Desde que PNV y PSE recuperaron sus gobiernos de coalición en 2016, los dos socios se han caracterizado por perder el menor tiempo posible tras las sucesivas elecciones autonómicas o forales y han ido directos al grano para renovar sus acuerdos, sin dispersar los esfuerzos hacia otras opciones sin visos de prosperar. Esta vez no ha sido una excepción. El día después de las elecciones autonómicas del domingo, PNV y PSE han dejado ver este lunes que su objetivo es actualizar su gobierno de coalición y hacerlo rápido para dotar de estabilidad a las instituciones. Entienden que los resultados electorales suponen de algún modo un refrendo a esa forma de gobernar, ya que el PNV ganó en votos (empatado en escaños con Bildu) y el PSE mejoró su posición. Suman mayoría absoluta.

Este lunes han reunido a sus ejecutivas por separado y, tras el encuentro, el PNV no ha realizado declaraciones, y los socialistas tampoco quisieron entrar en más detalles de un proceso que deben liderar el PNV y su candidato Imanol Pradales, pero la hoja de ruta no deja lugar a dudas. El PSOE, a nivel estatal, no tiene el más mínimo interés en que la subida de Bildu siga coleando en los titulares informativos y, en puertas de las elecciones europeas del 9 de junio, parece que quiere cerrar este frente cuanto antes y confirmar su alianza preferente con el PNV, como ya hizo el año pasado tras las municipales y forales de mayo, en la antesala de las generales de julio.

Se espera que el acuerdo sea rápido y que en la segunda mitad de junio vea la luz la investidura de Pradales, que podría ser proclamado como lehendakari en primera votación por la mayoría absoluta de 39 escaños que suman PNV y PSE. Unas horas antes, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ponía el foco en la negociación de un programa de gobierno más que en el reparto de las consejerías

Esa discusión tendría que venir después, una vez definidas las políticas y también cuando el propio Pradales concrete la estructura que necesita. A nadie se le escapa que es también una cuestión estética, porque comenzar a hablar del reparto de cargos un día después de las elecciones no es demasiado popular. Pero los socialistas han comenzado a plantear desde el primer momento que tienen que tener más fuerza en el Gobierno. La declaración llega en plena euforia por haber escalado dos escaños hasta conseguir 12. Eneko Andueza dio a entender que es la subida del PSE la que mantiene a flote la mayoría absoluta ante el “desgaste” del PNV, que ha pasado de 31 a 27 asientos, aunque estas declaraciones las han venido realizando antes de las elecciones.

Las consejerías

En la actualidad, hay once consejerías y el PSE ocupa tres, de las cuales una es la vicelehendakaritza segunda. Gestiona Trabajo y Empleo, Turismo y Comercio, y Vivienda y Transporte. La correlación de fuerzas ha sido de 31 escaños del PNV por 10 del PSE. La nueva correlación, de 27 a 12, da aire a los socialistas para aspirar a 4 o 5, una opción que no confirman las fuentes socialistas consultadas por este periódico. Tampoco concretan si, tras poner el foco en Osakidetza, educación y seguridad durante la campaña, ambicionan alguna de esas carteras. Parece difícil imaginar que el PNV se vaya a desprender de las dos primeras: el pacto sanitario es la primera medida que quiere desplegar Pradales, y la educación es un asunto que forma parte de la concepción de país. La seguridad, por otro lado, podría ser más un caramelo envenenado para el PSE que un gesto, tal y como está la situación sindical, aunque los socialistas siguen reivindicando el acuerdo que se firmó en la época del fallecido Rodolfo Ares. Si Andueza releva a Mendia en la vicelehendakaritza, cabe esperar que se mantenga también la vicelehendakaritza primera del PNV.

Ortuzar insistía en La Sexta en que no están “con la calculadora” en la mano, y está convencido de que habrá acuerdo porque “nos une dar estabilidad a las instituciones”. Eso sí, en vista de que Andueza cuestionaba la fuerza del PNV, le quiso aclarar que una diferencia de 27 a 12 sigue siendo “abismal”. Aseguró entender sus palabras y sus aspiraciones, pero trató de matizar esa lectura sobre los apoyos de unos y otros o la capa caída del PNV. Andueza, por su parte, dijo que tener más consejerías es “una cuestión de justicia”.

Otxandiano no meterá cuña

PNV y PSE cuentan con la ventaja de que no habrá presiones ni interferencias de terceros para que se rompa este diálogo. El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, ha asumido la continuidad de su alianza y ni siquiera va a intentar convencer a los socialistas de lo contrario. “No merece la pena”, dijo en Radio Euskadi. A Bildu le queda como baza sacar brillo a sus acuerdos con Pedro Sánchez en Madrid y seguir esperando a que llegue su momento en Euskadi, alternando el desgaste al PNV con la mano tendida en leyes concretas. El propio Andueza confirmó en Europa Press que no va a pactar con EH Bildu y que su camino “no es ni tan siquiera paralelo”.

Las incógnitas de vivienda y el nuevo estatus

A partir de ahora, PNV y PSE tendrán que encajar sus programas, donde las prioridades coinciden y el foco se ha puesto con claridad en Osakidetza, el empleo o la vivienda porque son las principales preocupaciones de los vascos. Otra cuestión será cómo resuelven las discrepancias que han mantenido sobre el último asunto, donde el PNV apoyó el recurso contra la Ley estatal de Vivienda en contra del criterio del consejero del ramo, del PSE. Está por ver si el PNV aspira a recuperar esa consejería para desplegar medidas estrella de su programa como la línea de avales de 200 millones para comprar casa.

El otro gran cabo suelto es el debate del nuevo estatus de autogobierno, que ha quedado como discrepancia pactada en los últimos acuerdos de investidura. Pero esta legislatura está llamada a ser la definitiva para ampliar el autogobierno, y el PNV tiene un acuerdo firmado con Pedro Sánchez para el reconocimiento nacional de Euskadi y el blindaje de sus competencias en año y medio que quizás aboque a un mayor grado de concreción en esta ocasión.

Investidura

Nadie espera que se convoque una sesión de investidura sin cerrar el pacto PNV-PSE antes. Si los socialistas no votaran a Pradales y lo hicieran en blanco o a favor de Andueza (no se puede votar en contra), la candidatura de Otxandiano empataría a 27 escaños con la del PNV o incluso lo superaría si recabara el voto de Sumar. La hipótesis de un empate a 27 escaños es inverosímil, y quedará para el terreno de las especulaciones si en ese caso se podría primar a Pradales, el más votado en las elecciones. Al margen del pacto con el PSE, el PNV ha dejado caer que sabrá leer la pluralidad y practicar el diálogo.