- El terremoto provocado por la invasión rusa de Ucrania sigue provocando réplicas en el Gobierno de España sacudiendo la relación entre los dos socios que lo conforman y agitando especialmente las aguas internas de un Podemos que se debate entre el apoyo a un país que se defiende legítimamente del invasor y su vocación pacifista y especialmente anti-OTAN. La secretaria general de la formación morada y ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, volvió a mostrarse contraria a una solución que pase por el envío de armas a los ucranianos. Durante la Conferencia Europea por la Paz, impulsada por el propio Podemos ayer en Madrid, Belarra aseguró que “no es cierto” que armar a los ucranianos esté acercando la paz. Según aseguró, esta guerra, que cumple casi dos meses de duración, solo terminará de dos maneras: “Con una internacionalización del conflicto entre potencias nucleares de consecuencias absolutamente imprevisibles o con un acuerdo de paz a través de las vías diplomáticas”.

“Todos los esfuerzos son pocos para lograr un alto el fuego inmediato y parar los pies a Putin”, añadió en consecuencia, antes de apuntar que reclamar “paz ya y decir no a la guerra” significa también exigir a todos los actores políticos “que bajen el tono, que utilicen un lenguaje no bélico”.

Para lograr este objetivo, solicitó una “movilización masiva de la ciudadanía” por la paz que haga entender a Europa que hay otra manera de entender la seguridad de los pueblos, que pase entre otras cosas por establecer relaciones basadas en la solidaridad y en el diálogo, “exportar democracia y abandonar hipocresías”. Las palabras de la líder morada fueron atendidas por otros participantes de esta conferencia -inscrita en el Movimiento por la Paz- como los representantes de Bildu, ERC o BNG, el exlíder laborista británico Jeremy Corbyn o el secretario general del PCE, Enrique Santiago, que consideró el envío de armas a Ucrania igualmente “incomprensible” por cuanto no hace sino “alimentar la espiral de conflicto”.

Las palabras de los dirigentes de Unidas Podemos volvieron a chocar frontalmente con la postura defendida por sus socios en el Gobierno; unos socialistas que ayer respondieron con socarronería. “Las observaciones en abstracto sobre la paz están muy bien”, aunque lo ideal sería que Belarra “se las diga a Putin” y así le pueda “convencer de que pare esa masacre”, contestaba la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Pero el cruce de declaraciones, generado apenas un día después de que el presidente Sánchez anunciase desde Kiev el envío de un barco con material militar al gobierno de Zelenski, no quedó ahí.

Haciendo gala de su independencia, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, contravino el discurso de Podemos situándose del lado del presidente al apoyar el envío de más armas a Ucrania explicando que cuando un país es agredido ilegítimamente tiene derecho a defenderse. “Créanme, el presidente del Gobierno no hace otra cosa más que defender la paz y comprometerse con la gravedad de una guerra a las puertas de Europa como jamás creímos tener que vivir en pleno siglo XXI”, dijo, sin olvidar eso sí compartir con Ione Belarra su reivindicación de “la diplomacia y la paz” como recetas.

En este sentido, el expresidente Jose Luis Rodríguez Zapatero afirmaba a su vez que “solo la política ha prevenido las guerras y les ha puesto fin de verdad en la historia”. De ahí “que estemos con ansiedad, con dolor y sufrimiento, esperando a la política para que ponga fin a esta guerra y habrá un tiempo distinto”, dijo, ampliando así el abanico de matices.

Visita de la Embajada ucraniana. El primer secretario de la Embajada de Ucrania asistirá el próximo martes a los actos conmemorativos del 85 aniversario del Bombardeo de Gernika invitado por Iñigo Urkullu. Aunque, en principio iba a ser el propio embajador, Serhii Pohoreltsev, el invitado a esta cita, problemas de agenda le impedirán acompañar al lehendakari en esos eventos. Será su número dos quien visitará el Museo de La Paz y participará también en una recepción en la Casa de Juntas de Gernika.