“La vía amplia es autonomismo y el preludio de un nuevo tripartito. Si quieren girar 180 grados, no nos encontrarán. Nosotros somos los de la confrontación con el Estado, los que perseveramos por el mandato del 1-O y los que ponemos la unidad por delante”. La profecía del diputado de Junts Joan Canadell en su intervención en el Parlament sentó a cuerno quemado la noche del lunes en las huestes republicanas del Govern, especialmente a Pere Aragonès. que incluso abandonó el hemiciclo junto a varios de sus consellers. El pacto de Esquerra con los comunes para salvar los Presupuestos ha supuesto el último desencuentro entre los socios de un Ejecutivo que trata de desembarazarse de las discrepancias partidistas, a tenor de los hechos con escaso éxito. JxCat ya pidió una reunión urgente al president para abordar lo que entienden como una alteración de la mayoría independentista ante el disenso del máximo dirigente de la Generalitat con la CUP. Sin embargo, desde ERC creen que el escenario se mantiene inalterable. “No ha cambiado nada, tampoco las aritméticas electorales, la mayoría sigue vigente”, ha proclamado hoy su portavoz, Marta Vilalta.

El pacto transversal que Aragonès persigue desde su investidura para ampliar las bases soberanistas ha tenido como contrapartida facilitar la aprobación de las Cuentas del gobierno municipal de Ada Colau en Barcelona, un aval que choca con la estrategia marcada por el republicano Ernest Maragall en la capital. Esquerra dice asumir las “contradicciones” que implica esta postura, y más aún porque siguen sin gustarle los presupuestos morados y persistirán en la “crítica”. “No se nos caen los anillos y no nos da dolor de barriga explicarlo”, ha reconocido Vilalta. El fondo del asunto también genera grandes suspicacias en Junts, que percibe una moneda de cambio desagradable, lo que convierte a Elsa Artadi en referente de la oposición en el consistorio. Si JxCat se ha decantado, además, por no vetar las Cuentas de Aragonès es porque las personaliza en el “esfuerzo ingente” del conseller de Economía, el posconvergente Jaume Giró, y de todo su equipo.

“Sabemos que hace falta que las personas que forman el Govern hagan un esfuerzo para aislarse del ruido que a menudo generan las dinámicas y los debates de los grupos parlamentarios. Deben estar por encima de las discrepancias partidistas y continuar trabajando con la máxima unidad de acción”, ha manifestado la portavoz del Ejecutivo, Patrícia Plaja. Mientras, la CUP mantiene abierta la partida pero con la exigencia de reforzar las políticas sociales y de contar con una verdadera hoja de ruta hacia el referéndum de autodeterminación. Su portavoz parlamentaria, Mireia Vehí, ha afeado la geometría variable de ERC “entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Estado”. “Esto es asegurar la estabilidad y el Govern, pero no es hacer política ni proyectos democráticos” para la ciudadanía catalana, denuncia.

Illa predice la ruptura

Quien se siente en fuera de juego es el PSC. Su líder, Salvador Illa, ha reprochado a Aragonès que no les haya tenido en cuenta en las negociaciones pese a ser la formación política más votada, aunque sin mayoría para gobernar, en los últimos comicios; y que su estrategia conducirá a una pronta ruptura de su gabinete. “Es muy curioso que quien dice abanderar el diálogo se lo niegue en este caso al primer grupo del Parlament de Catalunya”, ha criticado el adalid del gobierno alternativo, que ha aprovechado de paso para enumerar las desavenencias entre Esquerra y Junts, desde la ampliación de El Prat a los Presupuestos, pasando por la mesa de diálogo. “Esto no lleva a ninguna parte”, ha zanjado el socialista. Por su parte, Jaume Asens, líder de los comunes en el Congreso, ve trastocado el escenario político en Catalunya al abrirse la “oportunidad” de trabajar con “otras alianzas” en cuestiones clave.