Un lugar no solo para ver y visitar, sino para sentir y reflexionar. Esta será una de las vigas maestras sobre las que descansará el espacio expositivo que albergará Gogora, y a través del que el instituto de la memoria compartirá y dará a conocer el resultado del ingente trabajo que lleva realizando desde su creación en 2014. Hoy se ha presentado el proyecto elegido, mediante concurso público y con la intermediación de un jurado, para dar forma a esta ambiciosa iniciativa: Gogoak Hedatuz, expandiendo memorias, creado por el coautor del cercano Palacio Euskalduna, Federico Soriano.

La "construcción social de la memoria" tiene en la divulgación una de sus formas de expresión fundamentales, tal y como ha afirmado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en el acto celebrado en la propia sede de Gogora. Y este espacio expositivo, que se ubicará en el patio interior del edificio, será una de las principales herramientas para vehiculizar el significado de dicha memoria: "verdad, justicia, reconocimiento, futuro y convivencia".

En paralelo y estrecha colaboración con otros proyectos como el Museo de la Paz y del Bombardeo de Gernika y el Centro Memorial del 3 de Marzo de Gasteiz, Gogoak Hedatuz supondrá un recorrido sobre la memoria de la Guerra Civil y la dictadura; el terrorismo de ETA; el terrorismo de la extrema derecha; el abuso de poder y la utilización ilegítima de la violencia; y la resistencia democrática frente a las injusticias.

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Presentación del espacio expositivo de Gogora

PARA LA PRIMAVERA DE 2023

En el acto han estado presentes la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, y el viceconsejero de Derechos Humanos, Memoria y Cooperación, José Antonio Rodríguez Ranz. Este último ha dado lectura al acta del jurado y ha explicado los pasos que se darán a partir de ahora: el próximo diciembre estará listo el proyecto de ejecución, después se licitará y adjudicará, y a continuación se ejecutará, lo que puede llevar a la primavera de 2023 para su finalización y apertura al público.

El arquitecto Federico Soriano ha expuesto las claves del proyecto, empezando por la complejidad que supone el hecho de que se ubique en un edificio ya existente y funcional, con un archivo histórico en la planta baja; la propia construcción, al no haber un acceso claro, lo que ha llevado a optar por un espacio desmontable y ligero; y la decisión de integrar el jardín y el arbolado.

La naturaleza es precisamente una de las piezas fundamentales para lograr el objetivo de crear "una memoria física". No será un museo al uso ni contará con espacios estancos, sino que todo fluirá en un recorrido armado en base a texturas, luces y sombras, construido sobre "personas y testimonios intensos", y que desembocará en un proceso de reflexión con dicho jardín como marco.