En tiempos de coronavirus, la preocupación del paciente oncológico es doble. El bicho que ya les ha atacado y el otro bicho que amenaza al planeta. "El paciente de cáncer tiene un problema gravísimo, además del cáncer, que son sus casi nulas defensas porque toma una medicación que se las deja por los suelos, lo que hace que estas personas se conviertan en un factor de riesgo altísimo. De hecho, en Italia uno de cada cinco muertos por coronavirus tenía cáncer", asegura Gabriel Otalora, gerente de la Asociación contra el Cáncer (AECC) Bizkaia.

Otalora asegura que muchos vascos siguen estos días sus tratamientos, pero con cautela. "Sus oncólogos les están haciendo recomendaciones personalizadas y les aconsejan, en la medida de lo posible, aplazar las sesiones de quimio siempre que se pueda y siempre con el historial clínico delante, conociendo perfectamente el estado del paciente y la evolución de la enfermedad, para evitar que se arriesguen a ir al hospital", afirma. "Hay que valorar y agradecer a los médicos su esfuerzo, porque están encima de los pacientes y les tienen perfectamente atendidos". Perder alguna sesión de quimioterapia puede ser más conveniente que arriesgarse a un contagio, "ya que la recuperación de este paciente va a ser mucho más difícil y tampoco se le va a poder dar ninguna quimioporque su situación será todavía más frágil", describe Otalora.

En la AECC no han recibido ninguna llamada de un enfermo de cáncer afectado por covid-19. "Ellos están obligados a ser mucho más cuidadosos que los demás y, por un miedo lógico y sensato, están tomando muchísimas precauciones".

Sin embargo, la AECC sigue en la brecha y no ha bajado ni un minuto la guardia para ayudar a los pacientes oncológicos. Desde que fue decretado el estado de alarma, y ante el estado de emergencia sanitaria, sus profesionales ayudan a pacientes y familiares a través de atención telefónica y videoconsultas. Y el servicio Infocáncer (900 100 036) permanece abierto las 24 horas del día.

"Mantenemos la atención psicológica y social intacta, pero claro, de otra manera. Las psicólogas atienden desde casa y hemos conseguido hacer terapia grupal a través de las nuevas tecnologías", describe Otalora, que invita a que la gente les siga llamando "porque no hemos cerrado en absoluto".

El voluntariado continúa con sus labores de acompañamiento. A través del teléfono ayudan a gestionar la renta de garantía de ingresos y colaboran con los casos más lacerantes de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social. "Hemos tenido que pagar hasta bonometros para ir al hospital, dar a alguna gente un dinero mientras se normaliza la situación... y hemos aumentado la partida porque sabemos lo que va a venir. Después de la tragedia médica, vendrá la tragedia social y vamos a tener gente con cáncer que necesite más recursos", precisa Otalora.

Asimismo continúan con los préstamos de material ortopédico, camas articuladas, colchones antiescaras, sillas de ruedas, etc., así como con el apoyo a enfermos y familiares. Todo ello con el fin de crear una red de apoyo para que ninguna persona con cáncer se sienta sola, desatendida o desinformada.

"Estos días hemos pagado hasta bonometros para que alguno vaya al hospital"

Gerente de la AECC Bizkaia