donostia - “Si tienes que elegir, elige ser feliz”. Esta afirmación resonó ayer con fuerza en repetidas ocasiones en el Teatro Principal de Donostia. Y es que los integrantes de la Asociación de Menores Transexuales de Euskal Herria tienen interiorizado que hay niñas con pene y niños con vulva, que la identidad va mucho más allá de los genitales, y que la felicidad llega de la mano de la aceptación y el respeto hacia lo diferente.

Por eso, y al igual que han hecho muchos de sus hijas e hijos en su corta vida, la asociación Chrysallis Euskal Herria ha experimentado un “tránsito”, ha “cambiado de nombre y de colores”, independizándose de la asociación estatal (con la que continuarán colaborando estrechamente) y reformándose para proseguir su propio camino y centrar su lucha en Euskadi. Así surge Naizen, un canto a la diversidad de identidades sexuales y a la tolerancia, “porque al fin y al cabo, todos somos distintos”.

Y para presentar Naizen en sociedad, la asociación volvió a elegir Donostia, la ciudad donde germinó Chrysallis Euskal Herria el 8 de marzo de 2015 gracias a la agrupación de ocho familias que en cuatro años se han multiplicado hasta rebasar las 100. Y lo hicieron ante un Teatro Principal abarrotado, que contó con numerosos rostros conocidos, como el alcalde de la ciudad, Eneko Goia; la diputada Maite Peña, la directora foral de Derechos Humanos, Maribel Vaquero, las presidentas de los parlamentos vasco y navarro, Bakartxo Tejeria y Ainhoa Aznárez, el consejero de Salud, Jon Darpón, y la consejera navarra Ana Ollo, entre otros.

Pero si alguien fue protagonista durante la gala de ayer fueron las familias y sus txikis. También aquellos que no pudieron estar. Como el joven Ekai Lersundi, el ondarrutarra de 16 años que el pasado año se quitó la vida. Fueron sus padres los que protagonizaron uno de los momentos más emotivos al recordar la lucha de su “valiente samurai” y agradecer al resto de familias el apoyo y acompañamiento que les han brindado.

Importante también el papel de las familias fundadoras, en cuyo nombre, Aingeru Mayor recordó que Chrysallis se “tejió” a base de “cuidado mutuo, cariño y amor”. Unos ingredientes que seguirá utilizando Naizen, “porque solo a través de ellos podremos hacer un mundo más bello, más justo, más humano y más amable”.

La asociación tiene ahora mucho trabajo por delante y como resumió Mayor: “Éramos ocho, somos cien. Ongi etorri Naizen”. - Iraitz Astarloa