Isabel Archer es una joven norteamericana que se decide a viajar a Europa para vivir. El retrato de esta dama es el relato del libro The portrait of a Lady que Henry James publicó primero por entregas y editó finalmente el año 1881. El autor, Henry James, nació en Nueva York en 1843; americano de origen se trasladó a Europa, vivió y se nacionalizó en Inglaterra, falleciendo en Londres el año 1916. James vivió entre dos mundos, entre dos siglos, dos culturas, dos continentes. Quiso conocer el viejo mundo europeo, artístico y seductor; dejando atrás su nuevo mundo americano, más abierto e insolente. Este contraste, este puente, esta doble visión, la aplicó a toda su obra literaria, y muy especialmente a las relaciones entre hombres y mujeres que protagonizan muchas de sus novelas. Se ha dicho que James tuvo "gustos e intereses femeninos". Lo comparto. Sus novelas son extraordinarios retratos psicológicos de los personajes, destacando sobre todo las protagonistas femeninas, porque sus obras están protagonizadas por la mujer. El retrato de una dama, de la dama Isabel Archer, es un buen ejemplo de ello.

Leer esta novela es soñar con Isabel, crecer y aprender con ella, leer es vivir. La joven protagonista abandona una vida normal en América para poder conocer una aventura vital en Europa. A la muerte de sus padres su tía, madame Touchett, le convence para que le acompañe a Inglaterra en una larga visita familiar. Isabel no lo duda, se decide rápidamente, porque quiere viajar, conocer y explorar Europa, ansía tener experiencias, desea vivir. Tanto a su salida de América como, sobre todo, a su llegada a Inglaterra se ve rodeada por múltiples pretendientes, es evidente que su belleza y distinción no pasan desapercibidas al género masculino. En Nueva York evita a Caspar Goodwood, un formal y maduro hombre rico americano, que la seguirá hasta Europa y acabará pretendiéndola hasta el final.

A su llegada a Inglaterra, el seducido es lord Warbuton, un joven atractivo y también seductor aristócrata inglés que parece predestinado para ella, pero esta no es una clásica novela romántica e Isabel prefiere volar libre sin ataduras. Incluso más cerca, en su propia familia, su primo Ralph, acogedor y generoso, también pretende su amor. Tampoco él se ve recompensado, pero en cualquier caso Ralph mantendrá su fidelidad a Isabel por encima de todo.

La joven protagonista Isabel Archer es inteligente, atiende y valora a todos sus pretendientes, pero sus planes son otros, no quiere casarse, lo que quiere es vivir, y como ella misma declara: "no veo qué hay de malo en no querer atarme, hay otras mil cosas que una mujer puede hacer". Estamos en 1881 y se ha descrito a Isabel Archer como la precursora de la mujer moderna, una mujer que en el viejo, aunque nuevo para ella, continente, busca desarrollar su propia trayectoria vital. Sabe hacer frente a los convencionalismos, lucha por su propia autonomía y libertad, busca nuevas experiencias, quiere realizarse. No desea anclas ni amarras, quiere ser libre y lo demuestra.

El giro inesperado La protagonista de la novela descubre el viejo continente, viaja por Inglaterra, Francia e Italia, disfruta de sus nuevas relaciones personales y se integra en las sofisticadas convenciones europeas.

Pero de repente, su vida cobra un giro inesperado. La generosidad de su primo Ralph convierte a Isabel en una joven rica. De la noche a la mañana, sin saberlo ni pretenderlo, se convierte en beneficiaria de la mitad de la herencia de sus tíos por expreso deseo de su primo, quien no busca nada a cambio, salvo favorecer la libertad e independencia de su querida prima Isabel. Y aquí, en este momento, se plantea la cuestión central de la novela, la evolución de una joven idealista que se convierte en millonaria en un instante y de forma inesperada. El retrato de una dama nos ofrece la respuesta a la pregunta que todo lector se plantea: "¿qué hará ahora Isabel?". La dama comienza a viajar con mayor libertad, frecuenta nuevos ambientes, sigue sin querer comprometerse, quiere seguir viviendo la vida. Pero el dinero que la ha liberado la convierte también en una atractiva tentación. En su nueva situación resulta que Isabel es más libre pero también más vulnerable. Conoce a madame Merle y a través de ella a Gilbert Osmond, un europeo diletante con elevados ideales artísticos. Ocurre lo inesperado, la nueva vida ha conducido a Isabel primero al amor y de forma vertiginosa al matrimonio con Osmond, viudo padre de una niña pequeña, Pensy, con quien vive en Roma. El autor nos presenta en su novela la enésima confirmación de que el amor es ciego. Nos encontramos con que Isabel se enamora de la persona equivocada y se entrega a él, convirtiéndose en su prisionera, víctima de un maquiavélico plan que prefiero no desvelar. La protagonista de la novela entrega su vida, su dinero y hasta su libertad, ella lo entrega todo, se entrega por completo. Y el lector contempla cómo el amor se apaga de forma vertiginosa, el matrimonio declina, crece la tristeza conyugal y conocemos de cerca, desde dentro, la evolución de Isabel. Ella es plenamente consciente del error, pero lo asume porque ha sido fruto de su propia elección personal, lo acepta con orgullo y dignidad, asume todas las consecuencias, es una dama.

mujer contemporánea Lo relevante de esta novela es que siglo y medio después, podemos definir a la protagonista de la novela, Isabel Archer, como una dama actual, como una mujer contemporánea. Esta es la aportación de esta gran obra, estamos a finales del siglo XIX, en una sociedad y una época en la que en palabras del propio autor "la mayoría de las mujeres no hacían consigo mismas nada en absoluto". Y en este contexto conocemos a la mujer moderna, vital, compleja, especial, de gran personalidad. La protagonista es una mujer "inteligente y generosa", real, adelantada a su tiempo, se nos revela como contemporánea, actual.

Isabel Archer es una mujer "de natural noble y abierto", que ante todo quiere vivir, viajar, no quiere acomodarse, no quiere encerrarse, no quiere atarse ni limitarse. Desea conservar su libertad, su autonomía, quiere realizarse. Desborda personalidad, tiene ideas propias, es fuerte e incluso extravagante en la sociedad victoriana europea. Isabel se nos presenta como un personaje moderno, absolutamente libre de los prejuicios sociales de la época que le ha tocado vivir.

Retrato de una dama nos presenta a la mujer moderna del siglo XXI ubicada en la sociedad de finales del XIX. Este es el secreto de la obra y la causa de esta recomendación, James logra que Isabel Archer, huérfana pobre pero inteligente, atractiva y audaz, que se lanza a conocer mundo sin ataduras, siga siendo hoy en día un modelo de vitalidad, inteligencia, libertad y dignidad. Una mujer cuyo ideal es poder elegir en la vida, esto es lo que le gusta y esto es lo que lleva a cabo, defender su propia elección en todo momento y con todas sus consecuencias.

El estilo de Henry James Henry James fue un autor muy prolífico. Conocido sobre todo como novelista, escribió más de veinte novelas y más de un centenar de relatos a lo largo de su vida, a lo que habría que añadir diez obras de teatro, algunos libros de viaje y una cantidad ingente de producción epistolar. James fue además un afamado crítico literario, faceta a la que dedicó su libro El arte de la novela. Sus obras se representaron en los escenarios, aunque sin cosechar gran éxito, y más recientemente han sido llevadas al cine. Así, hace unos años conocimos a Nicole Kidman en el papel de Isabel Archer, en una película dirigida por otra mujer, Jane Campion.

Henry James sufrió cierto olvido a partir de su muerte, probablemente por su desarraigo, no en vano era considerado europeo en Norteamérica y americano en Europa, pero el tiempo ha conseguido que su obra y su figura adquieran un nuevo reconocimiento y sigan creciendo hoy en día.

Se ha dicho ya que Henry James tenía "gustos e intereses femeninos" y la obra Retrato de una dama es una buena prueba de ello, porque el autor consigue hacernos conocer y comprender a Isabel Archer en cada fase de su trayectoria vital, a través de un extraordinario retrato psicológico de su personaje. Lo importante de la novela para el autor es reflejar la subjetividad de los protagonistas, sus conversaciones, la descripción de sus emociones y de los ambientes en que viven y se relacionan.

Podemos afirmar que Henry James, como Isabel Archer, es también un adelantado a su época, porque es un novelista moderno que en pleno siglo XIX instala el foco en el interior de los personajes para alumbrar desde esta perspectiva su relato. Así conocemos a personas reales, con todas sus contradicciones y complejidades, el autor logra que los diálogos entre ellos y ellas resulten soberbios, y comprobamos que los estados de ánimo son más importantes que las propias acciones. Por primera vez los mundos interiores de los personajes cobran todo el protagonismo, es lo que ha venido a denominarse el inicio del realismo psicológico en la novela.

Por último, es necesario reconocer, y advertir, que el autor utiliza una escritura compleja, barroca podríamos decir, con frases muy largas en un estilo digresivo. Pero es cierto también que los monólogos interiores de los personajes, las aproximaciones subjetivas, atrapan al lector, lo incorporan al retrato como partícipe más que como espectador. El argumento de la novela cobra un gran peso, las situaciones narradas son de gran interés y todo ello se ve completado además por una gran profundidad en el retrato psicológico del personaje protagonista. Este es el auténtico Henry James, el que con un retrato logra que podamos sentirnos Isabel Archer y sigamos soñando con el final abierto que nos propone.