LA indeleble marca de los que lucharon por la democracia y perdieron su vida y libertad. “Pero no fracasaron, porque fracasar es rendirse y ellos nunca dejaron de luchar”. Así evocaron ayer domingo sus familias el heroísmo de gudaris y milicianos en el 85 aniversario de la caída de Bilbao, en el tradicional acto en el monte Artxanda de Bilbao, junto a la escultura Aterpe 1936 La huella, y donde los convocantes pidieron a las autoridades retomar los esfuerzos en la localización y exhumación de los enterrados en cunetas y montes. “Esto también es memoria, recuperar los restos, su memoria, las historias individuales, darles digna sepultura y sobre todo, seguirlas, aprender de ellas, tomas su testigo en la defensa de la democracia”, alegaron bajo un sol de justicia y un manto de emoción.

Tributo al que asistió una amplia representación de Lakua y allegados de los combatientes que perecieron en la defensa de la ciudad, en junio de 1937, y cuyos restos pueden encontrarse entre los exhumados recientemente en el cementerio de Begoña. Con la presencia del lehendakari Iñigo Urkullu junto al vicelehendakari primero, Josu Erkoreka, y la vicelehendakari segunda, Idoia Mendia, además de los consejeros Olatz Garamendi, Iñaki Arriola, Gotzone Sagardui y Beatriz Artolazabal, entre otros dirigentes; los asistentes tomaron parte en una visita guiada a la trinchera cercana, recientemente restaurada por el Ayuntamiento de Bilbao, justo antes del acto promovido por las fundaciones Elai-Alai, Sabino Arana, Eusko Lurra, Ramón Rubial, Manu Robles-Arangiz Institutua, Investigaciones Marxistas y Estudios Libertarios Luis Arrieta; los sindicatos ELA-STV, UGT y CNT y los partidos PNV, PSE, EAE-ANV y PCE-EPK.

En un manifiesto conjunto, los organizadores se retrotajeron a las protestas y la lucha antifranquista posterior a la Guerra Civil, “etapas de una misma lucha” por parte de quienes anhelaban “una sociedad vasca democrática”. “Aquella generación fue derrotada pero no fracasó porque la nuestra tomó el relevo de sus aspiraciones democráticas y a nosotros nos corresponde mantener vivas sus esperanzas”, destacaron, apostando por “recoger el testigo y hacer que la llama no se extinga, avivando el espíritu democrático que luchó en Artxanda y en otros lugares de Euskadi”. Es por ello que emplazaron a las instituciones a que persistan en las tareas de localización y exhumación de los enterrados en cunetas, montes y demás lugares “para que se les pueda dar un digno lugar de homenaje y memoria, a la vez que se cumple un acto de justicia con ellos y sus familias”.

Tomaron la palabra dos familiares de combatientes cuyo rastro se había perdido hasta que se hallaron sus chapas identificativas en la fosa común de Begoña. Fernanda Lahera, hija de Fernando Lahera Urrutia, y Begoña Guerra Crespo, sobrina nieta de Ramón Crespo, ambos milicianos del batallón Jean Jaures, afiliado a UGT, que agradecieron con sinceridad la labor desarrollada en este sentido por el instituto Gogora. Al acto también acudieron el delegado del Gobierno español, Denis Itxaso; la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la presidenta de las Juntas de Bizkaia, Ana Otadui; y parlamentarios de PNV, PSE, EH Bildu, Elkarrekin Podemos.

El legado del lehendakari Aguirre

Tres horas antes, el programa diseñado para esta jornada arrancó frente a la estatua del lehendakari José Antonio Aguirre, junto al hotel Carlton, en Bilbao, sede del primer Ejecutivo vasco. Allí la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, loó el heroísmo de estos gudaris: “Aquí estamos, 85 años después, lehendakari Aguirre, para seguir construyendo la nación vasca sobre principios y valores éticos y democráticos”, señaló. Y relató: “Días antes de la ocupación, el Gobierno vasco celebró su última reunión aquí, en el Carlton. El Gobierno delegó su autoridad en una Junta de Defensa, presidida por los consejeros Leizaola, Aznar y Astigarrabia. Un nacionalista, un socialista y un comunista que se harían cargo de la evacuación ordenada de la Villa”. Un gabinete integrado por PNV, EAE-ANV, PSOE, PCE-EPK, Izquierda Republicana y Unión Republicana, que pese a sus diferencias ideológicas les unió una causa común, servir a un pueblo en una coyuntura crítica, como es una guerra, de ahí su legado, “una lección de historia y toda una hoja de ruta para los vascos y vascas del siglo XXI”.

Artolazabal enfatizó el sufrimiento de miles de vascos que tuvieron que salir de la capital vizcaína hacia “un duro y largo exilio, imágenes que hoy vuelven a repetirse en Europa y en tantos otros lugares del mundo”. “Perdimos la guerra. Pero hoy, 85 años después, aquí estamos. En pie sobre la tierra vasca como juraste en Gernika. Aquí estamos para homenajear a los héroes de Artxanda”, apostilló la consejera. También intervino Arantza Ugarte Lopetegi, sobrina de Inazio Lopetegi, gudari del batallón San Andrés (ELA-STV). Su caso es el de uno de los cinco combatientes que portaban chapa identificativa de los 42 restos exhumados en la fosa de Begoña. Una de tantas huellas imborrables que marcan el camino.