La ministra de Defensa, Margarita Robles, compareció ayer martes ante los medios tras la conclusión del Consejo de Ministros que había aprobado el cese de Paz Esteban como directora del CNI. Lejos de admitir la salida de Esteban y la asunción de responsabilidades políticas en el escándalo de las escuchas que reclamaban los socios del PSOE tanto desde fuera como desde dentro del propio Gobierno, Robles la presentó como algo simplemente orgánico, una “continuación natural”. De hecho, llegó a encararse con la prensa discutiendo incluso el aspecto terminológico: “No acepto que se hable de destitución, es una sustitución”, dijo tajante.

La ministra se limitó a hablar del inicio de una nueva “etapa” en el Centro Nacional de Inteligencia en la que sí admitió que “hay cosas que son mejorables”, aunque sin profundizar al respecto. “Estamos aprendiendo de los errores y vamos a intentar que no se vuelvan a producir”, concedió sucinta.

Tan lejos se situó Robles de asumir que el CNI haya cometido algún error que pueda recaer por elevación en su propia gestión de la inteligencia española, que vio en el nombramiento de su mano derecha en el cargo una muestra explícita del respaldo que le da Pedro Sánchez y dijo que ni siquiera se ha planteado dimitir. “El día que no pueda salir a la calle porque me digan que como ministra soy un desastre, me lo replantearé”. “Tengo la plena confianza del presidente”, añadió, antes de asegurar que el hecho de que éste haya aceptado situar al frente del CNI a quien ha sido su jefa de gabinete dos años y medio supone un “reconocimiento” explícito a su labor.

Esperanza Casteleiro llega así a la dirección de la Inteligencia española como correa de transmisión directa de Robles sobre su nuevo destino. Si la cesada Paz Esteban se venía dedicando al espionaje desde 1982, cuando entró al entonces denominado CESID con apenas 25 años, Casteleiro no le va a la zaga. Entró a trabajar para este organismo sólo un año después que Esteban, en 1983, ocupando hasta el año 2018 diversos puestos en unidades centrales y del despliegue exterior (en Cuba y Portugal) y llegando a ser secretaria general del CNI.

Secretaria de Estado de Defensa desde junio de 2020, es una persona vinculada directamente a Robles, con la que llegó al Ministerio de Defensa como directora de gabinete, lo que evidencia la apuesta que esta hace ahora por rodearse de una persona de su total confianza para intentar contener una crisis que ha puesto en jaque su continuidad en el Gobierno -y la de la propia Legislatura- y ante la que ayer seguía defendiendo que todo se ha hecho “con arreglo a derecho” desde un Estado en el que “a nadie se le investiga por sus ideas políticas”.

Marlaska también fue espiado

En la rueda de prensa en la que Robles hacía estas declaraciones, la portavoz del Ejecutivo español, Isabel Rodríguez, confirmó que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, también fue espiado entre el 7 y 26 de junio de 2021 en dos ataques en los que le fueron sustraídos más de 6 gigas, en lo que habría sido el mayor robo de información, por encima de los que habrían sufrido Sánchez y la propia Robles. Según explicó Rodríguez, el Gobierno ya ha puesto estos casos en conocimiento de la Justicia.