A CORUÑA. El capitán del petrolero Prestige, Apostolos Mangouras, admitió ayer que detectó "corrosión" en los tanques de lastre cuando asumió el relevo del barco en septiembre de 2002 -dos meses antes del siniestro que provocó la marea negra-, pero descartó que hubiese "ningún tipo de rotura", durante el juicio por la catástrofe marítima que se reanudó con su declaración en el día que se cumple el décimo aniversario del siniestro. Sin embargo, Mangouras, que se enfrenta a una petición de 12 años de cárcel por daños contra el medio ambiente y desobediencia, no concretó por qué no alude a esta corrosión en un informe firmado por él, el 30 de octubre de 2002, en el que certificaba que "no hay defecto" en los tanques y que están "en buenas condiciones".

Con su declaración, se reanudó ayer el juicio por el siniestro marítimo del Prestige, que provocó el vertido de unas 60.000 toneladas de fuel -de las casi 77.000 que llevaba el barco- en el litoral gallego y que alcanzó las costas de Asturias, Cantabria, Euskadi y la costa francesa.

Mangouras mostró entereza durante todo el interrogatorio, excepto cuando, refiriéndose al día del accidente, recordó a su familia y a las del resto de la tripulación. En ese momento, se emocionó y se puso a llorar, pidiendo "perdón" al tribunal, que optó por hacer un receso de diez minutos. Posteriormente, se reanudó su interrogatorio en el que cuestionó la decisión de alejar el barco de la costa gallega. "La peor de las posibles. Nos llevaban en un féretro flotante a ahogarnos", resumió. También denunció haber sido tratado como "un criminal" tras pasar 83 días en la cárcel.

estado del barco Antes, dijo que no estaba "capacitado" para determinar el grado de corrosión que podían tener los tanques, a preguntas del fiscal Álvaro García Ortiz sobre las inspecciones al barco, la situación de los tanques de lastre, el estado de la máquina del buque o una posible sobrecarga. Asimismo, indicó que él no participaba en las revisiones del barco. "No tenía nada que ver conmigo", recalcó Mangouras, quien atribuyó esta responsabilidad a los inspectores de la empresa.

Por otra parte, aseguró desconocer que el petrolero tuviese prohibido operar en más de una decena de puertos, entre ellos Estados Unidos, Cub, Líbano, Finlandia o Dinamarca. "Durante mi servicio en el barco no llegamos a estos países", ha sentenciado. Mangouras sí confirmó que no leyó, antes de asumir el control del barco, el libro de navegación del anterior capitán en el que, según la Fiscalía, se advertía de la existencia de deficiencias en el barco. Además, señaló que las olas que había "cubrían el buque como si fuese un submarino". Preguntado por el fiscal por qué no sostuvo la "teoría de la ola inmensa" en su declaración policial ni judicial y sí lo hizo con posterioridad en el Parlamento europeo, señaló que estuvo "72 horas sin dormir, sin comer". "Al salir de la cárcel, hay cosas que se me habían escapado", añadió también.