bilbao - Un año después, las bolsas de plástico siguen en el centro de la diana. Pese a que el ejecutivo español aprobó en julio de 2018 un Real Decreto referente a estos accesorios tan habituales en tiendas y otros establecimientos del sector, su cumplimiento no parece ser el esperado. Esta es, al menos, la posición que han tomado diversas asociaciones ecologistas estatales en el aniversario de la aprobación legislativa.

Según algunas organizaciones defensoras del medio ambiente, el 20% de las bolsas de plástico usadas por cada ciudadano no se reutiliza, por lo que van directamente a la basura después de un único uso. En última instancia, estos desechos llegarán a los mares y océanos del planeta, un hecho que pone en peligro sus ecosistemas debido a las dificultades que entraña su descomposición absoluta. Una cantidad que Naciones Unidas cifra en 8 millones de toneladas cada año y que no parece que vaya a menguar en un futuro cercano. Una de las razones para esa estabilización de las cantidades es que muchas empresas aún no han puesto en marcha las medidas exigidas en la mencionada regulación, por lo que los esfuerzos de los ecologistas para ver un cambio real no han tenido recompensa.

Las principales quejas llegan de parte de Greenpeace. La responsable de plásticos de la ONG, Alba García, aseguró que “así será totalmente imposible celebrar verdaderamente el Día Internacional Sin Bolsas de Plástico”, haciendo referencia a las dificultades para “la puesta en marcha real y práctica” de dichas medidas. Por esas mismas razones, desde la ONG reiteran que han pasado esta fecha -3 de julio- con “un sabor agridulce”. Por un lado, creen que se ha llegado a un nivel óptimo de concienciación ciudadana, aunque este colectivo es solo uno de los que deben protagonizar este cambio. Por ese motivo, no dudan al asegurar que “el fin de las bolsas de plástico depende en gran medida de empresas y gobiernos”, entes a los que pasan la pelota en estos momentos.

El actual ejecutivo estatal se puso en contacto con Greenpeace y otros colectivos que defienden la causa poco después de la moción de censura del 1 de junio de 2018. De acuerdo a lo expresado por Alba García, el gobierno que actualmente se encuentra en funciones les hizo llegar “una nueva estrategia” acerca de las bolsas y otros productos en los que el plástico es sustituible por otros componentes. Sin embargo, “aún no se ha hecho pública dicha estrategia”.

En el caso de la Fundación Aquae, su ideario se centra en la defensa de los ecosistemas marinos. Pese a que no dudan a la hora de remarcar los problemas causados en la actualidad por los residuos provenientes de las bolsas de plástico, aseguran que “cada vez son más los supermercados y tiendas que están sustituyendo las bolsas de plástico de un solo uso por alternativas como bolsas compostables”. Sin embargo, estos cambios aún no están reflejados en los datos de vertido de plásticos al Mediterráneo, donde el Estado español (126 toneladas al día) ocupa la segunda plaza de esta bochornosa lista, solamente superada por Turquía (144).

Sus expertos estiman que en 2025 habrá una tonelada de plásticos en los hábitats acuáticos por cada tres millones de toneladas de peces. Según señala Aquae en su último comunicado, “los científicos ya han demostrado que los residuos plásticos pueden crear nuevos hábitats para bacterias marinas capaces de aumentar el riesgo de propagación de algunas enfermedades”, un peligro para muchas de las especies que pueblan ahora estos lugares.

Entre las medidas propuestas para la mejora del Real Decreto de Bolsas, el uso de bolsas 100% compostables aparece en todas las opciones. Según la normativa europea que entrará en vigor el 1 de enero de 2020, este día marcará el fin definitivo de las bolsas de plástico ligeras que no sean compostables -realizadas con materiales de origen vegetal- y aquellas que contengan plástico fragmentable -que contienen aditivos para que su desaparición del medio ambiente sea más rápida-. Aún así, desde Greenpeace lamentan que “las bolsas que son parcialmente compostables seguirán formando parte del problema”.

En este punto es donde actualmente centran sus esfuerzos los ecologistas y se plantean presentar en una de sus habituales conversaciones con el gobierno una serie de medidas para que sea obligatorio el uso de materiales verdes en la realización de las bolsas a partir de ese momento. Además, “estará alerta” en lo respectivo a la aplicación de las órdenes que llegan desde Europa, puesto que la desconfianza aún no se ha ido de sus pensamientos. En definitiva, Greenpeace reclama al ejecutivo que “no cometa más errores en su lucha contra la contaminación por plásticos”, puesto que el futuro del planeta depende, en parte, de su buen hacer.