La quinta moción de censura de la democracia sí aportará una novedad histórica, una consecuencia más de la pandemia del coronavirus: casi la mitad de los diputados la votarán telemáticamente debido a las limitaciones de aforo del hemiciclo acordadas. Los 350 parlamentarios del Congreso tienen que decir “sí”, “no” o “abstención” cuando uno de los cuatro secretarios de la Mesa de la Cámara pronuncie sus nombres. Como aproximadamente la mitad habrá emitido ese voto antes por vía telemática, el secretario dirá sus identidades, y además, lo que han votado. Pero no habrá sorpresas porque la iniciativa está abocada al fracaso. Lo que vote cada diputado se sabrá el jueves, a una hora que determine previamente la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Registrará únicamente 52 síes, los de los propios diputados de la ultraderecha, ni siquiera procedentes de los partidos que gobiernan varias comunidades autónomas y ayuntamientos gracias al respaldo de la formación de Abascal.

En medio de un ambiente hostil, el primero en tomar la palabra será uno de los diputados firmantes de la moción. El diputado por Barcelona, Ignacio Garriga, previsible candidato de Vox en las elecciones catalanas de febrero, será el encargado de exponer el contexto que ha llevado a su partido a presentar la moción. De hecho, uno de los objetivos de Vox es colocar en la línea de salida a este dirigente de cara a los comicios a la Generalitat del próximo 14 de febrero. No tendrá límite de tiempo y será un discurso largo, al igual que el del siguiente orador, el candidato propuesto por Vox para presidir el Gobierno: Santiago Abascal, a quien quiere entronizar como líder de la oposición. Toda una campaña de publicidad gracias a este mecanismo democrático.

turnos de réplica

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, bien él o cualquiera de sus ministros, podrá tomar la palabra en cualquier momento, tal y como permite el reglamento. Si el líder del PSOE lo hace, actuará tras Abascal, y su alocución buscará desmontar todos y cada uno de los motivos de la moción de censura, y de paso hacer que Pablo Casado se retrate. Tras una pausa, intervendrán los representantes de los grupos parlamentarios, quienes estarán 15 minutos en la tribuna del hemiciclo. La bronca está asegurada. La derrota de la moción, también. Solo resta por comprobar si tendrá víctimas colaterales y cuál será el nivel de los decibelios.