Tráfico (DGT), que cuenta con 829 examinadores de tráfico para todo el Estado, pero este número se ve reducido "porque muchos de esos examinadores están de baja o están liberados al ser representantes sindicales, por ejemplo". El reparto se hace según las plazas que tiene asignadas cada provincia y que los funcionarios quieren ocupar. Es decir, Bizkaia, Gipuzkoa y Araba tienen unas plazas para examinadores, pero no siempre están cubiertas porque los examinadores, que son funcionarios del Estado, pueden solicitar el traslado a otras provincias. "No hay suficientes examinadores para toda España y muchas plazas quedan desiertas", confirma Montenegro.

Esta escasez es sangrante en Gipuzkoa, un territorio que padece un déficit de examinadores desde hace años. "Esas plazas no se cubren porque no hay suficientes personas o las personas que hay no están interesadas en esas plazas", se lamenta Montenegro. Cuando se crean nuevos examinadores la DGT puede obligarles a estar un tiempo mínimo en un destino, pero al cumplirlo el examinador puede solicitar trabajar en otra provincia. Al parecer, Gipuzkoa no es uno de los destinos favoritos para estos funcionarios: "Las comunicaciones son malas. No hay un AVE, no hay un aeropuerto importante, las carreteras han estado bastante mal€ Y además vivir en Gipuzkoa es caro. Con 100 euros vivo mejor en Albacete que en San Sebastián".

Las autoescuelas demandan que se solucione esa escasez de examinadores. "Ese déficit nos afecta de tal manera que no podemos abarcar todo el trabajo que nos llega porque Tráfico nos limita el número de alumnos que podemos examinar en base a los examinadores que tienen", analiza Montenegro. "Se hace un tapón, como en Gipuzkoa, que hay más de 4.000 personas esperando". Pero esto viene de atrás. Se estima que mil alumnos se han quedado sin examinar estas últimas semanas, pero el resto es un atasco formado en los últimos años: "Hace dos años hubo una huelga de examinadores y todo viene incluso de más atrás. Varias veces se han hecho operaciones combinadas entre provincias. Tráfico manda gente en comisión de servicios desde Bizkaia o desde otros sitios todos los días a Gipuzkoa para examinar. También tienen en Madrid 16 examinadores, que llaman volantes, que envían a las plazas donde hay problema. Vienen un mes o dos meses, te refuerzan la plantilla y se van".

Ese movimiento temporal de examinadores entre territorios no agrada a las autoescuelas: "Genera tensiones entre nosotros, porque yo no quiero que me quiten examinadores en Bizkaia para que vayan a Gipuzkoa, por muy hermanos que sean. Hemos estado años cediendo dos personas a Gipuzkoa para que examinen, pero eso nos repercute a todos. Tráfico no solo no tiene examinadores, no tiene personal. También le faltan funcionarios en las ventanillas". De hecho, la DGT sí saca convocatorias, pero realiza cursos para los funcionarios de ventanilla. "Eso es mover las fichas", se queja Montenegro, "es el cuento de nunca acabar". Ahora teme que sean los examinadores de Bizkaia los que acudan al rescate del territorio vecino: "Entraremos aquí en déficit y la tendremos montada en Bizkaia".

Montenegro desconoce las razones por las que en Madrid no se pone fin a este asunto de manera definitiva. "No sé si son motivos políticos, económicos o administrativos", dice, "la única solución que nosotros vemos, es auxiliarse en la empresa privada. Es una opción que funciona en otros países desde hace muchos años. No es sustituir a los examinadores por una empresa privada, es complementar a la Administración en los puntos o meses de año que les haga falta".

¿Y qué ocurriría si Madrid concede la competencia de los exámenes a Gasteiz? "Para nosotros sería maravilloso", dice el presidente de la Federación de Euskadi de Autoescuelas, "pero si el Gobierno vasco se compromete a dotar de personal. Estaría bien: sería un equipo autóctono, que estaría pendiente de una oposición para marcharse en cuanto pueda, gente que vive en Euskadi y con un equipo estable de examinadores".

"En Euskadi todavía no ha cerrado ninguna autoescuela por la crisis del covid-19, pero el impacto se verá de aquí a finales de año"

"La única solución que vemos para arreglar el atasco es auxiliarse en la empresa privada para realizar exámenes"

Federación de Euskadi de Autoescuelas