sabino Arana Fundazioa ha recordado esta semana la figura del escritor vizcaino Evaristo Bustinza, quien pasara a la historia con el pseudónimo de Kiriño. El pasado lunes se cumplió el aniversario de su llegada al mundo en el pueblo de Mañaria en 1866. Murió el 31 de enero de 1929. Años después, durante la Guerra Civil, el batallón número 55 del Ejército vasco republicano llevaría como nombre su alias en reconocimiento a su defensa férrea por la cultura vasca.

La fundación con sede en Bilbao ha revalorizado la figura del literato vasco al que citan como “pionero del periodismo en euskera”, enfatizan, así como “un hombre de ciencias en un mundo de letras”. Con estos enunciados coincide el investigador Javier Díaz Noci, quien en su ensayo Historia del periodismo vasco 1600-2010 valoró que “seguramente, Kirikiño no imaginaba que ese trabajo, en el que acabó sus días, sería el de periodista”.

Y es que Bustinza fue responsable de la sección en euskera del periódico Euzkadi así como también publicó en Euskalzale y Bizkaitarra. A modo resumido, fue docente de euskera -el dialecto vizcaino era su pasión-, poeta, así como autor de conocidas letras de canciones populares vascas. Firmó el famoso libro Abarrak (Idatziriko irakugaitxuak) en 1918. También fue orador y propagandista del nacionalismo vasco. “Fue pionero del periodismo en euskera y dirigió desde 1913 la sección Euskal Atala de Euzkadi, cuya ideología era cercana a la del Partido Nacionalista Vasco. Años más tarde, entre 1917 y 1918, debido a su compromiso político, llegó a ser miembro del Bizkai Buru Batzar del PNV”, subraya el equipo investigador de Sabino Arana Fundazioa.

El mañariarra publicó sus textos a diario. Posterior a esto, se dedicó a ser corrector de otros muchos autores. “Kirikiño fue uno de los primeros puntales del periodismo en euskera a este lado de los Pirineos”, ponen en valor desde la fundación y van más lejos: “Desarrolló una incansable actividad en los medios periodísticos de la época. En el periódico Euzkadi se responsabilizó de la publicación de los artículos en euskera”.

Díaz Noci analiza que el vizcaino asentó su posición en las páginas de Bizkaitarra, aunque sería en la sección euskérica del diario Euzkadi donde afianzó su liderazgo. “Comenzó curiosamente su andadura periodística de la mano de Resurrección María de Azkue, que fue el primer presidente de la Academia de la Lengua Vasca que Bustinza combatió y en la que se resistió a entrar”, valora este investigador en el trabajo de Eusko Ikaskun-tza citado.

La publicación Bizkaitarra se editó entre 1909 y 1913. Cuando desapareció dejó paso a Euzkadi, 214 números en total. “El diario disponía de imprenta propia en la calle Bidebarrieta de Bilbao. Su lucha en favor del euskara -pormenoriza Díaz Noci- hemos de situarla dentro de la labor propagandística para extender la doctrina nacionalista. Este aspecto le fue encargado a Bustinza, que, además de desempeñar una notable labor periodística, fue la cabeza visible de la asociación Euzkeltzale Bazkuna, que dentro de la microsociedad nacionalista se ocupaba de las cuestiones lingüísticas, y que en la década de los años 10 y 20 editó su propia revista escrita íntegramente en lengua vasca: Euzko Deya”.

Euzkadi, a juicio de este autor, era un diario de información general, “al contrario que los anteriores periódicos nacionalistas”. El diario creado en 1913 informaba de política, y lo hacía desde el punto de vista del PNV, pero también de religión, sociedad, cultura o deportes.

periplo vital

La biografía de Bustinza arranca en su Mañaria natal y tras los primeros años escolares, prosiguió su educación en Durango. En 1878, se trasladó junto a su familia a Almansa (Albacete), donde finalizó el Bachillerato. A los 17 años de edad partió a Madrid con la idea de estudiar Ingeniería de Caminos. Sin embargo, acabaría decantándose por Física y Matemáticas en la Facultad de Ciencias de la capital española. Allí coincidió con otras figuras nacionalistas como Marcelo Torrontegi. “Las tertulias que Kirikiñomantuvo con él, tuvieron una gran importancia en el inicio de su interés por el mundo euskaldun”, valoran desde Sabino Arana Fundazioa.

Una vez licenciado, trabajó en la enseñanza de las matemáticas en Sigüenza (Guadalajara), hasta que regresó a Bilbao. En 1899, entró en contacto con Resurrección María de Azkue, a quien ayudó en la redacción de Euskalzale, donde se publicó su primer trabajo, Zerutar bat”, apostillan. Entre los años 1902 y 1903, Azkue confió en él para la dirección del recién creado semanario Ibaizabal“Al parecer, esta publicación pretendió introducir un nuevo modelo lingüístico, pero poco a poco y sin distanciarse demasiado de la ortografía y estilo literario de los euskaldunes de la época”.

Entonce fue cuando el de Mañaria se convirtió sin pretenderlo en pionero del periodismo en euskera y dirigió desde 1913 Euskal Atala en Euskal AtalaEuzkadi y poco más tarde miembro del Bizkai Buru Batzar del PNV. Por su fallecimiento, el diario en el que tanto defendió la lengua vasca publicó en portada la triste noticia y dos esquelas de grandes dimensiones: una en euskera y otra en castellano. A raíz de su muerte, se le rindieron homenajes, por ejemplo uno muy populoso recordado y fotografiado en Mañaria en 1931.

Al estallar la Guerra Civil, el Ejército vasco republicano contó con un batallón del PNV que llevó el nombre de Kirikiño. Fue el número 55 y tuvo su cuartel de referencia en la comunidad de jesuitas de Durango. Luchó en Elgeta, Sollube, Meñaka y Jata. “El 11 de junio, día del inicio de la ofensiva final sobre Bilbao, estaba cerca de Gamiz-Fika”, detalla el investigador Francisco Vargas Alonso. Sus próximas posiciones fueron Algorta, Bidarte (Deusto) y Olabeaga. La unidad del lehendakari Aguirre acabaría su entrega en Santander.