MADRID. José Bretón, el padre de Ruth y José, declarará el próximo miércoles ante el juez del caso, José Luis Rodríguez Lainz, tras el último auto en el que el magistrado imputa al progenitor por la supuesta comisión de dos delitos de asesinato con alevosía y la agravante de parentesco, todo ello después de los informes que concluyen que los restos óseos hallados en la hoguera de la finca de Las Quemadillas, en Córdoba, son de humanos y de dos menores de 6 y 2 años.
El auto judicial asegura que los hermanos de Córdoba Ruth y José murieron nada más llegar a la finca de Las Quemadillas con su padre. Según desveló ayer Telecinco, "José preparó una pira sobre un fondo de leña de olivo en forma más o menos rectangular, sobre el que colocó los cuerpos de los dos menores de 6 y 2 años". Una vez colocados, añade el auto, "cubrió los restos con una tela y después vertió importantes cantidades de gasoil sobre los cuerpos" de los pequeños. De esta forma, Bretón consiguió que la hoguera alcanzase "elevadísimas temperaturas durante un periodo largo de tiempo" con el firme propósito de "concentrar el calor y que no saliese mucho humo". El padre de los niños consiguió así construir un pequeño y casero horno crematorio. Además, el auto asegura que "el olor a carne humana quemándose o ya quemada dramáticamente llamativo para quién se ha enfrentado alguna vez en la vida a él, tardaría algún tiempo en detectarse", y es por eso por lo que probablemente no fue identificado por los vecinos de la zona.
El cuarto informe elaborado por los antropólogos forenses de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en colaboración con el Instituto Nacional de Toxicología constata que los restos óseos recogidos en la finca de Las Quemadillas, en Córdoba, son "inequívocamente humanos" y pertenecen a dos menores. Según las principales conclusiones de este cuarto informe, no hay datos para identificar el sexo de ninguno de los dos individuos ni las causas de su fallecimiento. Además, los restos están tan deteriorados que, a juicio de los expertos, será muy difícil identificar su ADN. A partir de ahora, el Servicio de Biología del Instituto Nacional de Toxicología, dependiente del Estado y con sede en Las Rozas (Madrid), va a intentar realizar la prueba de ADN de los restos hallados en la citada finca.