bilbao - El sector oficial de Eusko Alkartasuna intenta cerrar la puerta de la crisis interna, mientras los críticos empujan desde el otro lado. La nueva secretaria general, Eba Blanco, da por finiquitado el proceso de elección aunque los críticos no la reconozcan como líder ni lo vayan a hacer mientras no se pronuncie la Comisión de Garantías. Blanco protagonizó ayer su primera comparecencia tras haber sido proclamada como secretaria general por el Comité de Organización Electoral, pero sin que la Comisión de Garantías se haya llegado a pronunciar sobre el recurso de los críticos contra la anulación de la candidatura de Maiorga Ramírez. El aspirante quedó descalificado y Blanco quedó proclamada como candidata única, sin someterse a la votación de las bases. Blanco dio por concluido el procedimiento, dijo que está zanjado, y que se siente “absolutamente legitimada”. Dijo que su proclamación está “ratificada” por la Asamblea Nacional del partido y cuenta con el respaldo de “muchos afiliados y de los órganos de EA”. “El procedimiento está zanjado; ha terminado”, llegó a decir. El cansancio del sector oficial con esta polémica que le desgasta es evidente, y va a intentar darle carpetazo, aunque sea en falso, para retirar el foco mediático de este asunto y resituarlo sobre la acción cotidiana del partido.

Ayer mismo se celebró la primera Ejecutiva nacional de Eba Blanco, aunque los críticos acudieron a ella, según las fuentes consultadas por DEIA dentro de ese sector, sin conocer el orden del día. El partido está roto. Los críticos siguen esperando a que se pronuncie la Comisión de Garantías, pero no saben cuándo ni en qué sentido lo hará. Todo depende ahora del ánimo de la Comisión de Garantías y de si quiere poner sobre la mesa un pronunciamiento sobre este asunto ahora que Blanco ya está proclamada. Si diera la razón a Ramírez, EA entraría en un laberinto que solo podría solucionarse con una convocatoria extraordinaria de su asamblea nacional para decidir si repite el proceso y celebra unas primarias. Pero los críticos no tienen ahora ningún instrumento más para forzar un pronunciamiento. Solo les queda esperar.

En su comparecencia en Gasteiz, Blanco dijo que ha habido “mucho ruido, demasiado”, y que ha “soportado mentiras e insultos, a veces incluso en el plano personal”. “Han perjudicado gravemente la imagen de EA”, dijo. Se fijó como reto “recomponer las relaciones que se han descosido”, y dijo que “todos” son necesarios en el partido.

La Comisión de Garantías tenía sobre la mesa el recurso de los críticos contra la anulación de la candidatura de Ramírez. Pero el sector oficial pidió, a su vez, que se inhiban dos miembros por ser avalistas o familiares de avalistas de Ramírez. Este órgano ha tenido pronunciamientos proclives a los críticos en los últimos tiempos, mientras que el Comité Electoral, el que ha proclamado a Blanco, se considera afín a la dirección. Los críticos exhiben los 400 avales de Ramírez (no logró los suficientes en Iparralde porque parte de ellos fueron anulados), frente a los 60 de Blanco, así como el respaldo del fundador Carlos Garaikoetxea, y los coordinadores en Gipuzkoa, Araba y Nafarroa. Ayer mismo, Arnaldo Otegi consideró en Radio Euskadi que las críticas de Garaikoetxea sobre el peso de EA en la coalición EH Bildu son “injustas”.

Los dos sectores se verán el miércoles de la semana que viene en tribunales por el expediente a los críticos que dieron la rueda de prensa.