La intervención en el precio de las mascarillas y geles hidroalcohólicos ha puesto en pie de guerra a muchos farmacéuticos, que se han encontrado con un stock de producto comprado a un precio más alto, pero no provocó colas de clientes porque ya venían adquiriéndolas de manera constante. “Nos están suministrando mascarillas de forma restringida, pero nos da para cubrir la demanda. Y en nuestra farmacia estamos limitando la cantidad que lleva cada persona para que no le falten a nadie”, señaló ayer Flavia Erazo, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia. Sin embargo, las mascarillas a precio más bajo no llevó a los vizcainos a las boticas. “No he tenido conocimiento de aglomeraciones. Desde la semana pasada, las farmacias hemos vendido a precio de coste porque se habían puesto demasiado caras y las tarifas ya estaban bastante ajustadas desde hace días. Últimamente costaban entre 1,20 y 1,50 euros. No han bajado de golpe de un día para otro”, justifica Erazo, para a continuación admitir que algunos de sus colegas venderán con pérdidas.

La confusión, sin embargo, vuelve a ser mayúscula con los geles hidroalcohólicos. “Esta orden del Ministerio de Sanidad regula los precios máximos de unos geles concretos. Son solo aquellos que pertenecen a nueve laboratorios que la Agencia Española del Medicamento autorizó de manera temporal para abastecer fundamentalmente a hospitales y residencias”, señaló Erazo desde Sopela.

Abunda en el caos reinante Leire Andraca, desde la farmacia familiar de Cruces. “No sé cómo vamos a defender ante la población que estos geles no se venden en la farmacia. Ocurre igual con el IVA. Trascendió que se había eliminado el IVA de algunos productos sanitarios, pero no afecta a los clientes, sino al impuesto de algunos artículos destinados a hospitales y centros sociosanitarios”.

Tampoco en Ezkerraldea hubo ayer una demanda extra de mascarillas a 0,96 euros. “No hemos notado más solicitudes que las habituales de este mes de abril, ya que estos días de cada cinco personas que entraban, cuatro pedían mascarilla”, indica Andraca. En su establecimiento han tenido suerte. “Todo lo que había en el mercado antes del lunes estaba muy por encima del precio fijado. Pero nosotras hoy ya no teníamos protecciones de las que habíamos comprado caras porque nos habíamos quedado sin ellas. El problema es que, como ha habido mucho desabastecimiento y entregas que no han llegado en plazo, sí hay gente que ha comprado a precio elevado e incluso a muchos no les ha llegado la mercancía, con lo cual no sé que harán con todo ese material”, indica. Andraca se queja además de los cambios de criterio. “Primero, no se recomendaba el uso de mascarillas. De hecho, al principio las pocas que se podían conseguir solo se las vendíamos a profesionales sanitarios y pacientes de alto riesgo o con algún problema autoinmune. Cuando el criterio de las autoridades sanitarias varió, tuvimos que decidir trabajar con lista de espera, de tal manera que cuando iban llegando los equipos de protección, llamábamos a los usuarios”, subraya.

Tanto esta farmacéutica de Barakaldo como Erazo, desde Sopela, muestran su hartazgo de que solo se les asocie con estas protecciones faciales. “Se está hablando mucho de las mascarillas y su precio, pero la población debe saber que estamos volcados en la atención farmacéutica y en garantizar a la población la dispensación de medicamentos con seguridad y eficacia. Nos han estado consultando de todo e hemos intentado solucionar muchos problemas”, subraya Erazo.

Por su parte, María Oraá, que regenta una botica en Santurtzi y ahora se encuentra de baja maternal, critica la gestión realizada. “Hemos estado muy mal suministrados y no se nos ha facilitado protección. Se ha andado tarde en todo momento”. “¿Qué hacemos ahora con todo el material que ha llegado retrasado y que has pagado a precio de oro en relación a lo que cuesta normalmente?”, protesta. “Todo el mundo entiende que al principio te cobraban muchísimo por una mascarilla por la ley de la oferta y la demanda. Nos hemos tenido que buscar nosotros los medios para conseguirlas y aunque hemos vendido a costo, una unidad ha llegado a valer más de 4 euros”, se queja Oraá, argumentando el sobreprecio.