El Gobierno vasco, el PNV y el Ejecutivo español han retomado en las últimas horas los contactos para intentar reconducir las relaciones deterioradas por la forma en que Pedro Sánchez ha ejecutado el mando único desde la unilateralidad y la centralización de la gestión. El enfado público del lehendakari y de los jeltzales expresados esta semana, que situó las relaciones al borde de la ruptura, parece haber hecho mella en el Palacio de la Moncloa que ha desplegado toda su maquinaria para reconducir las aguas.

Entre el jueves y ayer las comunicaciones y llamadas telefónicas han sido continuas entre Moncloa, Sabin Etxea y Lehendakaritza y se espera que a lo largo de la jornada de hoy se intensifiquen aún más, en vísperas de la reunión de mañana entre el presidente Sánchez y los presidentes de las comunidades territoriales. Son contactos a todos los niveles, entre consejerías y ministerios pero también entre los presidentes.

Según las fuentes consultadas por este diario, los mensajes cruzados han servido para un deshielo en las relaciones y se abre la posibilidad de un acercamiento, dejando atrás las diferencias en torno a la manera de ejecutar el mando único en la gestión de la pandemia por parte de Pedro Sánchez.

Los socialistas están dispuestos a revisar el modelo de mando único de gestión del estado de alarma para que se ejerza desde el respeto institucional a las comunidades autónomas y singularmente a Euskadi. También desde el reconocimiento y respeto de las competencias del Gobierno vasco.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, así se lo ha reclamado en las siete videoconferencias que el presidente Sánchez ha mantenido todos los domingo con los presidentes autonómicos. Primero en un tono bajo y progresivamente elevando el grado de la protesta. El pasado miércoles estalló y pidió al jefe del Ejecutivo español el fin del mando único vertical y acabar con el estado de alarma, volviendo a la legislación ordinaria y recuperando el Gobierno vasco las competencias embargadas por Moncloa so pretexto de la situación de crisis sanitaria.

El próximo miércoles Sánchez llevará al pleno del Congreso de los Diputados una nueva prórroga del estado de alarma por otros quince días, en pleno proceso de desescalada y de salida escalonada y por fases del confinamiento. La aprobación del decreto requiere de una mayoría simple de la Cámara, que no ha tenido problemas en superar en las tres ocasiones anteriores.

Sin embargo, el presidente español va perdiendo apoyos día tras día, tanto entre los presidentes autonómicos (incluidos algunos socialistas como el aragonés Javier Lambán o el valenciano Ximo Puig), como entre los partidos representados en el Parlamento español.

El portavoz del PNV en la Cámara baja, Aitor Esteban, le advirtió en el último pleno que puede no apoyar una nueva prórroga. El diputado jeltzale fue muy crítico con la gestión “unilateral” y recentralizadora, a lo que añadió dos líneas importantes: que la desescalada del confinamiento sea aplicada por las comunidades en base a sus especifidades y que no se aproveche la crisis para cercenar el autogobierno de las autonomías.

mando único

La gestión del mando único ha ido provocando una desconfianza creciente también en otros grupos clave dentro de la mayoría que respalda al Gobierno. Es el caso de Esquerra Republicana de Catalunya que amenaza con pasar de la abstención al rechazo. Así las cosas, Sánchez quedaría a merced del PP liderado por Pablo Casado, que ya se frota las manos por su rol tan determinante.

La negociación entre jeltzales, Lakua y Moncloa parece que avanza. Según las fuentes consultadas, el Gobierno de Sánchez parece dispuesto a aflojar el mando único, horizontalizándolo hacia las comunidades autónomas y enfocarlo desde la coordinación y la cooperación. Aunque esto lo viene diciendo desde hace semanas, sin que las comunidades autónomas lo hayan percibido así.