Fort Lauderdale - Vestido con un impecable traje azul aunque encadenado y esposado, un sonriente y con barba Pablo Ibar entró en medio de una gran expectación en la sala de vistas de Fort Lauderdale, a 40 kilómetros de Miami, para asistir a la primera jornada del cuarto juicio oral contra este vasco que lleva 24 de sus 46 años de vida entre rejas, acusado de un triple asesinato cometido en 1994. La primera jornada del juicio contó, además, con la presencia de una decena de parlamentarios que le manifestaron su apoyo ante un juicio que se prevé decisivo, toda vez que el fiscal insiste en volver a pedir la pena de muerte contra Ibar.

La fase oral del juicio iniciado el pasado 1 de octubre bajo la presidencia del juez Dennis Bailey comenzó ayer con una intervención de William Sinclair por parte de la Fiscalía a la que siguió la de Kevin Kulik por parte de la defensa de Ibar y luego la declaración de los primeros testigos.

El primero en declarar fue el expolicía Fernando Navarro, quien en 1994 trabajaba en la oficina del alguacil del condado de Palm Beach, la zona del sur de Florida donde se halló quemado el automóvil Mercedes de una de las víctimas del triple asesinato en el que supuestamente huyeron los asesinos. La celebración de este nuevo juicio fue ordenada por la Corte Suprema de Florida cuando en 2016 anuló la condena a muerte que pesaba sobre Ibar desde el año 2000 por las muertes de Casimir Sucharski, Sharon Anderson y Marie Rogers perpetradas por ladrones que entraron a robar en la casa del primero en Miramar en junio de 1994.

La Fiscalía comenzó sus alegatos con una descripción de lo que ocurrió la noche de autos en casa de Sucharsky, propietario de un popular club nocturno, y la afirmación de que no hay duda de que Ibar es la persona que aparece en la grabación hecha por una cámara de seguridad tapándose la cara con una camiseta.

La defensa señaló que la Policía manipuló a testigos para que identificaran a Ibar, porque el caso estaba muy publicitado en los medios y tenían mucha presión porque habían pasado 16 días y estaba sin resolver.

Ibar, nacido hace 46 años en Fort Lauderdale, lleva preso 24 y ha afrontado ya otros tres juicios, de los cuales el primero terminó sin veredicto de culpabilidad y los dos siguientes fueron anulados, el último de ellos con condena de muerte durante 16 años, la misma pena que la Fiscalía se propone pedir ahora.

Cándido Ibar, padre de Pablo y hermano de José Manuel Ibar Urtatin, reconoció que el apoyo de los parlamentarios le quita “una carga de la espalda”, “pero la pelea va a ser dura”, advirtió. A la audiencia asistieron también la esposa de Ibar, Tanya Quiñones, y la hermana de ésta entre otros familiares. La delegación parlamentaria tenía previsto reunirse con el juez Jack Tuter, a cargo del distrito judicial decimoséptimo de Florida, pero la larga sesión impidió ese encuentro.