Un hombre recién nacido en Euskadi vivirá algo más de 80 años y tendrá una probabilidad de casarse del 47%, mientras que, en el caso de que sea mujer, su esperanza de vida se prolongará hasta los 86,4 años, su probabilidad de casarse será de algo más del 52% y tendrá un solo hijo, según los resultados de los indicadores para el análisis de los fenómenos demográficos elaborados por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, que establecen que, en ambos casos, hombres y mujeres, se mudarán de residencia casi diez veces a lo largo de su vida.

Tanto los hombres como las mujeres de Euskadi han experimentado un incremento constante de su esperanza de vida, de tal manera, que atendiendo a los indicadores de hace 42 años (69,6 años y 76,9 años de esperanza de vida para hombres y mujeres en 1976, respectivamente), se observa que la esperanza de vida de las mujeres se ha incrementado en 9,5 años y la de los hombres en 11 años.

Además, los hombres han ganado 3,1 meses más de vida cada año transcurrido hasta alcanzar los 80,6 años, mientras que las mujeres se han beneficiado 2,7 meses más por año, llegando a los 86,4 años, mientras que la diferencia entre las esperanzas de vida de ambos sexos se ha reducido a 5,8 años desde la máxima de 8,7 años que se dio hace 27 años. En este sentido, el Instituto Vasco de Estadística ha destacado que "son pocos los países desarrollados que puedan preciarse de poseer tan alta esperanza de vida, especialmente en el caso de las mujeres".

Según el estudio, los tumores constituyen la principal amenaza a los años de esperanza de vida y si se consiguiera su eliminación completa, los hombres prolongarían su vida 4,2 años y las mujeres casi 3 años. Más leves son, en cambio, los detrimentos provocados por las causas externas de defunción que restan 6 meses de vida a los hombres y 3 meses a las mujeres, cifras que se reducen en el caso de los accidentes de tráfico a 1 mes solo para los hombres y nada para las mujeres.

FECUNDIDAD

La fecundidad en promedio de Euskadi en 2018 se sitúa en 1,3 nacimientos por mujer, muy lejos de los 2,7 nacimientos de media obtenidos en 1975 y de los 2,1 necesarios para el remplazo generacional, según han destacado y se halla en cifras bajas si se compara con la que se da en países como Suecia, que tiene 1,8 nacimientos por mujer, y como Francia que llega a los 1,9. El índice más bajo se observa en Bizkaia con 1,2 nacimientos por mujer, mientras que Araba y Gipuzkoa alcanzan un índice de 1,4.

En función de estos datos, se prevé que una mujer media tenga 0,7 primeros nacimientos, lo que presume que casi un tercio de las mujeres no tenga ningún descendiente; 0,5 segundos nacimientos; y una de cada diez alumbrará un tercero o posterior, por lo que, en este sentido, el descenso de la fecundidad de rango tres o más es del 90% con respecto a 1975.

Según este análisis, otra de las características de la fecundidad de las mujeres vascas es la elevada edad media a la maternidad, que se sitúa en 33 años, casi 3 años por encima de la Unión Europea, y que también supone 4,4 años más que en 1975. Por territorios, Araba presenta una edad media más baja, con 32,7 años, ya que Bizkaia llega a los 33,1 años, y Gipuzkoa se sitúa en la media de Euskadi.

PRIMEROS MATRIMONIOS

El porcentaje de primeros matrimonios que acabarían por celebrarse conforme a las tasas de 2018 alcanzará al 47,2% de los hombres y al 52,2% de las mujeres, lo que supone un descenso importante sobre los índices de 2001 que fueron de 56,1% y 59,5%, respectivamente. En este sentido, Eustat ha señalado que estos datos significan que casi el 53% de los hombres y algo menos de la mitad de las mujeres permanecerán solteros, lo que según han subrayado "está muy lejos" de la que se daba hace 42 años, cuando prácticamente el 100% de las personas acababan casándose.

El análisis de la nupcialidad indica que se sigue manteniendo el incremento de la edad al matrimonio, de tal modo que la edad media al primer matrimonio es de 37,2 años para los hombres (10,5 años más tarde que en 1975) y 35,2 años en el caso de las mujeres (11 años más que en 1975). Además, como sucede con la fecundidad, se constata una considerable concentración de los

matrimonios en determinadas edades, dado que en apenas seis años, entre los 29 y los 35, se casa el 44,7% de los hombres y el 46,2% de las mujeres.

EMIGRACIONES

Un habitante de Euskadi realizará, en promedio, tres emigraciones y media a lo largo de su vida y lo más frecuente es que la emigración tenga un carácter intraprovincial, es decir, que el municipio de destino se sitúe en el mismo territorio que el de partida. Sucede así en más de la mitad de las migraciones (1,9 de un total de 3,5 para los hombres y de un total de 3,4 para las mujeres).

En cambio, en promedio, a ambos sexos le corresponden 1,3 migraciones con destino a fuera de Euskadi, pero para los hombres suponen casi un 40% del total de emigraciones, mientras que para las mujeres no llega al 37%.

Por Territorios se da una diferencia bastante acusada entre Bizkaia y Gipuzkoa, por un lado, y Araba , por otro. De este modo, Araba tiene un índice de emigraciones de 2,9 para los varones y de 2,6 para las mujeres, Gipuzkoa presenta un número de migraciones de 3,4 en total, y Bizkaia alcanza los 3,7 movimientos.

Estas diferencias se deben a la movilidad intraprovincial, ya que Gipuzkoa tiene 1,9 movimientos de este tipo y Bizkaia llega a 2,3, mientras que Araba apenas alcanza los 0,8 movimientos.

En los movimientos entre los territorios destaca Araba, con 0,4 movimientos por persona, casi el doble de los que se dan en Bizkaia (0,2) o en Gipuzkoa (0,3).

Entre las mujeres, a medida que aumenta la distancia de la emigración disminuye la edad media, de forma que las que se mueven entre los territorios de la comunidad son las más jóvenes, con 33,9 años, y si emigran a fuera de Euskadi lo hacen con 34,2 años de media.

Entre los hombres, la variación es más amplia e inversa, ya que va de los 36,1 años de los que salen fuera de la Comunidad, a los 33,7 de los que se mueven dentro del territorio.

Por lo que respecta a los traslados dentro del propio municipio, los que presentan mayor movilidad son los hombres y las mujeres alavesas, con 7 movimientos de media y los que menos los hombres y mujeres residentes en Gipuzkoa.

Si se suman las migraciones y los cambios de domicilio, los cambios de residencia a lo largo de su vida de una mujer, ya sea dentro de su municipio o fuera del mismo, serían 9,8, por una décima menos en el caso de un hombre.