bilbao - La tensión entre el PNV y EH Bildu ha llegado a tal nivel en el debate del nuevo estatus de autogobierno, que Arnaldo Otegi salió ayer al paso del enredo ante el riesgo de que su coalición aparezca como la responsable de una eventual ruptura. En un artículo publicado en su blog, tras varias jornadas con el PNV y también Elkarrekin Podemos cuestionando su proceder unilateral por anunciar el registro de su propio articulado, el coordinador general de la coalición dio la vuelta a la polémica y acusó a los jeltzales de estar construyendo pretextos para romper su acuerdo de bases sobre el estatus.

Empleó un tono muy duro, y acusó al PNV de “prepotencia”, difundir “mentiras e insultos”, y referirse con “desprecio” a sus iniciativas, como parte de una “estrategia que quiere buscar excusas para no respetar las bases y principios acordadas entre PNV y EH Bildu”. “Quizás el verdadero problema es que a sectores cualificados en Ajuria Enea y Sabin Etxea no les gustan nada las bases y principios acordados y, sencillamente, tratan mediante la provocación y el insulto de que EH Bildu abandone el acuerdo y las tareas en la comisión. ¡No caeremos en esa trampa! Nosotros cumpliremos con la palabra dada a nuestro pueblo y estaremos hasta el 30 de noviembre en las tareas de la comisión. Sin insultos y sin mentiras. Y lo haremos cumpliendo las reglas de juego, respetando el plazo dado y siendo fieles al pacto que suscribimos con el PNV”, defendió.

Los últimos movimientos que ha realizado EH Bildu han erosionado la confianza que mantenía con el PNV en este debate. La relación entre ambos partidos, en un estado muy precario desde el fracaso de la negociación presupuestaria y la dimisión del consejero Darpón, atraviesa ahora por una zona de turbulencias en el nuevo estatus. El deterioro de la confianza ha sido tal en el último año que el presidente de la ejecutiva del PNV, Andoni Ortuzar, ya anticipaba en una entrevista con este periódico que nada le garantizaba que EH Bildu no fuera a tener una salida de “pata de banco” con el asunto del estatus. Durante la campaña de las elecciones municipales y forales, se cumplía el vaticinio de Ortuzar con el anuncio de EH Bildu de presentar su propio articulado ante la tardanza de los expertos designados por los grupos en traducir a un texto jurídico las bases pactadas con el PNV con el apoyo de Elkarrekin Podemos en el apartado social. A partir de ahí, la relación ha entrado en barrena con el cruce de reproches y el señalamiento directo por parte de la coalición abertzale al jurista del PNV, Mikel Legarda, como culpable de la prórroga al 30 de noviembre.

Ortuzar ha asegurado esta semana que ni se va a leer su texto y apostó por el consenso, en la medida en que los juristas tenían que buscar también puntos de conexión con votos particulares como el del PSE. La coalición se resitúa ahora ante el riesgo de aparecer como la responsable de una ruptura con el PNV. Los jeltzales interpretan que ha cometido un error de cálculo y que estaba marcando perfil ante un adelanto de las elecciones autonómicas que no se ha producido.

Otegi dijo que es EH Bildu quien “ha cumplido el mandato parlamentario” de llegar a junio con un texto, y que su actitud ha sido “responsable y constructiva”, para demostrar que “el tiempo dado a la comisión era suficiente para la elaboración del articulado”. Además, avisó de que la comisión de expertos, “con todos los respetos”, no puede suplantar las decisiones del Parlamento ni alterar el consenso con el PNV, sino que debe respetar las bases. Los jeltzales lo han interpretado como un intento de evitar que el consenso se amplíe, a pesar de que va a ser necesario para superar el trámite del Congreso de los Diputados.

Pero EH Bildu no ha querido negarse a la prórroga del 30 de noviembre. “Queriendo ser otra vez constructiva y responsable, a través de su representante manifestó su intención de no oponerse a una prórroga pero, eso sí, propuso que se fijara el 30 de septiembre para la entrega del articulado. No fue aceptada su propuesta porque, entre otras cosas, julio y agosto han sido declarados inhábiles por la propia comisión”, dijo Otegi.

La confianza ha quedado muy tocada en los últimos meses. Este mal clima aleja aún más la posibilidad de que los jeltzales se embarquen en una empresa en solitario con la coalición abertzale. Nunca fue esa su intención porque se necesitan más respaldos para no estrellarse en el Congreso, y el PNV no tiene ningún deseo de revivir la frustración del nuevo estatuto de Ibarretxe, aunque tampoco quiere perder el consenso con la izquierda abertzale, que hasta la fecha le parece importante porque supone incorporarla al debate estatutario.