donostia. "No pierdo ninguna esperanza. La perdí cuando no nos tomaban en serio y nos trataban como si estuviéramos locas. Ahora, con lo de la Fiscalía estoy loca de contenta". La vecina de Irun Cristina Díaz Carrasco es la hermana de uno de los -al menos- diez niños que, supuestamente, murieron al poco de nacer en hospitales del Campo de Gibraltar (Cádiz) en los años sesenta. La familia Díaz Carrasco cree que el bebé fue robado nada más nacer y fue entregado a una pareja con dificultades para tener hijos. "La mayoría de ellas estaban relacionadas con el franquismo", apunta Cristina.

Las dudas y las sospechas se fueron transformando en convicciones hace cuatro años cuando, al morir la madre, la familia quiso enterrarla junto a los restos del pequeño. Fue imposible encontrarlos.

Al acudir al registro civil, al del hospital y al del cementerio, la familia constató que Jesús no había muerto, pero tampoco había nacido. Su nombre no figuraba en ningún documento. En este tiempo, Cristina Díaz Carrasco ha conocido experiencias similares a la suya. En ellas era una monja, un cura o un médico el que se ponía en contacto con la familia que no podía tener un hijo. "Pagaban 200.000 pesetas y hasta elegían el sexo del bebé. El doctor ponía en el certificado que había parido en casa y lo inscribían en el registro como biológico. Todo era legal", explica. Y añade: "Mi madre nunca habló de este tema. A lo mejor tuvo sospechas. Pero hace más de 40 años, ¿qué mujer le iba a decir al médico que no se creía que su hijo se había muerto en el parto?".

La irundarra desearía que el siguiente paso fuera localizar al médico que atendió el parto de su madre. "No sé si el fiscal mandará prestar declaración a uno de los médicos que queda vivo. A este señor le llamaron por teléfono la semana pasada unos periodistas y negó que hubiese trabajado en aquella época en el hospital municipal, pero imagino que tendrá que hablar", relata. Agradecida a los medios que se han hecho eco de estos hechos, insiste en que "la única esperanza" que tiene es salir en la tele y en la prensa para que si su hermano Jesús vive y ve o lee las informaciones se dé cuenta de que guardan parecido. "Yo creo que los adoptados tarde o temprano lo terminan sabiendo, si no es por los padres es por alguien cercano", confía.