BILBAO -Manuel Marchena dejó ayer constancia del “disgusto” que le ha producido que se sepan ya algunas partes de la sentencia que se hará pública al parecer mañana. En una conversión informal con los periodistas en los corrillos del Palacio Real, el presidente de la sala del Supremo encargado de juzgar el 1-O, se negó a confirmar o desmentir ningún extremo porque la resolución no está firmada aún por todos los magistrados ni se ha notificado a las partes.

El juez avisó de que un fallo “no está terminado hasta que lo firma el último”, pero no fue más que una manera de salir del paso de su fracasado intento de evitar este tipo de filtraciones. Durante la tradicional recepción de Felipe VI y Letizia Ortiz, Marchena evitó enseñar cualquier otra sensación respecto al dictamen porque a su juicio sería confirmar el veredicto, lo que sería una “insensatez”.

Por su parte, la defensa de Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull expresó su “total asombro ante la supuesta filtración” del fallo. Acusó de la misma al propio Tribunal Supremo “a determinados medios de comunicación” en lo que definió como “una falta de respeto a los acusados y sus familias” y una “flagrante vulneración del secreto de las deliberaciones”, que está regulado, recuerda, en el artículo 233 LOPJ.

Por todo ello, la defensa avanza que “de confirmarse en sentencia las filtraciones comentadas”, se reserva el derecho a interponer “la oportuna denuncia ante el CGPJ”. - I. S. M.