En cuanto el metro se detiene y se queda prácticamente sola en el vagón, Iratxe Ortiz aprovecha para quitarse unos minutos la mascarilla. Se la pone en cuanto nos acercamos a ella. Médico de profesión, está acostumbrada a llevar esta protección, si no las que llevan filtros incorporados, durante toda su jornada laboral. La que lleva ahora, sanitaria, se la han dado en la estación de Sarriko, donde ha cogido el metro. "Me parece perfecto que las hayan empezado a repartir; considero que lo tenían que haber hecho desde el principio pero entiendo que no ha podido ser por el desabastecimiento. No son suficientes para evitar el contagio por sí mismas pero parece que tendremos que acostumbrarnos a llevarlas siempre, al menos en lugares con mucha gente, como los medios de transporte", considera.

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Reparto de mascarillas en el tranporte público

La DYA y las agrupaciones locales de Protección Civil han comenzado, a primera hora de esta mañana, el reparto en Bizkaia de 258.000 mascarillas higiénicas entragadas por el Ministerio de Sanidad, coincidiendo con la reanudación de las actividades no esenciales. Entre otras instalaciones, se está distribuyendo en Termibus, las estaciones de Metro y Euskotren, así como en las paradas de los diferentes operadores de autobuses y de trenes.

Mari Carmen Módenes se reincorpora hoy al trabajo, tras dos semanas en casa tras la paralización de las actividades no esenciales el pasado 30 de marzo. A primera hora de la mañana, viajaba sola en su asiento del metro que le llevaba de Santurtzi, donde vive, a su oficina en Bilbao; nadie se ha sentado a su lado, ni en la fila de enfrente. Solo al otro lado del pasillo se sienta otro viajero, y dos más en los asientos de atrás; aunque el vagón no va ni mucho menos vacío, hay espacio más que suficiente para mantener las distancias de seguridad. Llama la atención el silencio que reina en el convoy; absortos en las ventanas, nadie cruza una palabra con nadie. Prácticamente todos llevan puestas mascarillas, la mayoría quirúrgicas, algunas con filtro, y algunos viajeros también guantes. "Deberían haber aguantado un poco más con el cierre de la actividad", opina la vecina de Santurtzi sobre la vuelta al trabajo. Le han dado la mascarilla que lleva puesta en la estación de Kabiezes, donde ha tomado el metro. "Creo que es una buena forma de intentar frenar los contagios, junto a mantener la distancia, lavarse bien las manos...", opina. "Eso sí, agobia mucho", se le vislumbra una sonrisa. "Ahora entiendo a los enfermeros y los médicos que las tienen que llevar tantas horas...".

Ana Conde conoce bien esa sensación. Viaja de pie, sin mascarilla ni guantes. "Me la pongo cuando llego al trabajo, allí no me la quito en todo el turno. Tantas horas puesta llega a agobiar, así que cuando salgo a la calle aprovecho para respirar un poco", explica. Eso sí, "mantengo las distancias y no toco nada". Recomienda un truco para evitar la tentación de poner las manos en cualquier superficie; cruzar los dedos de una mano con los de la otra. Es auxiliar en el Hospital de Cruces y hoy le toca turno de mañana. "Según la gravedad, nos ponemos unas u otras; de estas quirúrgicas o de las que tienen filtro, FFP2 o FFP3, cuando tratas con pacientes que tienen coronavirus". El reparto de mascarillas le parece una idea "estupenda", aunque a ella no le han ofrecido ninguna en la estación de Sestao. "Esperaba que me dieran una pero la verdad es que no he visto a nadie", reconoce. Lo que no le termina de convencer es que se hayan reanudado ya un gran número de actividades. "Me parece muy pronto; si hay más gente que empieza a trabajar, vamos a pasar mucho tiempo juntos. Ayer mismo, cuando salimos el turno de mañana a las 15.00, como el metro solo pasaba cada 20 o 25 minutos, íbamos muchísima gente en el vagón. Deberían tenerlo en cuenta y poner más frecuencia", argumenta.

En la estación de Portugalete, Ixone Andreu reparte mascarillas justo antes de pasar las canceladoras. Ha empezado su turno a las 6 y aquí estará hasta las 9. "Pensaba que iba a ser más caótico pero la verdad es que la gente está muy tranquila, están siendo todos muy respetuosos", explica mientras entrega una protección a la mujer que se le acerca. La parte azul, hacia afuera; la zona de ajuste en la nariz, y solo tocar las gomas para retirarlas. "Hay gente que ya viene con su mascarilla de casa pero la mayoría, no. Algunos preguntan cómo se pone y si ves a alguien ponérsela mal le avisas, pero por lo general la gente sabe cómo se hace", afirma.

Iratxe Ortiz reconoce que teme que la vuelta a la actividad provoque un rebrote de casos de coronavirus. "Seguimos viendo un montón de posibles casos; posibles, porque seguimos teniendo test limitados. Entiendo que se quiera salvar la economía pero fijándose solo en un tema de salud, me parece un tanto prematuro y arriesgado. La situación ha mejorado pero puede haber otro brote; esperemos que sea pequeño y que no volvamos a la situación anterior de colapso. Se tendría que haber aguantado un poco más", argumenta desde su condición de médico. Aunque ella lleva trabajando sin parar desde que se decretó el confinamiento, esta mañana ha observado muchísima más actividad cuando ha ido a coger el metro. "Muchos más coches, más gente por la calle€ lo he notado mucho". Considera adecuado el reparto de mascarillas, aunque advierte de que, por sí mismas, no son suficientes para prevenir al 100% los contagios. "Evitan que si tú estás enfermo contagies a otras personas, pero no que otra persona te contagie a ti", recuerda.