Bilbao - Aunque las antenas estén desplegadas y se observen “dificultades de diferente índole en los menores, no es fácil saber qué está sucediendo en el ámbito familiar” y mucho menos que los progenitores colaboren. “Es muy frecuente que se sitúen a la defensiva o se opongan, lo que retrasa y dificulta la realización de un diagnóstico”, explica Ana Belén Villa, presidenta en funciones del Colegio Oficial de Trabajo Social de Bizkaia, para quien “predecir que pueda darse una situación tan brutal” como la del caso de Atxuri “es altamente difícil”. “No vamos a poder evitar que ocasionalmente alguna situación escabrosa salte a los medios de comunicación”, reconoce. Entre otras cosas, porque “es incompatible defender en exceso la privacidad del ámbito doméstico y personal y a la vez pretender que los profesionales podamos hacer una buena valoración, diagnóstico e intervención”. Por ello, reclama “un cambio a nivel conceptual de lo que supone el respeto a la privacidad cuando se trata de proteger a personas en posible situación de vulnerabilidad o riesgo”. Demanda asimismo “limitar los casos por profesional” porque “por encima de un límite razonable, se descuidan, no se pueden abordar en condiciones óptimas”. “El peso de la intervención está en la relación continua con la familia. A día de hoy los y las profesionales de primaria y secundaria están saturados”, denuncia. También sería “muy aconsejable”, añade, “contar con juzgados con personal formado en los derechos de la infancia” para que primen estos sobre los de los progenitores.

Cuando un menor muere y se dice que estaba bajo vigilancia de los servicios sociales, este colectivo se siente en el punto de mira. “Quizás sea inevitable, pero los y las profesionales que trabajan en casos de esta envergadura ponen toda su profesionalidad y esfuerzo para que el resultado sea el mejor. Si tenemos que hablar de fracaso no lo es solo del sistema de servicios sociales. En la protección a la infancia debemos estar involucrados todos los agentes, la administración y la población en general. Estamos legalmente obligados”. - A. R.