BILBAO - Una sentencia que “resuelva el conflicto”. Fue la petición del abogado de Oriol Junqueras, Andreu Van den Eynde, en una jornada de conclusiones de las defensas en las que los letrados del exvicepresident, de Raül Romeva y Joaquim Forn admitieron que los acusados por el procés cometieron un delito de desobediencia, que no supone pena de prisión, considerando “absurda” la rebelión cuando en Catalunya solo se produjeron “tres casos de violencia”, que se ha “banalizado” por completo. Tampoco aprecian el alzamiento tumultuario que requiere la sedición, como tampoco se consumó independencia alguna, ni siquiera la malversación de fondos públicos. Lo acontecido fue “una desobediencia de manual” y el problema es que “se confunde la desatención a la Ley con la rebelión”. “Si la desobediencia puede derivarse de participar en un Gobierno en el que se dice que si hace falta se desobedecerán las resoluciones del Tribunal Constitucional, contra eso no puedo hacer nada. La trinchera de la desobediencia la cedo con gusto”, manifestó Xavier Melero, abogado del exconseller de Justicia. Los dos letrados reprocharon además al fiscal Javier Zaragoza su concepto de ”golpe de Estado”, una afirmación que “contamina” al fundamentarla en conceptos de “violencia normativa” o “violencia potencial” sin portar armas ni entrar en combate insuficiente para la rebelión.

“Lo que no se puede hacer es trivializar el concepto de violencia asociado a estos delitos porque es una falta de respeto a los muertos de todos los conflictos militares de la historia del país”, consideró Melero, mientras que Van den Eynde reivindicó el “desacuerdo monumental” entre la Fiscalía y la Abogacía para calificar los hechos, lo que demuestra que “no todo está tan claro”. Lo que sucedió el 1-O fue “una desobediencia de toda la vida”, de manera que a su entender lo que alegan las acusaciones no es más que una “falacia”, basada en “coger dos imágenes y montar una categoría” poniendo como ejemplo los vehículos de la Guardia Civil el 20-S: “Tenemos dos coches rotos y ellos hablan del Apocalipsis”. “Indignación, la que quieran. Violencia, cero”, enfatizó el letrado de Junqueras.

Melero se dedicó por su parte a desmantelar la pata de los Mossos en la supuesta rebelión como cuerpo armado al servicio del Govern hasta el punto de manifestar que “no existía el menor concierto entre el Govern y los Mossos”, acusados por la Fiscalía de contribuir al 1-O. “¿Qué debían haber hecho los Mossos ante una concentración de 40.000 personas frente a la Conselleria d’Economia? ¿Disparar a matar?”, suscribió, precisando que ningún cuerpo policial cumplió la orden del Constitucional. A su vez, ironizó sobre la dualidad de los Mossos para la Fiscalía, siendo a veces prueba de cargo contra el Govern y otras partícipes de la rebelión, “un delito que pone en jaque al Estado” y que no tiene cabida para Melero. No solo porque no se produjo la violencia que el tipo penal implica, sino porque no hubo declaración de independencia “digan lo que digan” ya que “el Gobierno de la Generalitat no tenía capacidad para imponer por la fuerza ningún marco normativo” y ese supuesto alzamiento no fue tal cuando el Ejecutivo español que lideraba el PP solo contempló como solución al conflicto el artículo 155, que fue acatado por la Generalitat.

Van den Eynde reprochó a las acusaciones que apliquen el Código Penal a la “disidencia política” y persigan una “ideología”. “Me voy a saltar lo que viene de malversación”, añadió, censurando la falta de pruebas.