Bilbao - Acambi siempre se ha definido por su implicación en la lucha contra el cáncer de mama. Las puertas de su asociación siempre han estado abiertas para cualquier persona que quisiera entrar. Tratamiento psicológico, acompañamiento durante el proceso de la enfermedad, un hombro en el que llorar o, incluso, ser el fiel reflejo de la esperanza.

Sin embargo, esta vez han querido dar un paso más hacia adelante y ser, también, un gran apoyo para los familiares directos de las pacientes con cáncer de mama, que celebra hoy su día internacional. “Queremos que nuestro próximo proyecto sea poder realizar diferentes programas de orientación, apoyo y acompañamiento en los cambios que puedan afectar a la estructura familiar. Entendemos que un gran paso adelante es abordar esta enfermedad desde la totalidad de la persona y de su unidad de convivencia”, aseguran desde la Asociación del Cáncer de Mama de Bizkaia. Por ello, pretenden poner en marcha este proyecto a partir del próximo año, con el fin de dar cobertura psicológica a los familiares directos que lo soliciten. Las consultas se realizarán en la sede de la asociación, en el número 33 de la calle General Eguía.

El cáncer de mama es el tipo de tumor más común entre las mujeres y, aunque los índices de supervivencia han aumentando durante estos últimos años, la gran carga emocional que supone pasar por esta enfermedad sigue presente en la paciente y en sus familiares directos. “A pesar de los avances médicos, el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad se convierte en una amenaza para la que no contamos con recursos. Además, adquiere un significado que va más allá de perder la salud física y que sigue unido a la percepción de muerte”, especifican desde Acambi. La suma de todo esto conforma en el paciente y en su entorno familiar una importante carga emocional, que puede llegar a manifestarse, según indican desde la asociación, con una heterogeneidad de síntomas, siendo los más frecuentes el miedo, la negación, la rabia, la ansiedad, así como los sentimientos pesimistas y de culpa. “La unidad familiar puede actuar de una manera muy diversa ante la nueva situación por el simple desconocimiento de las habilidades necesarias que se necesitan para afrontar y aceptar los cambios”, aseguran por propia experiencia.

Es por ello que desde el área psicológica de Acambi pretenden dar servicio a la unidad familiar con el fin de facilitarles darles herramientas con las que comunicar sentimientos, como el miedo o los temores que genera la enfermedad. “También se les asesorará y apoyará emocionalmente durante el proceso cuando el pronóstico no sea el deseado y para acompañar a los familiares en el duelo del familiar fallecido”, inciden.

La población a la que irá destinada este proyecto está conformada por la unidad familiar de la persona que convive con la enfermedad. “Queremos abrir la atención psicológica a padres, hijos, hermanos y cónyuges de la persona afectada. En ocasiones, hemos atendido en Acambi a personas afectadas que nos verbalizan el sentimiento de excesiva sobreprotección que perciben y viven por parte de los miembros de su unidad familiar”, explican y, a su vez, aseguran que ese sentimiento, generalmente, induce un mayor malestar. “Mediante talleres o grupos de ayuda se pretende orientar en habilidades a este segmento de la unidad familiar”, resumen.

Otro pilar de la familia lo componen los más pequeños. “Suele ser un motivo frecuente de consulta, estrategias para comunicar la información. Para esta situación desplegamos todas las habilidades de las que disponemos, se hace desde la perspectiva de un adulto. Poder proporcionar un lugar en el cual estos niños y sus familias puedan hablar de los que les preocupa, de lo que es importante para ellos, es otro punto a desarrollar en este proyecto de ampliación psicológico”, explican desde la asociación.

¿Quién nos enseña a morir bien? La supervivencia del cáncer de mama es de un 80%. A pesar de que el pronóstico de las personas afectadas por esta enfermedad es optimista, a día de hoy todavía sigue existiendo ese 20% restante que no tiene cura. “Como asociación también tenemos que recoger, acompañar y apoyar a ese grupo de personas cuya evolución no es favorable”, aseguran contundentes desde Acambi. Y es que, nuestro entorno o la unidad familiar nos enseña a vivir bien pero, ¿quién nos enseña a morir bien? “Siempre que sea solicitado queremos poder ofrecer desde la asociación la posibilidad de orientar, acompañar y apoyar emocionalmente a la persona y a la unidad familiar en el proceso final de la despedida”, indican desde la Asociación del Cáncer de Mama de Bizkaia.

Precisamente, en palabras de las voluntarias de la asociación, una de las consecuencias es el proceso del duelo. ¿Dónde y cómo se quedan los familiares cercanos cuando la persona que ha estado soportando la enfermedad, a la que desde Acambi han estado acompañando, ha fallecido? “Un compromiso que desde Acambi nos gustaría asumir como asociación es poder acompañar en este proceso de duelo, como se ha hecho con la persona afectada mientras ha durado la enfermedad”, indican.

Es por ello que pretenden estructurar diferentes programas de intervención, ampliando el rango de actuación a la unidad familiar de la persona con metástasis, según las necesidades que soliciten las personas. “Para que pueda comenzar este proyecto y pueda perdurar en el tiempo contamos con el increíble apoyo voluntario de Mikelats Kultur Elkartea, que se ha volcado con nosotras promocionando eventos deportivos y culturales. Desde Acambi queremos agradecer el esfuerzo solidario que realiza”, dijeron emocionadas.