Le gusta decir a Eneko Atxa el triestrellado, que la gastronomía es lo más parecido a un lenguaje universal y, al mismo tiempo, una pieza esencial para descubrir la cultura propia del país. En el caso del cocinero vizcaino, el país del euskera, su lengua materna y de otros miles y miles de personas que la mantienen viva a diario en sus relaciones personales, en el trabajo, cuando van a hacer la compra, en la calle, cuando juegan o cuando acuden a su ambulatorio, por ejemplo.

Pero en Bizkaia, y en el resto de los territorios del país del euskera, conviven otras muchas lenguas maternas [aquella que una persona aprende en su entorno familiar y que usa habitualmente para comunicarse]. Solamente en Bizkaia, hasta doscientas formas distintas de hablar, de compartir ideas y sueños, de expresar sentimientos... Lo decía ayer Lorea Bilbao, diputada de Euskera y Cultura, durante un encuentro de trabajo informal, para reflexionar y poner sobre la mesa distintos aspectos sobre la lengua materna, sea cual sea: desde el español hasta el urdu, el chino, el árabe o el tigriña de los eritreos. Y es que, como subrayaba la diputada foral, “siendo el conocimiento y el uso del euskera nuestro objetivo principal, no podemos dar la espalda a otras lenguas. Bizkaia la componemos entre toda la ciudadanía y si queremos lograr una sociedad bilingüe y cohesionada, también debemos conocer cuál es la realidad de la lengua de origen de dichos hablantes e invitarles a que se acerquen al euskera. Para ello, es necesario facilitar las vías que resulten necesarias”.

De hecho, entre las personas presentes se contaban tres casos ejemplares: Ishaq Akhond un pakistaní que llegó a Zornotza en 2012 y que es capaz de desenvolverse con soltura en euskera; Man Kwan Chen, de origen chino y que llegó a Bilbao hace veinte años y se animó a aprender la lengua vasca. Y la arqueóloga de Jaén y residente en Arrigorriaga Teresa Campos, que arribó a Bizkaia hace 14 años y, a día de hoy, tras muchos esfuerzos como confesaba, atesora toda la colección posible de perfiles lingüísticos hasta el punto de que imparte clases en euskera en la universidad.

Faltó al work café de ayer una cuarta persona que, teniendo el castellano como lengua materna, también sabe lo que es vivir en euskera. Fede Steindl, argentino enrolado en La Sotera no pudo escaparse de su trabajo como buzo, pero su espíritu también estuvo allí. Porque una cosa no quita la otra y porque, como insistía la diputada foral de Euskera y Cultura, una comunidad sólida, progresista y bilingüe, solo será posible si se atiende, entiende y respetan esas otras lenguas nativas de las miles y miles de personas que viven en el país del euskera. De hecho, el acto -que arrancó con una pieza a la guitarra de Itxaso Paia- sirvió para analizar cómo vive cada persona el apego a su lengua materna o qué espacio habría que reservar a la lengua materna en el día a día.

Y el 26 de septiembre... Los desafíos, en definitiva, para que ninguna lengua se pierda porque nadie la ponga en su boca. Porque como cantó Itxaso Paia, cada vez que eso sucede [cada dos semanas desaparece una] se esfuma para siempre una forma de contemplar, interpretar y vigilar el mundo. Por eso, como anunciaba Bilbao, la cita de ayer en la que tomó parte una amplia delegación de la Comisión Euskara Bizia [que ofrece apoyo a las asociaciones que trabajan a favor del euskera en Bizkaia y coordinar sus actuaciones] supuso “el pistoletazo de salida” de un variado programa de actividades que concluirá el 26 de septiembre.

Esa jornada, recordaba la diputada de Euskera y Cultura, es la fecha elegida para celebrar el Día Europeo de las Lenguas. Y este año, la intención de la Diputación es que también sea un momento especial para el territorio y sus gentes y se festeje “el día de las lenguas de Bizkaia”. El calendario y las acciones serán planificadas de común acuerdo por los agentes que trabajan en la normalización lingüística. Cada uno hará sus aportaciones a una jornada que confían sea toda una fiesta y un ejemplo de sociedad cohesionada.

Por eso, en las mesas de trabajo se pudieron escuchar numerosos asuntos de diálogo, debate o incluso polémica como el adagio que repite que aprender euskera es muy complicado. Xabi Paya, bertsolari, traductor... y moderador del evento de ayer, lo desmintió con la razón de su experiencia: no tiene marca de género y la tabla de verbos entra en un folio A3... También hubo momentos para conocer qué ha empujado a aprender euskera a esos tres ejemplos, en qué ámbitos siguen manteniendo el uso de sus lenguas maternas...

Y en mesas algo más técnicas, se habló de cómo se aborda el aumento de diversas lenguas maternas en el aula, los recursos de los que dispone la comunidad educativa para abordar el tema, y otras cuestiones de interés para la sociedad en términos generales y en concreto para la comunidad inmigrante. “Las personas que hablamos euskera sabemos bien lo que es ser una lengua no hegemónica, de ahí que mostremos sensibilidad hacia los hablantes de otras lenguas minoritarias y minorizadas”, apostillaba la diputada foral de Euskera y Cultura.

Por eso, a su juicio, es necesario dar visibilidad a ese universo de culturas y sonidos presente en Bizkaia y, al mismo tiempo, “animar a la transmisión de las lenguas maternas, e impulsar que el euskera sea una lengua de encuentro entre todas las personas que formamos Bizkaia”.