Resulta curioso que mientas la inmensa mayoría de las personas solo quieren estar más conectadas al mundo que nunca para no perder el contacto, hay quien reclama parar, al igual que ha parado el mundo. La directora de la compañía Arymux, Rakel Rodríguez, confiesa que disfruta de la intimidad que le ofrece su casa y valora ahora más que nunca este momento excepcional para reencontrarnos con nosotros mismos.

¿Le cuesta desconectar?

—Estoy en ello, pero es tan difícil. No me puedo quejar porque tengo mucha gente a mi alrededor, pero quiero poner el móvil en modo avión para desconectar en soledad.

Lo necesita.

—Muchoooo. En casa no me aburro y quiero estar conmigo misma para leer, escribir... encontrarme.

Tampoco está de más aburrirse.

—Claro que no.

La gente tiene necesidad de hablar.

—Mucho y yo les entiendo. Pero yo no quiero hablar, quiero desconexión.

¿Lo va a aplicar?

—Ya les estoy diciendo a amigos, familiares... que estoy aquí, que estoy bien, pero que necesito parar.

A ver si lo entienden.

—Desde el 12 de marzo apenas he salido de casa más que para comprar algunas cosas que necesitaba y todavía estoy parando la inercia de que se haya parado el mundo.

¿Hace de psicóloga?

—Mucho y, claro, también hay que estar ahí en los malos momentos, pero es tal la saturación que tengo...

No abarca.

—No. Ya saben que para lo que necesiten voy a estar ahí, pero el primer fin de semana me hinché a llorar de la saturación que tenía.

Necesita más tiempo para usted.

—Ha llegado un momento en el que no puedo gestionar todas las cosas que le pasan a la gente. Me siento impotente porque no puedo hacer nada. Me he salido de grupos de WhatsApp porque era insostenible.

La situación es dura.

—Lo es y el que más o el que menos está perdiendo trabajo, seres queridos, proyectos... El futuro es incierto.

¿Tiene miedo?

—¿Miedo? No. Tengo esperanza. Lo que tengo claro es que este parón lo quiero aprovechar.

¿Para qué?

—Para coger mucha fuerza, para descansar, porque cuando esto acabe nos tocará volver a empujar al mundo.

Parar con el mundo.

—Sí. Quiero mirarme por dentro y encontrar eso que tengo dentro.

¿Ha recuperado algún ‘hobby’?

—He vuelto a tocar la guitarra y a componer.

¿Después del aislamiento será una nueva Rakel?

—Por supuesto. De hecho el A solas con Rakel, un espectáculo que se iba a representar el 28 de marzo lo tengo que cambiar ya. Esta soledad me servirá para dotar de otro contenido al montaje.

¿Qué es lo que más echa de menos?

—Los abrazos. Me encanta abrazar. El otro día vi a una amiga en la calle y no nos pudimos abrazar. Teníamos una barrera imaginaria... Nos echamos a llorar.

El planeta lo agradece.

—La contaminación ha bajado muchísimo. Todo lo que está pasando no va a ser malo, ¿no?

“En casa no me aburro sola y quiero estar conmigo misma, buscar dentro de mí, para leer, escribir...”

“No tengo miedo, lo que tengo claro es que este parón lo quiero aprovechar para coger fuerzas”