La primera institución que por primera vez agrupó los 158 municipios de Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa celebra su quinto aniversario. Dotada de un presupuesto anual de 639 millones de euros, la entidad gestiona una veintena de competencias como el desarrollo económico, los transportes, la vivienda, el medio ambiente y la política lingüística a favor del euskara y del gascón, la segunda lengua minoritaria del territorio.

Tras la revolución francesa, Euskadi norte fue integrada en el departamento de Pirineos Atlánticos cuya capital se ubica en Pau, en la vecina región del Béarn. Desde entonces, Francia ha rechazado todas las peticiones de creación de una institución propia que se han venido formulando desde los sectores económico y político. Durante más de dos siglos, París ha negado toda posibilidad de avance en el reconocimiento de los vascos dentro de la república francesa, rechazando la creación de un departamento vasco o de una colectividad territorial especifica, aunque esta fuera una reclamación de la mayoría de los cargos electos locales.

Finalmente, en 2016, dentro del proceso de descentralización desarrollado en todo el Estado, el Ejecutivo socialista propuso la creación de una nueva entidad que aglutinase las diez mancomunidades del territorio. La nueva mancomunidad no equivale a un estatuto de autonomía y no supone una ruptura con el actual departamento de Pirineos Atlánticos o la región de Nueva Aquitania.

Sin embargo, siendo pragmáticos, siete de cada diez cargos electos votaron a favor de su creación, en un proceso que provocó una crispación poco habitual al norte del Bidasoa. Algunos de sus detractores no dudaron en advertir de que la propuesta lanzada por París suponía el primer paso para la construcción de un Estado vasco. Cinco años más tarde, las aguas han vuelto a su cauce y todos colaboran en una institución que gestiona asuntos de la vida cotidiana, como la ordenación del territorio, en una zona que cada año acoge a tres mil nuevos habitantes.

Balances

Louis Labadot, el alcalde comunista de Maule, se opuso a la creación de la entidad y sigue teniendo dudas respecto a una institución que califica de inmensa. “Reconozco que nos ayuda en cuestiones locales como la compra del complejo hostelero Agerria, en la que se han invertido dos millones de euros, pero la mayoría de las decisiones se toman en Baiona”, lamenta el primer edil de la capital del territorio más pequeño de Euskal Herria. “Existen buenas relaciones y podemos expresarnos en las asambleas pero todavía faltan muchas respuestas”, zanja.

Peio Etxeleku se congratula, por su parte, de que por primera vez Iparralde goce de una institución propia. “Hace dos siglos que reivindicábamos un nuevo marco y por fin lo hemos conseguido”, explica el concejal jeltzale de Kanbo. “En los últimos cinco años han tenido lugar debates profundos, existe más solidaridad entre las distintas comarcas y los cargos electos se conocen mejor”, asevera.

El también presidente del Ipar Buru Batzar del PNV añade que “además, los de Hegoalde tienen ahora un interlocutor único y deseamos que esto facilite la puesta en marcha de proyectos concretos para construir puentes con nuestros hermanos del sur”. Con todo, Peio Etxeleku lamenta que la dirección de la Mancomunidad haya dado prioridad a un “eje centralizador en vez de una organización más federalista con más proximidad para los electos de las zonas rurales y la población”.

Etxeleku critica a su vez cierto “clientelismo” en el reparto de determinadas ayudas económicas, como los dos millones de euros concedidos al equipo de rugby de Baiona o para la adquisición de Agerria en Maule. “En cuanto al desarrollo económico, la nueva institución ha dado de momento pocos frutos”, lamenta el jelkide. “Las empresas han sufrido un aumento de la fiscalidad y faltan terrenos para crear empresas por lo que muchos emprendedores se marchan al sur de las Landas”.

Mixel Oçafrain, primer edil de la localidad bajo navarra de Banka, reconoce que la nueva entidad es “un barco enorme que avanza lentamente”. Sin embargo, califica el cambio institucional de oportunidad. “Supone una buena dinámica para conocer los demás territorios y a sus electos. Por primera vez colaboran las zonas rurales del interior y las comarcas urbanas de la costa. Es muy positivo”, agrega Oçafrain. “La Mancomunidad nos acompaña en casi todos proyectos de la vida cotidiana y su aportación no se puede comparar con la que podía realizar la antigua mancomunidad de Garazi-Baigorri”.

Desde el norte de Nafarroa Behera, Chantal Erguy, alcaldesa de Aiziritze, está totalmente de acuerdo y va más allá. “Para un pueblo de 700 habitantes como el nuestro, la Mancomunidad es una máquina enorme pero no existe ningún problema. Desde el principio apoyamos el cambio. En nuestra comarca de Amikuze hemos mantenido una dinámica local con numerosos proyectos que presentamos a la Mancomunidad y casi siempre conseguimos apoyo”, explica una de las pocas alcaldesas de Iparralde. “Encontramos servicios que no teníamos antes en ámbitos como el urbanismo, la vivienda, las carreteras o la gestión del agua. Para nosotros es muy positivo”.

Varios representantes de la Mancomunidad, con su presidente a la cabeza, siguen reclamando nuevas competencias e incluso la creación de una Colectividad Territorial Específica con un presupuesto mayor al actual y que ofrezca a los ciudadanos la opción de elegir directamente a los miembros de la asamblea. El centrista Jean René Etchegaray ha recordado en varias ocasiones que la ley contempla esta posibilidad y al mismo tiempo apela al derecho de experimentación en cuestiones como la agricultura o la política lingüística.

Según Peio Etxeleku, la actual institución tan solo representa una primera etapa. “Está claro que este territorio merece ir más allá, pero de momento hay que seguir trabajando de forma eficaz para mejorar lo que tenemos hoy en día”, asegura. Los alcaldes de Aiziritze y Banka tampoco ven inconvenientes en profundizar en la descentralización. El de Maule, en cambio, señala que un sufragio universal con parte de proporcionalidad inventado por Macron y la derecha no sería favorable a las fuerzas progresistas. “Tampoco sabemos quién gobernará Francia en los próximos meses”, afirma el primer edil comunista. Las elecciones presidenciales y legislativas se celebrarán en abril y junio.

“La Mancomunidad nos ayuda pero la mayoría de las decisiones se toman en Baiona”

Alcalde de Maule

“Deseamos que facilite la construcción de puentes con nuestros hermanos del sur”

Presidente del Ipar Buru Batzar del PNV

“Por primera vez colaboran las zonas rurales del interior y las urbanas de la costa”

Alcalde de Banka

“Encontramos servicios que antes no teníamos en ámbitos como el urbanismo o la vivienda”

Alcaldesa de Aiziritze