GASTEIZ. ¿En qué medida la incertidumbre política en España afecta a Euskadi desde el punto de vista de las inversiones, los traspasos de competencias o el desarrollo estatutario? ¿Es una situación grave?

-La parálisis institucional siempre es mala para la estabilidad, para generar empleo y riqueza, para que haya inversiones y consumo, y en ese sentido es sorprendente la imposibilidad de formar gobierno, y sobre todo el hecho de que es la repetición de una historia que ya se vivió hace dos o tres años. Esto se agrava en el caso de Euskadi, porque el Parlamento aprobó por gran mayoría la exigencia al Gobierno de fijar un calendario de transferencias y acordar su traspaso, hubo dos acuerdos con dos gobiernos para cerrar este acuerdo, empezaba a rodar el traspaso con algunas, con sus problemas, y nos encontramos otra vez en la parálisis. En estos momentos no hay ministra de Administraciones Públicas, hay un ministro, también en funciones, que hace su trabajo, pero no es serio.

¿Y en el cierre de un acuerdo presupuestario? ¿Lo que ocurra en Madrid puede afectar a la política de alianzas en el Parlamento Vasco?

-El hecho de que en ningún momento estemos sin un horizonte electoral a corto o medio plazo hace que todo el mundo mire de reojo al contrario, sin disposición a encarar una negociación abierta y sincera. Aquí, en estos tres años de Gobierno de PNV y PSE hemos sido capaces de, a pesar de la tormenta política en España, ir cerrando acuerdos y poniendo en marcha los planes estratégicos, las medidas comprometidas en el programa o el calendario legislativo, y sin mayoría. Sin embargo, indudablemente todo esto condiciona la situación, y sobre todo a los partidos de la oposición.

¿Es este año el escenario más halagüeño que en 2018? Podemos muestra una mayor predisposición al acuerdo.

-Uno no sabe en estos casos, hasta que no avanza el tiempo, si es simplemente una pose para no cargar con el sambenito de estar a la contra, para no escenificar ese tripartito de la oposición que hemos señalado tantas veces; o realmente hay una voluntad de explorar. El año pasado ya conocimos una ficción por parte de EH Bildu, cuando se frustró algo que para nosotros parecía una negociación sincera. O no hubo voluntad o hubo un miedo escénico a visualizar un acuerdo con el PNV. No lo sé, es verdad que la música de Podemos es diferente, pero hay que esperar a ver cómo va el concierto y si empieza a desafinar o no.

¿Y el PP?

-El PP está en una situación en la que no es capaz de fijar un sendero, una estrategia, está sin norte, en un proceso de residualización continua, y no acaba de encontrar la vía, si se enfrenta radicalmente al Gobierno y se ata a ese tripartito de la oposición, o si se presta a superar el duelo de la moción de censura y negociar. No se le ve con la suficiente fortaleza de espíritu como para encarar un proceso de negociación.

¿Espera un PP más moderado en Euskadi tras la convención anunciada para septiembre?

-Una cosa son las declaraciones públicas de sus líderes en Euskadi y otra son los hechos, las decisiones que toma a nivel del Estado español, cerrando pactos con Vox, normalizándolo, cuando en cualquier país europeo los partidos democráticos arrinconarían electoral e institucionalmente a la extrema derecha. Aquí se le da carta de naturaleza, cuando no se compite por ver quién se queda con ese espacio político. Los nombramientos de la nueva ejecutiva y de los responsables parlamentarios no dan pie a creer que esa voluntad que manifiestan sus líderes en Euskadi vaya a ser posible. Veremos si esa convención es una operación cosmética o no, veremos qué fortaleza tiene Alfonso Alonso en el PP en España.

¿Estaría dispuesto el Gobierno vasco a adelantar los comicios si no encuentra apoyo para sacar adelante las Cuentas?

-Ya estamos en prórroga presupuestaria, tenemos unas cuentas expansivas a las que se añadieron unas medidas presupuestarias que permitieron utilizar los excedentes para mejorar las condiciones de los funcionarios o materializar determinadas inversiones. La acción del Gobierno continúa y es positiva, y los ciudadanos lo perciben así, no hay más que ver los resultados del último Sociómetro. No contamos con no aprobar el Presupuesto, pero no hacerlo no supone un drama. Estamos en el último año de Gobierno y con vocación de cumplir con los compromisos electorales, como el de rebajar el desempleo por debajo del umbral del 10%, algo que ya se ha conseguido.

¿Contempla la posibilidad de que haya unas nuevas elecciones en España? ¿Ve a Sánchez dispuesto a asumir ese riesgo?

-Jugar con la variable de una repetición electoral por segunda vez en tres años es una barbaridad. Se traslada a la empresa, a los inversores y a la propia ciudadanía el mensaje de que esto es un cachondeo, de que no hacemos nuestro trabajo y si las cosas no salen como queremos volvemos a tirar la pelota. Esto pervierte la democracia, y así pasa que la ciudadanía ve la política como uno de sus principales problemas. Además, hay muchos ejemplos en Europa de presidentes que han adelantado las elecciones pensando que electoralmente el momento era propicio y se han visto estrellados. Aquí el riesgo es que el tripartito de la derecha pueda estar cerca de conseguir la mayoría, eso sería un drama para Euskadi y su autogobierno. Nosotros seguiremos exigiendo al PSOE y Unidas Podemos que desbloqueen esta situación. Aquí lo hemos hecho en un tiempo récord en todas las instituciones. También se ha hecho en Navarra con una situación aún más complicada que la de España. Lo que hace falta es responsabilidad.

¿Vaticina una sentencia dura tras el juicio del procés

-He asistido y formalmente se ha dado la imagen de equilibrio y garantía en el proceso, pero en el fondo el procedimiento está viciado desde el inicio, desde la propia judicialización de un problema político, y en los pasos consiguientes, la tipificación del delito de rebelión, las medidas cautelares, con personas que llevan meses en la cárcel; la denegación de derechos fundamentales que hasta ahora se respetaron incluso con presos acusados de terrorismo. Yo he visto la participación de presos de ETA como candidatos a diputado general o lehendakari, con el mismo poder judicial que ha impedido tomar posesión a los eurodiputados catalanes. Quisiera creer en la libre absolución, pero sería inocente pensar que el Estado ha estirado tanto el chicle del Derecho para llegar ahora a esa libre absolución.

¿Podrá gobernar Navarra María Chivite durante cuatro años con unos apoyos tan heterogéneos y la feroz oposición que le espera?

-Será laborioso, los partidos del Gobierno se tendrán que empeñar a fondo y con vocación de colaboración. Es evidente que la oposición de la derecha y ultraderecha navarra va ser feroz, y la postura de EH Bildu está por ver. Hasta ahora los cuatro partidos que han firmado el acuerdo de gobierno en la Comunidad foral han mostrado una vocación sincera de acordar, y ese es el camino.