Bilbao - Reivindicativo, de empoderamiento, inclusivo y diverso. Un 8 de mMarzo, tal y como opina Marian Andrés Acha, debe de ser así. “Las manifestaciones del año pasado supusieron un gran hito y un gran avance porque el movimiento feminista nos empezó a tener más en cuenta porque se dio cuenta de que existen voces de mujeres diversas. Por eso creo que vamos yendo hacia un feminismo diverso e inclusivo”, afirma Acha, una activista de movimientos feministas y voluntaria en Fekoor, federación que trabaja con personas con discapacidad física y/o orgánica.

De hecho, lo cree así porque opina que, además de sentir discriminación por ser mujer, también vive discriminada por ser mujer con discapacidad intelectual. Siente varios inconvenientes a la hora de decidir si va a las manifestaciones de hoy. “Claro que quiero ir a la huelga, pero si yo voy, al mismo tiempo estaría quitando el derecho de hacer huelga a mi asistente”, cuenta. “En algunas ciudades están haciendo bolsas de voluntarios pero ahí se crea otro hándicap porque, como es el Día de la Mujer, muchas de ellas no quieren depender de un hombre ese día. Es un tema bastante complicado de gestionar en nuestro caso”. Por eso cree que las instituciones deberían dar más facilidades. “Creo que a las mujeres con diversidad funcional nos hace falta mucho apoyo institucional”.

En algunos casos estas personas se sienten apartadas porque “la mujer con diversidad funcional o con discapacidad a lo largo de los años hemos llegado a estar en un plano de vida más lejano, que se nos ha impedido formarnos y se nos ha impedido que la sociedad nos vea como ciudadanas de pleno derecho”.

“Nos dejan excluidas” Por otro lado, “la ley de medidas de protección contra la violencia de género nos deja excluidas” porque “las mujeres con diversidad funcional lo sufrimos de igual manera, solo que en otros escenarios y con agresores diferentes”.

“Está muy naturalizado que algún chico o compañero te toque sin permiso, entre otras cosas porque no se nos ha dado una educación sexual”, cuenta. Así mismo, denuncia que también está “muy normalizado” escuchar “encima que tienes una discapacidad, te quejas de que te toque”.

Por eso cree que si las voces diversas se unen se enriquecería “mucho más” el camino hacia una igualdad real. “Para eso, hay que tener voluntad y predisposición de aprender unas de otras y hay que estar totalmente abiertas. De esa forma, conseguiremos callar muchas voces y aplastar muchos bolsillos”, concluye.