bichoRakel Madariagacoronavirus"¿Que no es momento de pedir más?no solo a reivindicar unas pensiones dignastambién a homenajear al personal que trabaja en plena pandemia"los barrenderos, que no llevan ni caretas, "las pocholas de la panadería""a las enfermeras, que se merecen aplausos, una ola y un arrechuchón"

Recluida en su domicilio, en Barakaldo, Rakel pronostica que, después de esta crisis, "el más rico será más rico y los más pobres seremos más pobres". Ella, de momento, se apaña. "Con lo poquito que me dan de viudedad y lo poquito que gano vendiendo flores en las ferias me mantengo. No estoy para ir a Cáritas ni dependo de mis hijos, porque no los he traído al mundo para que me den de comer".

A raíz del estado de alarma, Rakel ha visto florecer en su escalera la solidaridad. "En mi rellano uno ha puesto: Vecinos, si necesitáis algo, este es mi teléfono. Yo a la mañana, como una tonta, he ido tocando las puertas: ¿Estáis todos bien?Sí, calla, que ya sentimos ladrar a tu perro", cuenta, para dejar constancia de que ella también se preocupa. Y no solo de lo suyo, porque cuando acudió a la concentración de pensionistas en Madrid, "vestida de arrantzale", llevaba una makila y un chaleco firmados por quienes no podían ir y a los que representaba.

Con la compra hecha para quince días, Rakel hace la ronda de llamadas a hijos y nietos y se queda "tranquilita en casa" viendo series. "Paso de esa gente que solo critica a los gobiernos. ¿Quién iba a pensar que esto iba a llegar? Nadie. ¿Se podía haber hecho más? Seguramente. Las personas mayores y los que nos cuidan son los que están cayendo", dice y rechaza que se censure "todo: que nos digan que no trabajemos, que compremos para una semana... ¿Queremos la cartilla de racionamiento como tuve yo? Si la tuviésemos, nos arrepentiríamos de lo que estamos diciendo", asegura.

Quizá sea porque ha tenido mucho tiempo para pensar, pero lo cierto es que Marian Rojas, asidua a las concentraciones en el Ayuntamiento de Bilbao, tiene las ideas muy claras. "La prioridad es ayudar a todas las personas que están en primera línea de fuego corriendo un riesgo quedándonos en casa y, sobre todo, curar, vencer a este virus", afirma. ¿Y qué hay de lo suyo? También lo tiene devanado. "Hay que revisar nuestras reivindicaciones. No es un momento boyante y tendremos que priorizar a los más necesitados. El estado de las residencias y las pensiones mínimas van a ser los caballos de batalla cuando podamos volver a salir a las plazas", considera.

A la vista de los casos de abandono registrados en algunos centros del Estado, Marian censura la "laxitud" en el control de las residencias concertadas y subraya que las privadas, aunque "son negocios, tienen que dar una prestación de calidad". En este sentido, insta a estudiar alternativas, como "viviendas comunitarias, pisos tutelados u otro tipo de ayudas familiares", acompañadas de un "debate social porque, en cuanto el abuelo es mayor, va a la residencia. Es sistemático. Igual tenemos que replantearnos si nos hemos dejado algo en el camino", plantea esta bilbaina, que vive el encierro, junto a su marido y su suegro, "con tranquilidad y esperanza".

Dice Mariano Ruiz "Aunque a mí no me importaría dejar un poquito de lado lo que pedimos, hay gente a la que no le llega para comer"Antes el que cobraba 1.000 euros era un pobre diablo. Ahora es un privilegiado

El reconocimiento al personal sanitario lo hace extensivo "al de limpieza, transportistas, supermercados"

porque sin ellos "esto no funcionaría". Por eso anima a apoyarlos, pero "siempre, porque cuando los sanitarios salieron con sus reivindicaciones porque les estaban reduciendo de todo no les hicimos caso y ahora te das cuenta de que habría sido fundamental. Que no nos vuelva a pasar".

Será su txapela. O su pañuelo al cuello. O el chaleco con el que participó en la marcha a Madrid. Será por su uniforme de guerra o su tesón, pero lo cierto es que Ricardo González"Sé que no va a ser fácil ahora luchar por unas pensiones dignas, pero seguiremos en la brecha""el dinero que necesitas para vivir va a ser el mismo".

Con "miedo" a que su mujer, que aún trabaja, pueda contagiarse, Ricardo afronta el encierro entre fogones, ejercicios y lectura. Peor lo tienen los confinados sin compañía. "Para una persona de 75 u 80 años que viva sola tiene que ser duro", reconoce. Por eso les mostraron su apoyo el pasado lunes.

Tras recordar que en 1957 también llegó una gripe asiática a Bilbao "y murió gente como escarabilla", Ricardo dice que aquello pasó, "como las inundaciones y mil historias más que la gente olvida". "Antes se ponía uno enfermo e iba al cajón en menos de un año porque no había adelantos y porque, una vez se jubilaban, tomaban cuatro potes y no sabían qué hacer. Sin trabajar, se les apagaba la vida. Ahora estamos al pie del cañón". Del balcón, para ser más exactos.

"Quizás aprendamos a valorar más la amistad, las relaciones humanas, a tener en cuenta a los demás y saber ceder, a compartir con quienes lo necesitan. Pensando en retos sociales, sería deseable una distribución más equitativa de la riqueza", reflexiona Ricardo González cuando se le pregunta qué habrá aprendido la ciudadanía a nivel personal y como sociedad tras vivir esta pandemia.

"Aprenderemos que somos frágiles y nos necesitamos. Habíamos perdido ese contacto humano. Debemos reflexionar sobre que a lo mejor tenemos demasiadas cosas y no lo que es necesario. Si nos comparamos con otras sociedades seguimos siendo privilegiados, pero aun así nos rompemos la cabeza porque va a haber una pérdida económica terrible. La habrá, pero las vidas son una pérdida mayor. Debemos pensar que cualquiera está a expensas de una situación imprevista y si como sociedad no somos capaces de dar respuesta, no lo conseguiremos", opina Marian Rojas.

"Deberíamos aprovechar la cohesión que parece que tenemos todos ahora para cambiar cosas y buscar un futuro distinto y para no dejarnos engañar como nos han engañado en todas las crisis. Que la ciudadanía se mantenga unida y que este espíritu que se ha creado, cuando haya que sacarlo a la calle, salgamos todos. Más adelante, analizar quién dice la verdad, quién miente, quién se quiere aprovechar, sacar consecuencias y ponerlas en marcha", explica Mariano Ruiz.

"Lo primero que vamos a sacar es que el Gobierno se va a sentar y va a hablar. Dentro de nuestros grupos pienso que va a haber más fuerza, unidad y lucha. De cara a la política, creo que algunos se van a quedar en el camino y que algunos van a aprovechar para intentar llevarse el gato a su parcela. Pero para eso vamos a estar el pueblo para decirles: ¿Dónde habéis estado? No ha salido nadie para decir al pueblo: Tranquilos", reprocha Rakel Madariaga.

"Cuando los sanitarios salieron con sus reivindicaciones no les hicimos caso y habría sido fundamental"

Vecino de Barakaldo, 66 años

"Sé que no va a ser fácil ahora luchar por unas pensiones dignas, pero seguiremos en la brecha"

Vecino de Eibar, 72 años

"El estado de las residencias y las pensiones mínimas serán los caballos de batalla cuando podamos salir"

Vecina de Bilbao, 64 años

"¿Que no es el momento de pedir más? Que devuelvan los bancos el préstamo que se les hizo"

Vecina de Barakaldo, 80 años