madrid - Begoña Barragán tenía mucho miedo al proceso del trasplante de médula al que se tenía que someter tras diagnosticarle linfoma de no Hodgkin, pero unas palabras de una paciente a la que le daban el alta, consiguieron tranquilizarla: “Se pasa mal, pero se pasa”. “Me llegó; me dio mucha fuerza para pensar en que lo pasaría mal pero ya pasaría”, comenta en una entrevista a Efe. Cuando le dieron el diagnóstico le sonó muy mal, según reconoce, porque su tipo de cáncer se origina en el sistema linfático y circula por todo el organismo y además tuvo mucha afectación de médula ósea y estaba realmente comprometida su vida. “Lo que me hizo realmente superar la enfermedad fueron los tratamientos. Lo demás también, porque el entorno familiar te hace estar más confortable, pero lo que de verdad ayuda es el tratamiento médico”, relata.

Begoña es consciente de que en los últimos años hemos asistido a un avance en el conocimiento del cáncer y que han aparecido nuevos tratamientos, que han permitido que los pacientes vivan más. Pero mas allá de las necesidades clínicas, existen otras que no siempre están bien cubiertas, las psicológicas: “A veces, esta atención se está dando desde las asociaciones de pacientes y no dentro de los equipos multidisciplinares que tratan al paciente oncológico”. - Efe