BILBAO. El restaurante Boroa de Amorebieta se queda huérfano tras el fallecimiento de Iñigo Elorriaga a los 42 años. El chef tomó las riendas del prestigioso restaurante, con una estrella Michelin, este año. Elorriaga, que sustituyó a Javier Gartzia por su jubilación, llevaba entre los fogones del Boroa desde su apertura.

Gartzia dejó el restaurante en las mejores manos ya que transmitió toda su sabiduría centenaria de salsas, fondos y caldos a su segundo, Iñigo Elorriaga, que le acompañaba desde que cumplió los 18 años. Elorriaga y Gartzia se conocieron en el Boliña cuando el primero entró de prácticas.

A lo largo de 25 años ambos compartieron muchas horas entre pucheros y salsas y desarrollaron una comida tradicional actualizada a día de hoy dándole importancia al producto de temporada. El mundo de la cocina pierde a un referente en el mundo culinario vasco.